Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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De manera inesperada la policía italiana exigió abrir las maletas diplomáticas ecuatorianas durante un procedimiento aduanal de rutina en el aeropuerto de Milán. Representantes de la compañía TNT EXPRESS
WORLDWIDE SPAIN responsable del embarque, advirtieron a los funcionarios que prestaran atención al hecho que los sellos colocados a las maletas por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador estaban intactos pero se abstuvieron de hacer una protesta. Del mismo modo, los diplomáticos ecuatorianos que tenían la impresión que se estaba gestando una provocación, reaccionaron con cautela en la esperanza de impedir una escalada. Mientras tanto los agentes policiales abrieron un total de diez cajas con precintado diplomático desde donde extrajeron frascos de plástico de doble pared e inmediatamente anunciaron la sospecha que el espacio interior estaba lleno de cocaína líquida.
La información en torno al incidente –noticia sensacionalista que la policía italiana había atrapado a diplomáticos ecuatorianos in fraganti y habían descubierto 80 frascos cargados con 40 kilos de cocaína, neutralizando así todo un canal de suministro de estupefacientes desde América del Sur hacia Europa—de inmediato se filtró a los medios. Indudablemente que el tubazo fue lanzado a priori sobre la base de información seria acerca de dónde encontrar la droga y cómo estaba disfrazada, pero la policía italiana no dio detalles. La inevitable impresión fue que los hechores habían estado desde un comienzo bajo vigilancia y al Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador le tomó tiempo y esfuerzos configurar el cuadro de lo que estaba pasando.
Los frascos de plástico junto con otros enseres de teatro estaban siendo transportados a pedido de Cristián Loor, director de una compañía teatral ecuatoriana que pensaba montar el show “Ruga la Tortuga” en Milán. Loor explicó que él solicitó el embarque de los equipos por vía diplomática para evitar el trámite aduanal y aseguró que el espectáculo contribuiría para atraer turistas hacia Ecuador y adelantar la agenda del país en torno a la protección ambiental. Los frascos de promoción llevaban grabado el logo de la compañía y fotografías de las tortugas únicas de las Islas Galápagos. A los frascos, en su mayoría de fabricación china, se les pone un líquido refrigerante en su doble pared con el objeto de mantener la bebida fría y son de uso común el Ecuador. Lo misterioso del caso es quién llenó los frascos con cocaína líquida y qué organización planificó la trama.
Ricardo Patiño, jefe de la diplomacia ecuatoriana, señaló en respuesta, que por ahora es la investigación la que va a desenterrar toda la verdad. La idea de esconder estupefacientes en la valija diplomática, la cual es regularmente inspeccionada por la policía con canes entrenados para la detección de narcóticos o era un acto temerario o el producto de intenciones de largo alcance, siendo la razón más plausible la de socavar el prestigio del Ecuador. Evidentemente, lo anterior hace referencia a los objetivos perseguidos por la comunidad de inteligencia norteamericana y su maquinaria propagandística, considerando el hecho que el gobierno de Rafael Correa ocupa un lugar permanente en la lista de enemigos de Washington, al igual que el de Hugo Chávez. El gobierno norteamericano es alérgico a las ambiciones político sociales del Ecuador, país que busca la independencia real y no solo nominal y su adhesión al bloque del ALBA; estaba completamente abismado cuando el presidente Correa ordenó cerrar la base militar norteamericana en el país y ordenar la salida de la embajadora norteamericana Heather M. Hodges junto a un pelotón de agentes de la CIA y de la DEA acusados de interferir en los asuntos internos del Ecuador, promover un golpe de estado además de la masiva infusión de dinero a ongs y agrupaciones de oposición.
Pareciera que por un tiempo las relaciones entre Ecuador y Estados Unidos llegaron a una fase de parálisis, pero la explicación es puramente circunstancial: por el momento, el nuevo enviado de Washington a Quito, Adam Namm, está en vías de familiarizarse con lo que se va a enfrentar en su nueva plaza. Lo que aguarda el futuro es fácil de adivinar. La extensa ofensiva de Washington contra el gobierno de Rafael Correa seguirá su curso. El líder ecuatoriano advirtió hace unos meses que “fuerzas hostiles” están planificando derrocarlo y señaló que él no se entregaría sin combatir. Internacionalmente, el respeto por Correa está en alza y hoy en día figura en una cohorte de desafiantes líderes latinoamericanos agrupados en torno a Hugo Chávez. Cuando Chávez tuvo que reducir sus actividades debido a problemas de salud, Correa emergió como el campeón político del continente exigiendo reformas de fondo o la abolición de la Organización de Estados Americanos, OEA de manera entusiasta instó a sus colegas cancelar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR y equipar a UNASUR con su propio subsistema de defensa.
Para no poca indignación de Washington, el Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, Ricardo Patiño, está empeñado en poner en práctica estas iniciativas. La caracterización que hace Patiño del reciente escándalo de las drogas no dejó ninguna duda que él evalúa como una provocación de la comunidad de inteligencia norteamericana con ayuda de sus agentes en los carteles de la droga. La investigación ecuatoriana demostró que no hubo violación de parte del personal de la entidad diplomática que embaló el equipo embarcado hacia Milán. Aun más, es un hecho comprobado que las maletas pasaron por el procedimiento de inspección que incluye canes especialmente entrenados. El fiscal general de Ecuador, Galo Chiriboga, declaró que se abrió una investigación en torno a la posible complicidad del transportista TNT en el tráfico de la droga. La policía del Ecuador considera que es altamente probable que la droga haya sido introducida en el equipaje en algún punto del trayecto Guayaquil-Bruselas-Madrid-Milán que hizo el avión de TNT.
Una de las consecuencias de la guerra contra el terrorismo es que hoy en día las compañías aéreas tienen que operar bajo la estricta vigilancia ejercida por la comunidad de inteligencia occidental. Los propios aparatos de seguridad de las compañías interactúan con la CIA, DEA y sus parientes europeos, lo cual significa que las compañías cuentan con amplias oportunidades para mejorar sus agendas en el ámbito de la prevención del narcotráfico o en la política internacional a través de la cooperación.
También debemos tomar en consideración que los opositores de Correa en ocasiones ejercen cargos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, consulados, etc. La CIA trabajó durante décadas construyendo una maraña de agentes en las instituciones y fácilmente puede forjar sellos y firmas cuando se necesita introducir cocaína en una valija diplomática. Los frascos por un valor total de 300 dólares pudieron comprarse en Quito y, según lo verificaron técnicos expertos ecuatorianos, reemplazar el líquido refrigerante por el narcótico debe haberles tomado solo minutos. La policía ecuatoriana investiga el caso y ha puesto sobre la mesa un número de hipótesis acerca de quién coordinó e implementó la operación. No escapó a los observadores en Ecuador que el Sr. Timothy Zúñiga-Brown, segundo jefe de la misión norteamericana en el país desde el 2011 quien tiene un largo historial de servicio en los departamentos de las embajadas que combaten el narcotráfico en las Bahamas y por tanto pudo haber contribuido fácilmente su experiencia a la operación. Los expertos ven también a Luis G. Moreno, segundo jefe de la embajada norteamericana en Madrid como un posible coordinador en la conspiración. El historial personal de Moreno en la lucha contra el narcotráfico incluye a países como Perú, Nicaragua, Colombia (dos misiones) Panamá, Haití y México. Las antiguas y actuales potencias colonialistas tienen intereses comunes en América Latina y se sabe que las agencias españolas de inteligencia están en estrecho contacto con la CIA y la DEA especialmente cuando se trata de gobiernos populistas.
El ministro Patiño dice que las preguntas que emanan del contexto del caso de la droga, aun permanecen sin respuesta y que en algunos casos, problemas similares toman décadas en resolverse. No obstante, resulta inmediatamente obvio qué intereses se perseguían cuando estalló el escándalo. Actualmente se encuentran detenidas siete personas, entre ellas Redrobán Quevedo, dueño de un restaurante frecuentado por ecuatorianos residentes en Italia y el director de la compañía, Cristián Loor. Se sospecha que la lista también incluye al ciudadano norteamericano Jean Paul Flores quien no fue mencionado en los últimos informes pero en ellos se menciona a un ciudadano cubano quien podría ser el mismo Flores con su reseña personal editada por razones políticas.
Los medios pro norteamericanos con frecuencia publican fotos de Quevedo y Loor charlando animadamente con la hermana del líder ecuatoriano, Pierina Correa, implicando así a la familia del presidente del Ecuador lo cual podría ser el propósito final del asunto. Por su parte Pierina Correa sostiene que de manera rutinaria ella se reúne con ecuatorianos emigrados por todo el mundo y que no tiene vínculos específicos con los dos antes mencionados y que está a disposición para hablar con la policía al respecto.
La oposición ecuatoriana y figuras de los medios que se destacan por sus conexiones ideológicas y transacciones financieras con la embajada de Estados Unidos, rápidamente aprovecharon la oportunidad para exigir una investigación más profunda en torno al escándalo. Una concentración con consignas llamando a la destitución del ministro Patiño y lanzando tiza en polvo simbolizando la cocaína, se llevó a cabo frente al Ministerio de Relaciones Exteriores. Se trata de un escenario en desarrollo bastante típico de la CIA y de la DEA y constituye una inmejorable ilustración de los objetivos que están detrás del escándalo que involucra a Ecuador, frascos de plástico y cocaína.
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