En verdad, no sé quién es Assange, cuál su ideal, cuál su intención política de haber creado WikiLeaks, qué ambición personal le asiste para ello, quiénes andan detrás de la publicación de tantos documentos, de qué manera hizo que el soldado –hoy víctima de las injusticias imperialistas- para que le entregara los materiales que publica… y otras cosa más. Lo que si sé, y todo indica que no es ni maniobra ni escaramuza, es que Assange es una presa demasiada codiciada por el Estado estadounidense, es decir, por el león. El tigre (el Estado británico) y el lobo (el Estado sueco) lo que hacen es servir de polizontes en la persecución del gallo que viene siendo Assange. Por esa simple razón el gallo merece la solidaridad de quienes creemos que el imperialismo no sólo es el enemigo principal de la humanidad sino, igualmente, que hay que lograr derrotarlo para darle “cristiana” sepultura.
Al imperialismo poco le importa un pito que lo denuncien, que le publiquen documentos que comprueban sus crímenes de lesa humanidad, sus violaciones a los derechos humanos y al derecho a la autodeterminación de otras naciones como a sus políticas guerreristas. Eso no le importa, porque sin esos actos no podría sostenerse mucho tiempo en el poder y en el dominio del mundo. Lo que sí le importa al imperialismo es joderse en cada persona, en cada gobierno, en cada organización política o en cada clase que pretenda disputarle poder. El silencio de los explotados y oprimidos es una rica fuente de sostenimiento del poder por parte del imperialismo. A éste, aunque mucho no le importe, le saca de quicio que alguien ande divulgando lo que el imperialismo es el único con potestad para decidir cuándo divulgar. Assange ha violado esa regla y un soldado estadounidense, se presto para ello. Eso, para el imperialismo, es altísima traición que merece la sentencia de muerte. Lo que no es capaz de comprender el imperialismo es que hay muertes que le hacen mucho daño a las políticas de su gobierno y que van mermando su poderío. Si matan al soldado y a Assange, lo pagarán muy caro, aunque eso no sea la derrota definitiva de su emporio. Si por ejemplo, el soldado que está preso en Estados Unidos fuese condenado a la pena capital y fuese ejecutado en este momento, Obama perdería con un porcentaje de impopularidad que lo obligaría a execrarse por sí mismo y para siempre de la política.
La Secretaria de Estado de Estados Unidos y, al mismo tiempo, del imperialismo capitalista más poderoso del planeta, la señora Clinton, ha hecho uso –en varias oportunidades- de todas las artimañas habidas y por haber para considerar que la divulgación de los documentos secretos del espionaje estadounidense o de las perversidades que cometen en el mundo es un atentado contra Estados Unidos, es poner en peligro la seguridad estadounidense, es colocar en bandeja de plata a algunos personas o instituciones que trabajan a favor del espionaje estadounidense. Perogrulladas, al fin y al cabo, pero que son aceptadas, como válidas, por unos cuantos mandatarios que se han solidarizado con la posición de la Casa Blanca. Y si dicen lo contrario, caen en desgracia con el gobierno estadounidense.
Ahora, en honor a la verdad y en relación con ciertos mandatarios, no están desacertados o no son calumnias los dictámenes o conclusiones que se expresan en algunos documentos secretos del imperialismo estadounidense. ¿Acaso es falso que el expresidente Sarkozy se considerara un emperador sin la capota de Napoleón? ¿Acaso que la Canciller alemana no es realmente un personaje político sin creatividad? ¿Acaso al exprimer ministro italiano, Berlusconi, no es un asiduo bonchón escandaloso? ¿Acaso el presidente Putin no es despótico o autoritario, aunque faltó agregarle apasionado anticomunista? ¿Acaso el expresidente Zapatero no se jactó de decir que es socialista, aunque el informe estadounidense debió agregarle la palabra: farso, Parece que, a los comentarios clandestinos en la Casa Blanca, no escapan los presidentes de China y Corea del Sur, ni los primeros ministros de Japón y de Inglaterra, pero las razones económicas –especialmente de comercialización con China y Japón- son muy poderosas para que la Casa Blanca se ponga a hablar tantas güevonadas de quienes le sacan las patas del barro.
Sin embargo, así lo creo, la importancia de los documentos publicados por WiliLeaks no está en descripciones de las características de los gobernantes en el mundo sino, en hechos bochornosos, perversos, denigrantes de la política del gobierno estadounidense que llenándose la boca de ser el más democrático del mundo, el que más garantiza las libertades públicas y respeta los derechos humanos en el planeta, legitima y avala toda clase de torturas, de genocidios e intervenciones militares generando muertes, dolores, miserias y traumas en poblaciones casi enteras. Esa es la verdad de todas las verdades de este tiempo. WikiLeaks: se convirtió en un bochorno para la diplomacia secreta capitalista. Por eso quieren la cabeza, el tronco y la extremidades de Assange.
Assange es australiano y el gobierno de Australia, creo, no se ha atrevido sacar la cara por su conciudadano siendo su deber patrio. No, para el Estado australiano valen más las buenas relaciones con el imperialismo estadounidense que el sufrimiento y las necesidades de sus pobladores. Mientras que los Estados de Inglaterra y de Sucia gozan un bolón y parte de muchas más con servir de polizontes para capturar a Assange y ponerlo en manos de los verdugos gringos. Por eso debemos felicitar al gobierno del camarada Rafael Correa que ha concedido asilo a Assange. Y en Ecuador, si dejan que Assange llegue con vida, habría que crear un búnker para defenderlo de los múltiples intentos que hará el león y sus epígonos para secuestrarlo y llevárselo a Estados Unidos como hizo el gobierno francés de hace años con el camarada venezolano Ilich Ramírez.
Que ahora, el imperialismo estadounidense, con la complicidad del gobierno sueco, del inglés y de otros, declare que el publicador de los documentos secretos de la diplomacia de Estados Unidos sea un violador de mujeres que debe ser capturado en cualquier parte en que se encuentre para ser juzgado y condenado, demuestra, una vez más, de todo lo que es capaz para deformar verdades y acometer perversiones contra toda persona que deje de guardar silencio y denuncie sus crímenes de lesa humanidad. ¿Qué puede interesarle al Estado estadounidense si Assange violó a una o varias mujeres en Suecia cuando los soldados estadounidenses tienen un largo, penoso y bochornoso expediente o historial de violadores de mujeres en el mundo y nunca han sido juzgados por la injusta “administración” de justicia estadounidense?
Ya fue anunciado que el tigre (mejor dicho: su gobierno británico) negará el salvoconducto de salida a Assange. El lobo (gobierno sueco) insiste en su captura. Y el león enseña sus dientes y garras pidiendo a gritos que lo quiere vivo para desplumarlo, despresarlo y hacer su sancocho para comerse al gallo y deje éste, para siempre, de andar en eso de quiquiritiando con los documentos secretos del Estado estadounidense. ¡Viva Assange! ¡Abajo el imperialismo!