La imbricación en suramérica
tiene sus orígenes en el Congreso Anfictiónico de Panamá, cuando
el Padre Libertador giró instrucciones al Gral. Francisco de Paula
Santander para que reuniera una flota naval y recursos militares que
permitieran liberar Cuba y Puerto Rico. Como sabemos, esa iniciativa
fue abortada por los EE.UU., quienes solapadamente torpedeaban al decadente
imperio español, bloqueaban las pretensiones británicas de mantener
su posicionamiento en la Región y desarticulaban también, cualquier
iniciativa contraria a los designios plasmados en la Tesis Doctrinaria
del Monroísmo: “América para los Americanos”.
De allí en adelante
y luego del asesinato del “Abel de América”; el repliegue táctico
de otros próceres; el fallecimiento del Padre Libertador; la dispersión
sumada a la traición política y económica, se terminó posesionando
de los territorios nacionales y continental, una propuesta desintegradora
-en términos del Proyecto Bolivariano-, que permitió a la nueva clase
dominante en cada uno de los países emergentes, impulsar iniciativas
apegadas a intereses coloniales, primero europeos luego norteamericanos,
que mantuvieron por mucho tiempo a los Pueblos y gobiernos de la Región
subsumidos a planes asociados a intereses extranjeros de dominación.
En el siglo precedente
surgieron proyectos apuntalados dentro de la “Tesis de las Relaciones
Centro Periferia”, coaligados con actividades subordinadas a principios
foráneos que determinaban el devenir histórico de la Patria Grande.
De allí que sin temor a equívocos, afirmamos que todas ellas, hasta
la aparición de La Alba, Unasur y La Celac, son enunciados de un modelo
de integración hermanado a expresiones radicales, como el neoliberalismo,
que a juicio de sus mentores serían la vía para redimir los problemas
de la humanidad.
El crack originado en
EE.UU. y que como tsunami tocó el resto del mundo, nos indica
la urgente necesidad de modificar estructuras supra nacionales que solo
garantizan la consolidación de patrones neo imperiales y dependientes;
infelizmente, algunos en forma aislada y sin comprender en su justa
dimensión el escenario mundial emergente, persisten en intentos -cuasi
ingenuos- de transformar su contexto en forma individual, sin comprender
que el problema de impulsar propuestas para la emancipación pasa por
su observación holística.
La situación mundial
y la geopolítica que se dibuja consecuencia de las nuevas expresiones
de lucha social producto de la crisis del capitalismo y la nueva división
internacional de éste, tira por tierra la teoría del fin de la historia
y el pesimismo de la unipolaridad, colocando nuevamente en el tapete
la disyuntiva de “socialismo o barbarie”; para lo cual si se quiere
forjar una Patria Grande con unidades sólidas a su interior, hay que
impulsar voluntariamente preceptos que aparten definitivamente del glosario
vigente, visiones utilitaristas enmarcadas dentro de la corriente filosófica
positivista e incluso maltusiana, que solo permiten afianzar estándares
por parte de quienes controlan el poder mundial a través de sus pares
nacionales. Es por ello que los poderes fácticos trasnacionales buscan
coartar toda iniciativa que contraríe su voluntad.
Dado el impacto de instancias
como la CAN; MERCOSUR; CARICOM; MCCA; G-3; PACTO DE SAN JOSÉ; CONTADORA;
G-RÍO; ALCA y TLC, urge evaluar su vigencia a la luz del nuevo derrotero
histórico que en lo político-económico, militar, social y cultural,
emerge contemporáneamente.
Afirmamos que después
de las fallidas ofertas de Integración concebidas con posterioridad
al Congreso Anfictiónico de Panamá, hoy nacen novedosas promesas que
expresan positivos compromisos con base a la complementariedad, solidaridad
y participación protagónica, estimulando de manera firme la autodeterminación,
la soberanía nacional y la Justicia Social Internacional en el cuadro
de un esquema Multicéntrico y Multipolar cuyo éxito provendrá no
solo de sus pragmáticos resultados materiales sino también, del balance
positivo que se haga sobre la filosofía de vida que en él subyace.
En ese sentido, es preciso prestar atención sobre las razones reales
que soportan su creación; el momento histórico de su instauración;
los factores de poder vinculados a su nacimiento; los actores sociales
involucrados y grupos de interés realmente favorecidos (nacionales
y extranjeros), de estas instancias supra nacionales implementadas.
Sostenemos que los procesos
de unión se desvirtúan cuando quienes los patrocinan desde el exterior
y promueven a lo interno, lo hacen en función de beneficios adversos
a las naciones que los adoptan.
Finalmente, el estudio
histórico sobre los vigentes mecanismos de integración, revela sobre
sus debilidades lo que atenúa las posibilidades reales de futuros éxitos;
de allí que sostengamos, que el modelo más exitoso será aquel que
permita desde su interior, resolver la disyuntiva existencial de los
Pueblos y Naciones, sin afectar su descuello cultural.
monlan2001@yahoo.com
(*) Politólogo e Internacionalista Venezolano
Magíster en Seguridad y Defensa