La culminación de la III Cumbre de Jefes de Estados y de Gobierno de los países miembros del Foro de Cooperación Africa y América del Sur, conocido como ASA, reflejó un gran triunfo geopolítico para estas dos regiones fundamentales de la naciente arquitectura mundial, en momentos en que los centros del viejo poder colonialista y el imperialismo norteamericano conspiran y promueven acciones dirigidas a reconquistar su antigua hegemonía sobre estas partes, hoy insumisas, de la geografía terrenal.
La presencia de representaciones de 60 delegaciones de Estados de América del Sur y Africa para debatir asuntos relacionadas con el nuevo orden democrático internacional, la cooperación de los sures en materia financiera, turismo, educación comunicaciones, inversiones, ciencia y tecnología e intercambio cultural de pueblos con grandes afinidades culturales, hicieron de este cónclave una de las reuniones más importantes de las que se han producido en los últimos tiempos a nivel internacional al reafirmar la visión anticolonialista, soberanista, pacífica y cooperativa de la integración y unión de estas dos partes del llamado Tercer Mundo, que persisten, después de la reunión fundacional realizada en Nigeria (2006) y a su continua en Margarita, Venezuela (2009), promovida por el comandante Chávez.
Pero particularmente, debe reconocérsele al gobierno bolivariano de Venezuela y, en particular, al Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, al Vicepresidente Nicolás Maduro Moros, al canciller Elías Jaua Milano y al Viceministro para Africa del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, el profesor Reinaldo Bolívar; el esfuerzo y el tesón puesto desde la Secretaría Permanente de ASA (la cual le fue ratificada a Venezuela), para superar las serias dificultades que suponía la realización de ésta III Cumbre, luego de la agresión imperialista, sionistas y otanista contra Libia y el asesinato de su líder Muhammar Al Gadaffi, que impidió la realización de tal reunión en la ciudad de Trípolí en el año 2011 y los efectos de los conflictos políticos internos y las intervenciones imperialistas en el Norte de Africa, las cuales crearon una situación que impidió la convocatoria de ésta importante reunión.
Pese a ello, la III Cumbre se realizó en la nueva ciudad de Sisipo, distrito de Malabo, Guinea Ecuatorial, dentro de un clima de confianza y voluntad de cooperación entre dos continente hermanados por la tragedia de la esclavitud impuesta por los bárbaros europeos y la colonización, genocidio, explotación y robo de las riquezas materiales y culturales de los pueblos de América del Sur y Africa, en los que se manifestó un importante esfuerzo para superar las distancias políticas y geográficas y centrarse en lo fundamental de la situación mundial: los efectos perversos que la crisis sistémica del Capitalismo en sus economías y la necesidad de fortalecer los lazos de cooperación entre los Estados miembros para impulsar el desarrollo y el bienestar de sus pueblos.
Sin embargo, pese a que el mismo presidente guineano ecuatorial, Obiang Nguema Mbasago, en la misma sesión inaugural del evento solicitara a las delegaciones presentes extender las participación de la Diáspora Africana asentada en los Estados Insulares del Caribe, en coincidencia parcial con el llamado del mártir Muhammar Al Kadaffi, hecho en la II Cumbre celebrada en la isla de Margarita, tal solicitud fue “diferida”, a solicitud de algunas delegaciones, lo que excluye temporalmente de este mecanismo de integración a una región que, por el origen de su población y de su martirizada historia de esclavismo, colonialismo y explotación capitalista, debe ser considerada parte necesaria e inseparable del proceso de integración de Nuestra América y la Madre Africa.
Esta decisión de diferimiento pareciera reflejar, en lo fundamental, la existencia de persistentes reservas de algunos gobiernos de América del Sur sobre la integración con los Estados insulares del Caribe Oriental, vistos como una posible carga financiera y freno al proceso de integración que hoy se desarrolla entre las dos regiones y, el temor a los efectos de una correlación de fuerzas que profundizaría el dominio cuantitativo de Africa sobre el mecanismo de ASACOF, en detrimento de América del Sur.
Sin embargo, es importante destacar que también pudieran existir elites gobernantes en los Estados Insulares del Caribe Oriental que no tuvieran interés de incorporarse a este mecanismo de integración, sea por el dominio de la mentalidad colonial que los mantiene conectados con el “Primer Mundo”, relativizando sus nexos históricos y culturales con Africa y su actual acercamiento a América Latina en el marco de la CELAC, como por presiones geopolíticas de las viejas potencias coloniales y, particularmente el gobierno imperialista de los Estados Unidos de América que ve, en el desarrollo de ASA, el fortalecimiento del multilateralismo y de la visión multipolar y multicéntrica que viene desarrollándose alinterior de las organizaciones de Estados de mediano y pequeño desarrollo, como el Movimiento de Paises No Alineados, el Grupo de los 77, la Unión Africana, UNASUR, CELAC, entre otros.
En todo caso, retardar la incorporación de los pueblos y Estados del Caribe del mecanismo ASA, priva a esta organización internacional de una conexión natural entre Africa y América del Sur y, además, limita las posibilidades de seguir trabajando por la definitiva y total independencia de estos Estados sobre los cuales sigue gravitando la acción colonialista de los centros capitalistas de poder, particularmente sobre aquellos pueblos insulares todavía sometidos a la más abyecta e inaceptable condición colonia y cuya conexión con el mecanismo de integración ASACOF, al ifgual que en el caso de la CELAC, es fundamental para que puedan alcanzar su total y definitiva Soberanía e Independencia.
yoelpmarcano@yahoo.com
