Dicen algunos estudiosos de la obra y el pensamiento del expresidente y ya fallecido don Luis Herrara Campins que él fue el que popularizó ese dicho que dice: “Perro que no conozco: no lo jorungo el rabo”. El Pueblo Avanza (EPA) publicó el año pasado un libro titulado “Los sucesos del Medio Oriente merecen profunda reflexión”, donde se hizo un análisis internacional tomando como referencia que su centro neurálgico, para ese momento, era la situación en varios países del Medio Oriente o árabes donde la influencia del islamismo es potencialmente súper abundante. Y uno de esos países, sin duda alguna, era Egipto que hoy vuelve a la palestra pública por el golpe de Estado que depuso, en tiempo récord, al Presidente Mohamed Mursi, miembro de la Hermandad Musulmana (HM). La esencia del libro o su conclusión final es que en el Medio Oriente podían caer muchos gobiernos, surgir otros, abrir espacios democráticos o lo que fuera pero nanay-nanay de Revolución Socialista como tampoco de primavera o de invierno o de verano o de otoño. Más bien, se podría decir, de sequía revolucionaria proletaria.
El golpe de Estado lo dio el Ejército o la Fuerza Armada de Egipto. Algunos importantes intelectuales de la izquierda en el mundo opinaron sobre los sucesos egipcios. Los leí cuidadosamente y me parece que existe contradicción en lo que dicen, por un lado, Dieterich y, por el otro, Petras. El primero dice, por ejemplo, que Mursi se volvió “… cada vez más sectarista (islamista), y, el 15 de julio se convierte abiertamente en peón del proyecto anglo-zionista…” y el segundo sostiene que es un absurdo considerar el golpe militar como democrático aun cuando no hace alusión alguna de reconocer a Mursi como revolucionario o verdadero demócrata.
En verdad, como están las cosas y las luchas en Egipto, no me atrevo a meter mi cuchara en ese zaperoco de sancocho de carnes y verduras políticas, ideológicas y religiosas aunque los intereses económicos privados sigan primando. Muchos misterios religiosos le imprimen, unas veces, demasiado color a la política en Egipto o en otras naciones árabes y, en otras, la política emborrona los preceptos religiosos de mucho economicismo. Misterios que no descifro. Por eso digo que perro que no conozco: no le jorungo el rabo. Sin embargo, hay unas cositas, posiblemente detalles, que sí me llaman la atención no para jorungarle el rabo al perro que no conozco pero sí para tratar de pasarle la mano por la cabeza sin que me muerda.
El Gobierno de Estados Unidos ha solicitó la libertad inmediata del Presidente depuesto o derrocado. Obama pidiendo la libertad de un “enemigo” suyo o del imperialismo estadounidense no es creíble, no debe ser sincero. Algo tiene bajo la manga el moreno Presidente de Estados Unidos. Demasiada hipocresía alberga en sus cortas y maquiavélicas ideas sobre el mundo. Si lanza un elogio es porque cien malas intenciones tiene programadas en alguno de sus bolsillos. Si el señor Obama fuese un político y Presidente que en verdad luchara por el respeto a los derechos humanos, antes de pronunciarse por la libertad de Mursi, debería poner en libertad a los cuatro héroes cubanos que todavía están injustamente encarcelados en Estados Unidos. Eso es un abc de la justicia, de la democracia con igualdad de oportunidades y, en gran sentido, defensa de la libertad. Bueno, el que quiera creerle a Obama que lo haga, es su responsabilidad pero nadie que conozca un poquitín de las perversidades imperialistas puede darle crédito a las palabras de Obama sobre democracia y libertad aunque sí cuando firma la orden de guerra estando ya sus mercenarios en el territorio escogido para la invasión.
Otro detalle que llama poderosamente la atención es que el golpe de Estado lo hace una Fuerza Armada profundamente reaccionaria, culpable de genocidios y crímenes de lesa humanidad, violadora de todos los derechos humanos del pueblo egipcio, sostenedora de gobiernos autocráticos, enemiga de la libertad y de la democracia para el pueblo. ¿Cómo es eso que ahora es la gran defensora de la democracia y del derecho inalienable del pueblo egipcio a decidir su propio destino? Además, es responsable del genocidio que se acaba de cometer en Egipto.
Es inverosímil, por ejemplo, que los árabes y los demás islámicos no árabes hablen tanto de Alá, del profeta Mahoma, de su guerra santa, de su odio al imperialismo, de sus creencias en la justicia social y existen, por un lado, gobierno terriblemente reaccionarios, déspotas y criminales y, por el otro, guardan silencio sepulcral y no ejercen solidaridad cuando gobiernos imperialistas invaden países árabes o islámicos cometiendo todo género de tropelías contra sus pueblos. Por supuesto hay minorías que sí tratan de llevar a la práctica sus ideas o creencias en beneficio de sus pueblos.
Por eso y otras cosas más es que creo que cuando uno no conoce un perro no le jorunga el rabo. Es mejor esperar a los expertos en conocimiento de ese animal para poder uno dotarse de ideas de cómo tratarlo sin que nos muerda.