Yo: voto por Camila pero no por Bachelet

Camila es una joven que se hizo conocer mundialmente por ser la vocera de un movimiento estudiantil chileno que busca sacudirse del yugo de una educación completamente al servicio del capitalismo. No estoy hablando del Camilo del EPA. Este tendría que hacerse miles de cirugías para intentar parecerse físicamente a Camila la de Chile y jamás lo lograría pero, aclaro, nunca eso sería su finalidad. No señor. Es de la joven que ha cautivado buena parte de la opinión pública mundial por sus conocimientos, por su liderazgo, por su militancia comunista, por su participación o protagonismo en las luchas estudiantiles, por sus entrevistas demostrando claridad para exponer sus sueños que son los sueños de miles de miles de chilenos y ¿por qué no?: por su gran belleza física.

            Nada me he puesto a indagar sobre sus padres (Reinaldo Vallejo Navarro y Mariela Dowling Leal). No tengo ningún interés en hacerlo para votar por Camila en su aspiración a ser diputada del congreso Chileno. Sé que han dicho que fueron o son miembros del PCCH. Dicen, igualmente, que Camila vivió su infancia –una parte de su tiempo- en la comuna Macul y el resto en la comuna La Florida, donde reside actualmente. Los jóvenes que no la soportan, no sé de qué tendencias de pensamiento social serán, la critican y la denominan peyorativa o sarcásticamente como una “burguesa nina pija de papas y comunista de universidad”. Igualmente, le critican que viva en uno de los barrios ricos de Santiago desconociendo que su Padre ha sido actor y seguramente ha obtenido buenos dividendos o remuneraciones por sus actuaciones y poseer recursos económicos para haber adquirido una buena casa en un sitio agradable. Que se sepa ningún marxista verdadero ha llegado a decir que para ser comunista es obligatorio vivir en un barrio insalubre, sin cloacas, sin calles asfaltadas, sin servicios públicos o debajo de los puentes pidiendo limosnas. Sépase que Engels y Mehring fueron hijos de familias ricas y, por consiguiente, ricos y todo su caudal físico-intelectual se lo entregaron con profunda fidelidad a la lucha por el comunismo.  En este mundo existen demasiados  proletarios enemigos del socialismo y baste con echar una ojeada hacia el proletariado estadounidense, inglés, francés, alemán, japonés, ruso, chino. El día que ese proletariado se decida a hacer la Revolución no habrá obstáculo social que se lo impida pero eso, en este momento, es como buscar una aguja en un pajal.

Lo cierto es que Camila cautivó el mundo joven y hasta viejo por su protagonismo en las luchas estudiantiles en Chile exigiendo reivindicaciones que han sido negadas y rechazadas con represión desde el golpe de Estado que culminó con la muerte del camarada Salvador Allende, del cantautor Víctor Jara y a los días de don Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura. Llegó a ser Presidente (2010-2011) de la Federación de Estudiantes Chilenos. Se graduó de licenciada en Geografía y se dedicó desde joven a la política, siendo militante de las juventudes comunistas. En el año 2011 el movimiento estudiantil que lideraba Camila logró el apoyo del 77% de los encuestados chilenos y chilenas y ella, en lo particular, tuvo una aceptación de 68%. Luego, en una encuesta realizaba entre jóvenes chilenas Camila obtuvo un 43% mientras que la expresidente Bachelet un 32% y la inolvidable cantante Violeta Parra un 27%. Dicen, no lo sé, que Camila combina su ideología comunista con la religión gnóstica. Jaime Bateman, el famoso comandante del M-19 de Colombia y a quien mucho admiro, lo confesó, que él creía en cosas gnósticas.

Camila hizo conocer en el mundo el sueño de la mayoría de los estudiantes de Chile, ese que sintetizó de la siguiente manera: “Creemos en una Universidad permanentemente vinculada con los problemas que nuestro pueblo le presenta, activa en la búsqueda de soluciones y en la entrega de aportes por medio del conocimiento”. Bueno, ya Camila no es estudiante. Ahora es geógrafa y política. Aspira llegar al Congreso de Chile como diputada. Requiere no sé de cuántos votos para lograr su objetivo o su sueño. Pues, no soy chileno, no voto en Chile, soy venezolano –cosa de cédula de identidad- pero voy a votar públicamente por Camila aunque mi voto no le sea contado a su favor, porque es mental, es espiritual pero no ficticio ni farso. Me nace del corazón hacerlo luego de haberlo pensado con la cabeza fría y el corazón ardiente.

Camila es autora de un libro que recopila sus artículos y se titula: “Podemos cambiar el mundo”. No lo he leído. Traté de bajarlo por internet y no pude. Camila, es de suponerlo, como todo joven no escapa a tener momentos de profunda contradicción consigo mismo. Una prueba: en enero de 2013 expresó públicamente que no votaría por Bachelet para que sea nuevamente Presidente de Chile. La decisión del Partido Comunista de Chile de apoyar a Bachelet para que dispute la Presidencia chilena la obligó a rectificar reconociendo que “no había sido una decisión fácil”. El 15 de junio del presente año acompañó a Bachelet en un acto público de campaña electoral. Tal vez, eso no ha sido del agrado de muchos jóvenes chilenos de tendencia izquierdista que no votarán por Bachelet porque, entre otras cosas cuando ejerció la Presidencia de la República, fue implacable contra los mapuches y no ha salvado aún su responsabilidad en la muerte del obrero Rodrigo Cisternas y en la represión a la llamada Revolución Pingûina. . Por eso y otras cosas más sin andar averiguándolo, yo no voto por Bachelet pero sí por Camila.



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Freddy Yépez


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