Reitero que estamos frente a una dictadura política unipartidista montada sobre la dictadura de clase de la burguesía transnacional asociada a la gran burguesía local subordinada a ella, en el contexto formal –solo formal- de una democracia representativa.
El Comité Político del PLD consumó el paso del bi y tri partidismo institucional al uni-partidismo dictatorial, destacándose en esa perversa tarea Leonel Fernández; cabeza de una poderosa corporación económica surgida de la gran corrupción estatal.
En el presente esta dictadura política es compartida –no sin fuertes competencias internas- por las facciones peledeístas de Leonel y Danilo.
La fragua de este proceso, que entiendo no habrá de cuajar a plenitud por los factores de impugnación que laten en esta sociedad, se engulló al PRSC y la parte institucional (minoritaria) del PRD; entrampando y desgastando al sector mayoritario perredeísta, al extremo de ponerlo de mojiganga en el pleito por una matricula y una identidad arrebatada.
Así, el sistema se ha quedado sin oposición sistémica, o solo con una semi-oposición de derecha, desvencijada e incapacitada para subvertir el régimen establecido y sus instituciones; todas al servicio de la cúpula peledeísta y sus garrapatas multicolores, medianas y chiquitas.
Y eso no es malo, más bien ayuda a quienes nos procuramos reemplazar de cuajo estas instituciones decadentes y corrompidas.
Ayuda, porque limpia el camino: ya hay dos de las tres fuerzas derechistas que conformaron el bi y el tri-partidismo en franca decadencia: una totalmente sometida (PRSC) y otra (PRD) con una parte convertida en garrapata y un sector totalmente dislocado y en declinación.
Ayuda, porque presiona a crear otra oposición, otro tipo de mayoría: grande, combativa, impugnadora de esta institucionalidad y su Constitución.
La facción mayoritaria perredeísta, vapuleada y arrinconada por el cohollo peledeísta, está forzada a buscar nueva matricula y simbología, con numerosos obstáculos y serias grietas internas. Pero además imposibilitada -por la esencia de clase de sus dirigentes, por adhesión al neoliberalismo, clientelismo y la corrupción- para insubordinarse contra instituciones amarradas con cadenas moradas e incluso para vencer electoralmente a un PLD, ya con Danilo, ya con Leonel.
Cual perro huevero volvió al TSE y le dieron otro tablazo en la nuca.
El reto de este pueblo y de sus mejores destacamentos políticos, sociales y culturales es forjar una nueva oposición desde la democracia de calle; confrontando la dictadura morada, la impunidad, el paquetazo tributario, la destructiva expoliación minera, el desastre eléctrico y la violencia social, de género y militar-policial ejercida contra los/as de abajo. Asumiendo la necesaria ruptura de este régimen vía la Constituyente Popular.