Perú: Huelga de médicos. La inutilidad de los reclamos y compromisos

Los médicos peruanos llevan más de veinte días de huelga pidiendo el cumplimiento de los acuerdos comprometidos con el ministerio de salud al final de la anterior huelga de  setiembre-octubre 2012 que se prolongó por 33 días.

Entre otros, la reestructuración del sector salud con la finalidad de mejorar la infraestructura y equipamiento de los hospitales; la nivelación automática en el escalafón; el nombramiento del 100% de los médicos contratados empezando el 2012 con un bloque del 50% y culminándolo en el 2013 en su totalidad; la restructuración salarial sobre la base de un sueldo mínimo de 1500 soles (poco más de 500 dólares) y que debería empezar a ejecutarse en julio del presente año 2013; la asignación del 1.5% del PBI para el rescate financiero del sector; una bonificación de 3500 nuevos soles que se debía otorgar en el mes de diciembre del 2012 y en mayo del presente.

Al término de aquella huelga, la ministra de salud, en un alarde de lo que es característico en los funcionarios de las instituciones financieras (FMI, BM, BID, USAID), mostró su satisfacción con el fin del conflicto, pero dejó en claro que había mucho camino por recorrer para solucionar las falencias del sector.

Hay que precisar que la ministra de salud (economista de profesión) es, desde el 2010, Jefa del Proyecto Políticas en Salud de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID). Su digitación para el cargo es obvia. Méritos no le faltan. Fue Coordinadora Senior del millonario Proyecto 2000, dependiente de USAID,  destinado a dotar a los centros de salud de áreas rurales de capacidad resolutiva para evitar la mortalidad materno-infantil y cuyos resultados de evaluación nunca se dieron a conocer. Ha tenido a su cargo estudios sobre descentralización de la salud, reforma del seguro de salud, reorganización de las direcciones regionales de salud. Ha representado a USAID ante autoridades de gobierno a nivel nacional, regional y local, ante el Congreso nacional, los partidos políticos. Ha construido alianzas con socios de USAID (Ver al respecto mi artículo Esta es la USAID qué les parece), y con otros donantes; ha sido ejecutiva del Banco Central. En general, su trayectoria advierte una estrecha fidelidad a USAID, la Agencia del Departamento de Estado de los EEUU para el terror, la sedición y el espionaje a nivel mundial.

Por su parte, al término de la huelga 2012, la dirigencia médica precisaba que si los acuerdos consensuados (como la nivelación salarial y el nombramiento de los médicos contratados a nivel nacional) no se concretaban, la huelga nacional se reiniciaría una vez cumplido el plazo establecido. Así ocurrió y a nadie debería llamarle la atención. El actual gobierno, que maneja el ministro de economía, digitado a su vez por el Banco Mundial, hizo caso omiso de los acuerdos sin importarle las consecuencias sobre la salud y el bienestar de la población enferma del país. Tratándose de los funcionarios digitados por las instituciones financieras, primero está la fidelidad a sus amos y el cumplimiento de los compromisos suscritos por el gobierno con el FMI y el BM para asegurar el equilibrio fiscal y garantizar el estricto pago de los intereses de la deuda externa. Sobre todo ahora que se avecinan serios problemas con el sacrosanto “crecimiento económico”, cuya “inclusión”, sólo cuenta para los inversionistas extranjeros, socios de esas instituciones financieras y de las otras con las que comparten el manejo del país. 

En este contexto, estas instituciones (BM, BID, USAID), haciendo alarde del terror con que usualmente actúan para generar lucrativos negocios para sus socios inversionistas europeos, asiáticos y norteamericanos, inventaron la presencia de la influenza AH1N1 y sus derivados; obligaron la compra de vacuna oral contra la polio y se preparan para “habilitar” de los insumos y equipos a la cacareada “reforma del sector salud”. (Igual como ocurre en el ministerio del Interior o en el de Defensa). Todo lo cual, apareja ingentes ganancias para las transnacionales y un incremento de la corrupción y los negociados. Pero no sólo esto. A fin de cubrir a sus inversionistas en el sector minero le han ordenado al gobierno introducir ajustes en el canon que reciben las regiones.

Ahora bien, más allá  del recuento de una huelga inútil, de las hazañas de una ministra, y de quienes son los que gobiernan y manejan el “régimen permanente” para asegurarle a los Estados Unidos el control de su “patio trasero” llamado Perú, este artículo pretende llamar a la reflexión a los dirigentes de salud, de educación o de cualquier otro sector o gremio, respecto de sus reclamos. Algo ya está dicho al advertir quién es quién en el actual gobierno, como lo fueron también en el anterior, y en el que le antecedió y así sucesivamente.

Pero debe quedar claro que los que imponen las políticas y las estrategias en todos los órdenes de nuestra vida económica, social, política e ideológica, no son  los gobernantes y funcionarios de turno. Los médicos, como ayer los maestros y mañana cualquier otro sector laboral, podrán crucificarse, encadenarse, sangrarse, hacer huelga de hambre y, simplemente, no les harán caso. No les darán ni agua, aunque tal vez sí, pero del “rochabús” o “pinochito”. (Así se le llama en el Perú al carro rompe manifestaciones que lanza potentes chorros de agua contaminada).

Las autoridades de todos los poderes del Estado no responden ante el pueblo. Lo hacen ante quienes los financian, digitan y manejan. No piensan, ni crean nada. Desde el presidente hasta el último funcionario, repiten los manuales del BM, del BID, de USAID. Y en el congreso, “que tire la primera piedra” aquél que no haya recibido la ayuda de USAID, del NED, del IRI, de Freeddom House. Si alguna bancada o comisión se “suma a las protestas” y hace partícipe de la mal pagada labor de los médicos, enfermeras u obstetras, con seguridad algo o alguien está detrás; y no precisamente la voluntad de servir al pueblo enfermo o mal educado.

Sun Tzu, aquél sabio estratega del Arte de la Guerra  sugería que para ganar una guerra (e incluso una batalla, diría yo) hay que saber identificar al enemigo, pero también a los aliados. En esto radica el sustento de la estrategia. Las instituciones financieras lo saben muy bien. Por eso llegó Humala al gobierno y tenemos los ministros, funcionarios y autoridades cuyo rasgo en común es la obsecuencia.

En el 2005, anticipándose a lo que después sería publicado en un libro titulado Un nuevo contrato social para el Perú, el Banco Mundial realizó una serie de estudios en los sectores salud, educación y los programas de lucha contra la pobreza, como parte de su proyecto Rendición de Cuentas para la Reforma Social (RECURSO). Su objetivo era “aportar al diálogo e incluir en la agenda de discusión algunas iniciativas de política pro pobre, con miras a mejorar los indicadores de desempeño del sector salud y, específicamente, del estado de la salud de los pobres” (Un nuevo contrato social para el Perú ¿cómo lograr un país más educado, saludable y solidario? Capítulo IV: Políticas pro pobre en el sector público de salud del Perú. Banco Mundial, 2006).

El marco analítico que sirvió  de guía a la investigación se halla en el Informe de Desarrollo Mundial (IDM) 2004 del propio Banco Mundial.

Dar cuenta de todo cuanto está dicho y ordenado para que sea cumplido por los gobiernos de turno, a través de sus ministros y funcionarios digitados para el cargo, excede los límites y el propósito de este artículo. Sólo dejaré puntualizado que todo, absolutamente todo, lo que el gobierno ejecuta en salud es lo que está establecido en ese capítulo IV del Nuevo contrato Social para el Perú del 2006, en el Capítulo 24 (Hacia un Perú más saludable: desafíos y oportunidades del sistema de salud) del Manual de Políticas para el Perú titulado El Perú en el umbral de una nueva era: Lecciones y desafíos para consolidar el crecimiento económico y un desarrollo más incluyente del 2012, y en las “políticas en salud” de la USAID que usted puede verificar en su página web: www.politicasensalud.org/ Igualmente puede consultar la Estrategias de Alianza País para el Perú 2012-2016 (EAP-Perú) del BM, BID, USAID, donde se explicitan las tácticas a seguir; esto es, el cómo el gobierno debe cumplir las políticas y estrategias previstas por estas instituciones en sus respectivos Manuales. 

Tratándose de salud, la ejecución de todo lo estudiado por el equipo que dirige la funcionaria de USAID y actual ministra, no puede esperar más. El advenimiento de la crisis financiera y económica del Perú, advierte que no hay más tiempo que perder a fin de producir, también en este sector, los ahorros necesarios para seguir pagando puntualmente la deuda que nos imponen, y para asegurar las ganancias de los socios inversionistas de la perversa institucionalidad financiera que maneja el país. En esta misma perspectiva se han aprobado la Ley de la carrera magisterial, del servicio civil; se pretende imponer la Ley Universitaria (que nadie podría imaginar pudo ser pensada por la comisión que preside un ex militar). Igualmente, el Presidente anunció evaluar los avances de la descentralización, siguiendo lo previsto por el equipo USAID-Perú, tal cual dio cuenta el canal del Congreso de la República en reciente entrevista.

Devolverle al Minsa su papel rector, la financiera al Seguro Integral de Salud (SIS) y la de provisión a los gobiernos regionales; asegurar financiamientos protegidos para compra de vacunas que favorezcan negocios millonarios a las transnacionales frente a epidemias o pestes generadas por ellas mismas y los negociados entre funcionarios nacionales; asegurar compras; establecer tarifas; dotar de infraestructura que fortalezca la oferta de salud pública primaria en zonas alejadas (que la ministra sabe que no se cumple), “empoderar” a los usuarios para que los CLAS impongan precios impagables a los campesinos, o hacer “triangulitos” de “rendición de cuentas”, son cuestiones que no responden a diagnósticos sobre necesidades, recursos y capacidades, sino a los intereses de los mercaderes del grupo de USAID, del grupo del BID, del grupo del BM.

Allí, donde estas instituciones han dejado de imponer sus políticas, estrategias, objetivos y proyectos (Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia) la salud del pueblo es gratuita, y de calidad. Está garantizada por el Estado. El derecho a la salud, como a la educación, como al trabajo, como al ingreso digno, es consustancial a la soberanía. El entreguismo, nos hace cada vez más enfermos, más ignorantes, más inútiles, más pobres.  Más “inclusivos” en el orden mundial capitalista del mercantilismo, el hambre, la guerra, el terror.

 



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Rubén Ramos

Sociólogo y educador peruano, postdoctorado en Filosofía, Política e Historia de las Ideas en América latina por la universidad del Zulia-Venezuela

 ruby_7872@yahoo.es

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Rubén Ramos Alizorojo

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