Sí, nadie podría contradecirme arguyendo que el rostro de ese señor no es caro; sí, claro que es caro, caro pero en la acepción teniendo que ver con las divisas, lingotes y cuentas bancarias, es decir ¿cuántos millones vale la cabeza, ¡perdón!, la cara, de ese multimillonario que mandó a reprimir a los mapuches, acusándolos de terroristas por el simple hecho que éstos quieren ser libres en las ancestrales tierras (que ni siquiera tienen por suyas, pues su visión del mundo, como para los Mayas, les dice claramente que la tierra es Nuestra Madre y, como tal, no pertenece a nadie); hizo relaciones públicas con el trágico suceso de los mineros del socavón de San José allá por agosto del 2010, los mismos cuyas condiciones laborales nunca cambiaron enseguida; se burló de los estudiantes y del pueblo chileno diciéndoles: !pues no, no habrá educación gratuita en Chile: nada es gratis en esta vida!?
En cuanto al valor científico de la saliva, no sólo se puede tener acceso al mismo en cualquier manual de química elemental, gracias a una pequeña enciclopedia de ciencias comprada a plazos, o también simplemente haciendo clic en Google, y etcétera pues. Sobre, por ejemplo, el dato, más que técnico, un poco desdeñoso, de que la saliva está compuesta de 99,5% de agua y 0,5% de varios elementos químicos importantes, entre otras cosas, en el proceso de digestión, protección antibacteriana, etc. Sí, desdeñoso porque el punto de vista científico parte de la visión occidental de las cosas, la ciencia no tiene ni la más remota idea del carácter sagrado del agua y es por ello que se llega al crimen de apropiársela, mancillarla y venderla¡
La ciencia ha ido, a veces rápido, a veces lentamente, penetrando las profundidades de las cosas; y mientras más avanza más se acerca a lo intangible y a lo que nunca jamás (aunque de las cosas tenga las manos llenas) la ciencia llegará a tocar.
En el año de 2006, un equipo de científicos franceses del Instituto Pasteur, logró aislar una substancia contenida en la saliva humana, similar a la encontrada en vacas y ratas, que es seis veces más fuerte que la morfina para calmar el dolor. Los científicos le dieron el nombre de opiorfina! Ahora bien, hace miles de años que los pueblos (a los que se ha dado en llamar) originarios conocen y aplican los poderes curativos y hasta mágicos de la saliva. Pregúntese a los Yukpas o a los Yanomamis, que ellos, como los mayas y tantos otros pueblos, deben saber esto a ciencia cierta. Por ejemplo, al sufrir un esguince o torcedura, la aplicación de masajes con saliva de mujer encinta elimina instantáneamente todo dolor, aunque también es eficaz la saliva de quienquiera que sea. Esto es el efecto de la famosa substancia descubierta por los investigadores franceses del Instituto Pasteur en el 2006 y a la que ellos bautizaron como opiorfina.
La saliva se revela también milagrosa para la eliminación del adormecimiento de alguna parte del cuerpo debido ya sea a una mala postura sostenida durante un lapso de tiempo determinado, ya sea causado por una mala circulación de la sangre.
Se me escapa por ahora en cuál de sus libros, en un pequeño pasaje Herman Hesse describe una experiencia emergiendo de un charco de saliva resultado de la acumulación de escupitajos de varias personas en un sólo y reducido espacio.
Teniendo yo la lúdica costumbre de inventar un número sin fin de títulos de libros, a veces pomposos, a veces jocosos, se me está ocurriendo de, un día de estos, empezar a escribir un ensayito que se llamaría Tratado de la saliva que llovió sobre Piñera.
Ahora bien, a esa dama que lanzara un escupitajo sobre aquel rostro, yo no le enviaría aquí ni felicitaciones, ni un aplauso rítmico, ni un estímulo de reincidencia, sino el sano consejo de que, en adelante, no desperdicie en una cara tan cara de tan pobre millonario tanta magia y, a lo mejor, hasta ríos de milagros nacidos en sus glándulas salivares, y que se limite a organizar ilimitadamente la Resistencia chilena e internacional contra todos los escupitajos que el mugroso hocico del capitalismo lanza cotidiana, impune y despiadadamente sobre la faz del mundo.