Las recientes medidas económicas en la Argentina, compra libre de dólares, hicieron «temblar» el juego de «casinos» que son muchas bolsas latinoamericanas y la española. El ministro de economía argentino Axel Kicillof (que muchos periódicos españoles rebautizaron como Alex) se «encaprichó» en devolver a los argentinos lo que nunca debió dejar de ser de ellos (YPF) y dejó bien claro a los empresarios españoles de la estatizada YPF que no estaba dispuesto a admitir chantajes ni advertencias, que: «Los tarados son los que piensan que el Estado debe ser estúpido y cumplir lo que dice la propia empresa».
Pero ni el Estado argentino ni su gobierno han mostrado signos de estupidez.
El resumen de la historia económica de la República argentina hay que buscarlo en el título de una película de Amenábar: Los otros.
Fueron « los otros», argentinos y extranjeros, los que decidieron hundir el país en un bucle temeroso propio de trileros, que va desde la hiperinflación hasta llegar a la más escalofriante operación de magia, cuando sacaron de un sombrero un descubrimiento a la misma altura que el agua tibia: que un peso era un dólar.
Lo expuso Kicillof el 24 de enero cuando se presentaron las nuevas medidas económicas que devalúan el peso argentino: «Los mismos que dijeron durante 10 años que el dólar valía un peso, ahora nos quieren convencer que vale 13»...
Esos otros son los que claman que por un país sin país, algo así como Estados Unidos: un negocio. Sin embargo el tiempo de la paridad y del cambio paralelo están derrotados por la realidad y la historia. ¿Vencerá Argentina esta guerra larga y silenciosa? Sí, sin duda.
