1776: El 4 de julio, los representantes de las Trece Colonias Unidas de Norteamérica proclamaron su independencia de Gran Bretaña. Tres meses después la bautizaron con el nombre de Estados Unidos de América pese al limitado tamaño de su territorio, para la época era el 5% de todo el continente americano llamado Nuevo Mundo.
1786: El Imperio británico reconoce la independencia de Estados Unidos de América y uno de sus preclaros ciudadanos, Thomas Jefferson, sentenció: “Nuestra Confederación debe ser considerada como el nido desde el cual toda América, así la del Norte como la del Sur, habrá de ser poblada, más, cuidémonos de creer que interesa a este gran Continente expulsar a los españoles. Por el momento aquellos países se encuentran en las mejores manos, y sólo temo que éstas resulten demasiado débiles para mantenerlos sujetos hasta que nuestra población haya crecido lo suficiente para írselos arrebatando pedazo a pedazo”
1788: Alexander Hamilton, otro de aquellos hombres, expresó: “Podemos esperar que dentro de poco tiempo nos convirtamos en los árbitros de Europa en América, pudiendo inclinar la balanza de las luchas europeas en esta parte del mundo, de acuerdo con lo que dicten nuestros intereses. Dejad a los trece estados, ligados por una firme e indisoluble unión, tomar parte en la creación de un Gran Sistema Americano, superior a todas las fuerzas e influencias trasatlánticas y capaz de dictar los términos de las relaciones que se establezcan entre el viejo y el nuevo mundo”
1791: La primera agresión directa contra América Latina y el Caribe sucede cuando el Presidente estadounidense, George Washington, apoya financieramente a la administración colonial francesa sobre la isla originalmente denominada por sus aborígenes Haití o Quisqueya, sin tal apoyo la estructura militar de la monarquía francesa, surgida de la Revolución de 1789, no habría podido sostenerse durante los primeros meses de la revolución antiesclavista e independentista haitiana capitaneada, primero, por Vicent Ogé y, a partir de 1794, por el célebre general negro Toussaint Louverture.
1801: El Presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, declara: “Aunque nuestros actuales intereses nos restrinjan dentro de nuestros límites, es imposible dejar de prever lo que vendrá cuando nuestra rápida multiplicación se extienda más allá de dichos límites, hasta cubrir por entero el Continente del Norte, si no es que también el del Sur, con gente hablando el mismo idioma, gobernada en forma similar y con leyes semejantes”
1805: A pesar de las gestiones diplomáticas realizadas por el gobierno de Haití para lograr su reconocimiento por parte de Estados Unidos, el Secretario de Estados Norteamericano, James Madison, coincidió con el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Charles Talleyrand, en que: “La existencia de un pueblo negro en armas es un espectáculo horrible para todas las naciones blancas”
1806: Estados Unidos se suma al bloqueo contra la Revolución Haitiana desplegada por las principales potencias imperiales europeas, el Presidente estadounidense Thomas Jefferson prohíbe el comercio norteamericano con esa isla caribeña.
1807: Manteniendo su estrategia contra la Revolución Haitiana, el presidente norteamericano Thomas Jefferson renueva su embargo económico contra el gobierno haitiano y propicia se produzca la división de esa recién liberada isla caribeña, una república ubicada en el Sur y una monarquía ubicada en el Norte. La primera fue presidida por Alexandre Petión y la segunda por Henri Christophe.