Bergoglio juega con los grandes, cuando demagógicamente les dice, no se juega con los niños. Con los niños se debe jugar, pues el juego es parte fundamental de su educación, lo que no se debe, es violar su niñez, como lo hacen muchos curas de la Iglesia Católica, comandada hoy por Bergoglio.
Las lágrimas de cocodrilo del santo padre, no van a resolver el permanente ejercicio de la pedofilia, en el seno de la Iglesia Católica.
La vigencia, de las estúpidas y antihumanas reglas de inhibición sexual, de los curas y monjas, sumado al contacto con los niños, por razones ideológicas de la Iglesia, como es, el de mantener el dominio sobre la educación, ayudan significativamente al desarrollo de la pedofilia.
Pero no termina en los niños, las violaciones de la Iglesia Católica, en realidad históricamente, son los adultos sus víctimas preferidas.
En un mal griego, podríamos llamar emilcasfilia , a esa costumbre de jugar con la inteligencia y la conciencia de aquellos adultos, que entre el miedo a la muerte y la angustia de vivir mal como víctimas, de la explotación de las clases dominantes, caen en las redes de las religiones, cualquiera ellas sean.
Pero nadie puede ignorar, que en sus más de 2000 años de existencia, la Iglesia Católica, fue la permanente socia de las clases explotadoras, desde los señores feudales a los modernos capitalistas, jugando con la credulidad y los miedos de los pobres, fundamentalmente los trabajadores, manteniéndolos en la ignorancia y la dependencia, de las clases de los propietarios.
Desde utilizar el inverosímil cuentito de la creación, que le robaron a la Biblia de los Judíos, siguiendo con la demagógica promesa, de una vida después de la muerte, repitiendo hasta el cansancio su indemostrable amor por los pobres, desde los balcones del Vaticano, se juega con la inteligencia de los adultos, para tratar de atrasar en lo posible, la concientización de la clase trabajadora.
Se les impide así, crecer como individuos, independizados de la pesada tara religiosa, en su lucha por librarse de la alienación, a la que los condena el sistema capitalista.
Ese jugar con los miedos, de las clases subalternas, tiene por objeto, desviar a los trabajadores del camino hacia la unidad ideológica, que les permita acceder al Poder, que les corresponde como mayoría absoluta , dentro de un sistema igualitario económico y social, para vivir en paz, en esta única vida sobre la tierra .
En pago de esos servicios, los medios de comunicación del imperio capitalista, están a disposición de Bergoglio, para publicitar y desparramar por el mundo, cada frase que emita, por más carente de sustento o inverosímil que fuese, además de proponerlo constantemente, para que ocupe el lugar de consejero o mediador, en cada conflicto, donde los intereses del imperio se encuentren en dificultades.