Cursaba el primer año de bachillerato, la primera novela que nos asignaron leer fue Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, recuerdo que su primera línea de aquella obra comienza, El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. Con mi mentalidad en pubertad, aquellas primeras palabras de dicho texto, me impresionaron y comencé en mi mente a imaginar el cuerpo de Santiago Nasar pero sin rostro y la curiosa inquietud del por qué de su muerte.
Este hombre bajito, con una sonrisa que irradiaba luz, convencido de su pasión hacia las letras, se hospedó con austeridad durante 14 meses en una pensión para dedicarse seis horas al día para escribir la novela que catapultó su carrera como escritor, Cien años de Soledad. En su pueblo Aracataca, sus habitantes expresan que gracias a su legado, su tierra apareció en el mapa de Colombia, desde muy niño García Márquez desarrolló una habilidad para echar cuentos e inventarlos con naturalidad de orador milenario.
Lo fascinante de su trayectoria, fue haberle dado al mundo de las letras Latinoamericana, la narrativa que logra captar de nuestro quehacer lo realmente mágico, que vive en nuestros ojos indígenas, en el mestizaje cultural que somos, por causa de la herencia colonial y todo lo que nos envuelve con una narración fluida, esculpida letra por letra y materializada en la brillantez de sus personajes, con cualidades y rasgos únicos como Úrsula Iguarán, Aureliano, José Arcadio Buendía.
Me permito evocar, el pasaje de Cien Años de Soledad, cuando en el pueblo de Macondo fue invadido por la peste del insomnio y los personajes comenzaron a experimentar huecos en la memoria que le hacían olvidar el nombre de las cosas, para solucionar dicho problema, tenían que colocar papeles identificando los objetos, esta creatividad es el resultado de una búsqueda incesante entre el pensamiento la máquina de escribir.
Son tantas las cosas que podemos escribir y expresar por Gabriel García Márquez, sin embargo solo quería dedicar estas humildes palabras, y resaltar que estamos viviendo actualmente una de las noticias más importante del siglo XXI y para la posteridad, Gabo es el Cervantes de nuestros tiempos y su legado será inalcanzable a lo largo de la historia para el resto de la humanidad.
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