Todo el grupúsculo de gobiernos y comunicación pro-OTAN están realizando una descarada defensa del gobierno nazi-fascista de Ucrania.
Este gobierno está copado por lo que tan gentilmente dichos medios llaman “el sector derecho” los “ultraconservadores”, o simplemente “el gobierno de Kiev”. El partido Svoboda (Libertad), abiertamente nazi, que tiene como ídolo a Stepan Bandera, el mayor aliado de Hitler en Ucrania.
El ministro de defensa, el ministro de agricultura (Igor Shvaika, casualmente uno de los mayores terratenientes de Ucrania), el Fiscal General del Estado, el ministro de educación, etc., pertenecen a este partido fascista ahora dominante en Kiev. El Congreso Mundial Judío ha catalogado a este partido como neonazi por su descarado antisemitismo. Lo primero que hicieron al llegar al poder fue prohibir y perseguir a los comunistas. Han quemado la sede de los sindicatos, asesinado a una innumerable cantidad de aquellos que los medios occidentales llaman “pro-rusos”, “separatistas” o “rebeldes” (yo preferiría como muchos otros llamarlos antifascistas, o simplemente el pueblo), e incluso ejecutado a un antifascista colgándolo, como se ha visto recientemente. Han atacado diversos colegios electorales durante las recientes votaciones.
Pero estos nazis no sólo son defendidos (o en los medios más progres, ocultados sus crímenes) por Europa y EEUU a través de los canales de comunicación. Según Bild am Sonntag, un diario alemán, 400 mercenarios de la organización “Academi” (la famosa Blackwater, ahora renombrada) están interviniendo para impedir la división del país. De igual modo, recientemente el oro ucraniano ha salido en dirección a EEUU. Dudo mucho que algo regrese algún día. Y mejor no hablar del apoyo directo, como por ejemplo Victoria Nuland (Secretaria de Estado adjunta para asuntos europeos de EEUU), quien aseguraba que había invertido 5 mil millones de dólares en Ucrania para logar los objetivos norteamericanos en dicho país.
En fin, como ya hicieran en Yugoslavia, en Latinoamérica (Cuba, Colombia, Venezuela), en África (en Níger o en el Congo, por ejemplo), en Asia, etc. Las potencias imperialistas financian a la “contra” para que dicho país se someta a sus intereses. No es que no existan precedentes históricos de dicho procedimiento precisamente: ahí tenemos a la “Escuela de las Américas”.
Por su parte, existen determinados sectores de la burguesía ucraniana que pretenden extender su chalaneo hacia la UE; mientras que otros sectores de la burguesía prefieren mantener a sus clientes rusos. Pero esta disputa intracapitalista no debe alejarnos de la intensa lucha social e ideológica que existe actualmente, como demuestran las milicias populares o la formación de la “República Popular de Donetsk”.
Lo decía Marx en el Diecocho Brumario: la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa. Si el pueblo de Ucrania tuvo que plantar cara al fascismo, ahora tendrá que plantar cara al gobierno fascista implantado por las democracias europeas. Si es que tanto monta, monta tanto. Donde esté el capital…
REFERENCIAS
http://www.zonaizquierda.org/
http://blogs.publico.es/