Se lleva a cabo una nueva edición de la Copa Mundial de Fútbol, ahora en Brasil, y notamos una vez más, cómo millones de seres humanos en el orbe pasan horas y horas frente a sus televisores, prácticamente hipnotizados e idiotizados por el evento en cuestión. Multitudes absorbidas cada cuatro años por un espectáculo que de deportivo tiene poco y de negocio tiene mucho (beneficiando obviamente a una minoría); alienados por el evento estrella del Pan y Circo de nuestros días, que aprovechan la élite económica global y sus operadores políticos (Gobiernos) para controlar y distraer de forma insana a las masas.
Durante un mes no hay nada más importante para millones de personas en distintos rincones del planeta, que observar a 22 individuos pateando un balón, quienes supuestamente representan al gentilicio de 32 naciones. Durante un mes pasan a un segundo plano noticioso, gracias a la realidad deportivo-virtual proyectada por grandes empresas televisivas y otros medios masivos de difusión e imposición de matrices informativas, numerosos problemas socioeconómicos y ecológicos, y casi se olvidan tantos conflictos que bañan en sangre al Cercano y Medio Oriente, a América Latina y a África. Para ejemplificar el comentario anterior, es pertinente advertir que mientras los aficionados y fanáticos del fútbol celebran con histeria jugadas y goles de sus selecciones favoritas en Brasil 2014, Estados Unidos amenaza con realizar otra brutal arremetida contra los iraquíes, la crisis capitalista golpea con fuerza a los pobres, los fundamentalistas hacen estragos en distintos lugares de la Tierra, y el ejército terrorista de Israel continúa asesinando mujeres, niños y ancianos palestinos:
Ali al-Awur, niño palestino de 7 años que resultó herido el pasado miércoles debido al ataque aéreo del régimen de Israel, ha fallecido este sábado por la gravedad de sus heridas, ha anunciado un portavoz de los servicios sanitarios palestinos.
El ataque aéreo del miércoles de los israelíes contra el norte de la Franja de Gaza, confirmado por el ejército del régimen de Tel Aviv, provocó en ese día la muerte de al menos un palestino, mientras dos más resultaron heridos (http://hispantv.com/detail/2014/06/14/275766/muere-nino-palestino-heridas-sufridas-ataque-israeli).
Si al pueblo romano lo distrajeron e idiotizaron con las luchas de gladiadores y otros espectáculos realizados en el Coliseo, a la humanidad actual la manipulan y alienan con eventos como la Copa Mundial de fútbol, que más que un acontecimiento deportivo es una gigantesca y muy rentable operación comercial, que beneficia en su mayor parte a la FIFA y a un puñado de corporaciones. Para la minoría que controla económicamente al planeta, y para todos los gobernantes que atienden a los intereses de ésta, el máximo torneo futbolístico es una oportunidad de oro considerando la distracción de las masas, y favorecería, por ejemplo, la ejecución de medidas impopulares y la recuperación de cierta credibilidad gubernamental. Tal es el caso de Brasil, cuyas autoridades centrales, netamente procapitalistas, intentan utilizar a la Copa como tabla de salvamento ante las duras críticas y las continuas protestas de grupos, gremios y comunidades por: 1) la irracional inversión pública en infraestructura para el evento; 2) la represión bestial contra los habitantes de las favelas, con la inseguridad como excusa y; 3) la consolidación de una política que, vinculada con los intereses de ciertas transnacionales, ayuda en gran medida a los ricos.
Desearía cada gobernante proburgués-lacayo del mundo, con el objetivo de seguir manteniendo adormecidas e idiotizadas a las masas, que la Copa Mundial de fútbol se realizara todos los años; no obstante se celebran regularmente torneos de clubes profesionales de fútbol y/o de otros deportes, y se difunden ampliamente novelas, realitys show, concursos de belleza y otras porquerías que aportan su grano de arena al embrutecimiento sostenido de los pueblos. El Pan y Circo global, que en realidad es más circo que pan, no da un solo día de tregua a la humanidad oprimida y sumida en la ignorancia.
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