28 de agosto
A partir de mayo de 2013, cuando laReserva Federal de Estados Unidos (FED) dejó entender que comenzaría, en forma progresiva, a modificar su política, de inmediato se hicieron sentir los efectos negativos sobre las economías de los países llamados «emergentes». ¿Cuáles eran los cambios pensados?
- En primer lugar, reducir la compra de títulos tóxicos |1| que la FED hace a los bancos de Estados Unidos para aligerarlos de esa carga;
- en segundo lugar, reducir las adquisiciones de bonos del Tesoro estadounidense que también compra regularmente a los mismos bancos con el fin de inyectarles liquidez; |2|
- y en tercer lugar, comenzar a aumentar los tipos de interés (hasta ahora, el tipo es del 0,25 %).
Este solo anuncio condujo a las grandes sociedades financieras de Estados Unidos y de otros países (los bancos y sus satélites del shadow banking, fondos de inversión, etc,) a retirar de los países emergentes una parte de su liquidez, que allí habían colocado. Esto provocó una desestabilización de las economías: caída de los mercados bursátiles y de la cotización de sus monedas (en Indonesia, Turquía, Brasil, India, Sudáfrica…). |3| Efectivamente, los bajos tipos de interés practicados en Estados Unidos y en Europa junto a la inyección masiva de liquidez realizada por los bancos centrales en la economía, condujo a las sociedades financieras, siempre en la búsqueda del rendimiento máximo, a invertir una parte de sus medios financieros en los países en desarrollo que ofrecían mejores condiciones que los países del Norte. El reflujo de las inversiones financieras en los países en desarrollo (PED) hacia las economías más desarrolladas se explica, principalmente, por el hecho de que las sociedades financieras consideraron que podrían encontrar rendimientos más interesantes en el Norte, en el momento en que la FED aumentase los tipos de interés.4 Estas sociedades financieras pensaron que los otros «inversores» también retirarían sus capitales de esos países y que era mejor estar en primer lugar. Esto provocó un verdadero movimiento borreguil que conduciría hacia una profecía autorrealizada.
Finalmente, la FED no aumentó los tipos de interés y esperó hasta fines del año 2013 para reducir las compras de productos estructurados y de bonos del Tesoro. Y entonces, hubo cierto retorno a la calma.
Lo que pasó en junio de 2013 nos da una idea de lo que pasará cuando la FED aumente significativamente sus tipos de interés. Es lo que declaró, a su manera, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el banco central de los bancos centrales: «Los flujos de capitales podrían revertirse rápidamente cuando finalmente suban las tasas de interés en las economías avanzadas o cuando se perciba un deterioro de la coyuntura interna en las economías receptoras. En mayo y junio de 2013, la mera posibilidad de que la Reserva Federal comenzara a reducir sus compras de activos se tradujo en rápidas salidas de fondos invertidos en bonos de EME …)» (BPI, Informe anual 2014, p. 87. http://www.bis.org/publ/arpdf/ar201.... El resaltado en negrita es nuestro).
El BPI subraya una evolución preocupante: las sociedades financieras que invierten una parte de sus medios financieros en las economías en desarrollo, lo hacen a corto plazo, por lo que pueden retirar rápidamente sus fondos si encuentran otras plazas más rentables.
El BPI dice: «Una mayor proporción de inversores cortoplacistas en deuda de EME podría intensificar las perturbaciones si se deteriorasen las condiciones internacionales. La elevada volatilidad de los fondos que se dirigen a las EME indica que algunos inversores consideran sus posiciones en estos mercados como limitadas al corto plazo más que como inversiones estables. Este enfoque responde al viraje paulatino desde los fondos tradicionales de capital fijo o variable hacia fondos cotizados en bolsa (ETF), que en la actualidad suponen en torno al 20 % del patrimonio neto de los fondos de renta fija y variable que invierten predominantemente en EME, frente al 2 % aproximadamente de hace 10 años. Los ETF pueden negociarse en los mercados bursátiles a bajo coste, al menos en épocas de normalidad; los inversores recurren a ellos para convertir títulos carentes de liquidez en instrumentos líquidos.» (Misma cita que la anterior, párrafo siguiente, p. 87. BPI, 2014. El resaltado en negrita es nuestro).
Resumiendo, la salud de las economías de los países en desarrollo continúa siendo muy dependiente de la política que se lleva a cabo en las economías más industrializadas (en particular en Estados Unidos, en Europa y en Japón). Un aumento del tipo de interés en Estados Unidos puede conllevar un reflujo importante de capitales volátiles que se desplazarían hacia países desarrollados en búsqueda de elevados rendimientos.
Además: «…prácticamente el 10 % de los títulos de deuda con vencimiento en 2020 o con posterioridad son rescatables (“callable”), y una parte desconocida de ellos contiene cláusulas que facultan a los inversores para reclamar la amortización anticipada en caso de deteriorarse las condiciones del prestatario.» (Misma cita que la anterior, BPI, 2014 p. 86). Esto significa que las sociedades financieras que compraron títulos de la deuda cuyo vencimiento parecía relativamente lejano (a partir del año 2020) pueden en caso de dificultades en un país exigir el reembolso anticipado y completo. Evidentemente, eso provocará el agravamiento de la situación de un país endeudado ya que verá cómo se le cierran todos los grifos al mismo tiempo. Ese es un argumento suplementario para que las poblaciones de los países en desarrollo tomen conciencia de los graves peligros que significa el endeudamiento público. Es necesario replantear con urgencia el pago de la parte ilegítima de las deudas.
Entre los otros factores que pueden provocar una nueva crisis aguda de la deuda de los países en desarrollo se debe señalar el descenso de los ingresos por exportaciones de materias primas debido a la reducción de las importaciones masivas de China, gran consumidora de bienes primarios que transforma en productos manufacturados. Una caída del precio de las materias primas puede ser fatal para la salud económica de los países en desarrollo que dependen de sus exportaciones. Desde ese punto de vista, un aumento del tipo de interés aplicado por la FED puede también provocar una caída de los precios de las materias primas, puesto que se reducirá la especulación que contribuye a mantener los precios altos.
Si un aumento de los tipos de interés y una reducción en los precios de las materias primas se unen, nos podríamos encontrar en una situación parecida a la que se desarrolló a comienzos de los años 1980, cuando estalló la crisis de la deuda de los países en desarrollo. Es imprescindible que se saquen enseñanzas de esa crisis y se actúe para que otra vez no sean los pueblos del Sur los que paguen la factura.
Traducido por Griselda Pinero
Notas
|1| La FED compra masivamente a los bancos estadounidenses productos estructurados hipotecarios (Mortgage Backed Securities). Entre 2008 y comienzos de 2014, compró por un valor algo mayor de 1,5 billones de dólares. En 2012-2013, compró cada mes a los bancos y a las agencias inmobiliarias que garantizan los créditos hipotecarios por 40.000 millones de dólares de esos productos tóxicos, con el objetivo de disminuirles la carga. A fines de 2013, comenzó a reducir sus compras, que en marzo de 2014 se elevaban a 35.000 millones de dólares por mes. En octubre de 2014, la FED tendrá 1,7 billones de dólares de MBS, o sea, cerca del 21 % del volumen total de esos productos tóxicos. Es una enormidad.
|2| En octubre de 2014, la FED poseerá títulos del Tesoro de Estados Unidos por un monto de 2,450 billones de dólares. Pero atención, contrariamente a una idea ampliamente difundida, la FED no compra los bonos del Tesoro directamente al Tesoro; los compra mediante operaciones de mercado abierto a bancos privados que, con anterioridad, los habían adquirido. Véase la legislación de Estados Unidos al respecto: http://www.federalreserve.gov/about...
|3| El Banco de Pagos Internacionales (BPI) describe la situación de la siguiente manera: «El primer episodio fue súbito y de carácter generalizado, con acusadas variaciones en los precios de los activos que pusieron fin a un periodo de tasas de interés y tipos de cambio relativamente estables. Cuando la oleada de ventas se transmitió de las economías avanzadas a las EME [economías de mercados emergentes], estas experimentaron una abrupta reversión de los flujos de cartera, especialmente en junio de 2013. Las acciones de las EME cayeron un 16 % antes de estabilizarse en julio, y los rendimientos de los bonos soberanos se dispararon más de 100 puntos básicos, impulsados por la creciente preocupación por el riesgo soberano. […] Las monedas de Brasil, la India, Indonesia, Sudáfrica y Turquía se depreciaron más del 10 % frente al dólar estadounidense durante este primer episodio. Brasil, la India, Indonesia y Rusia perdieron cada uno más de 10.000 millones de dólares en reservas. Los países con un rápido crecimiento del crédito, alta inflación o amplios déficit por cuenta corriente se consideraron más vulnerables y experimentaron depreciaciones más pronunciadas.»
Éric Toussaint, doctor en ciencias políticas, es portavoz del CADTM Internacional y miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de libros como Bancocratie, Aden, Bruselas, 2014,http://cadtm.org/Bancocratie; Procès d’un homme exemplaire, Editions Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria editorial, Barcelona, 2010. Es coautor junto a Damien Millet de AAA. Audit Annulation Autre politique, Seuil, París, 2012.
Nota de traductor: en las citas del BPI: EME, economías emergentes.
1.000 millardos = 1 billón = 1.000.000.000.000.