Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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El fiscal argentino, Alberto Nisman, fue encontrado muerto con un tiro en la cabeza el pasado 18 de enero y a su lado una pistola. Le faltaban horas para concretar sus acusaciones contra la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en una audiencia del Congreso. El fiscal debía entregar un informe sobre la investigación del peor ataque terrorista en Argentina –una bomba que mató a 85 personas y dejó docenas de heridos en un centro comunitario judío. Los servicios especiales argentinos y la Fiscalía en un comienzo lo vincularon con Irán y luego surgió el "rastro sirio". Policías corruptos de Buenos Aires también figuraban en la lista de sospechosos. De inmediato Irán negó toda participación.

La muerte del fiscal Nisman estremeció al país. Su seguridad personal parecía garantizada. Nisman tenía una escolta de seguridad compuesta por diez policías federales que lo acompañaban constantemente a donde quiera que fuera. Su apartamento en el 13º piso en un sector acomodado de la ciudad también estaba custodiado las 24 horas del día. El complejo habitacional donde vivía Nisman tenía vigilantes y un sistema cerrado de televisión de vigilancia en todas las entradas. Todos los visitantes eran registrados. A pesar de todo, la tragedia ha dado inicio a una historia detectivesca. En lo primero que se pensó fue en el suicidio. La madre de Nisman encontró la puerta de su apartamento cerrada desde el interior y consiguió un cerrajero para abrirla. Encontró a su hijo tirado sobre el piso del baño y llamó a la policía. Una pistola calibre .22 fue encontrada junto al cuerpo de Nisman como también una vainilla vacía. Fue un disparo a quemarropa en apoyo a la historia del suicidio. El señor Lagomarsino, experto en computación y antiguo amigo del Sr. Nisman, le prestó la pistola para para su defensa personal, arma que se usó para matarlo. Como Nisman le dijo entonces, "no te preocupes, es solo para tenerla en la guantera por si algún loco con un garrote se me acerca y me grita que soy un traidor." En ese entonces Nisman estaba siendo amenazado. Él temía especialmente por la seguridad de sus hijas. Los investigadores están tratando de establecer con precisión quienes estaban tratando de ejercer presión sobre Nisman, amenazándolo con evidencias comprometedoras o chantajeándolo para hacer que el fiscal se inclinara por favorecer los intereses de alguien.

Los seguidores de Cristina Fernández muchas veces han señalado que Nisman recibía instrucciones desde la embajada de Estados Unidos. Vale la pena recordar que en los primeros tiempos del período de Kirchner, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Inteligencia y la Fiscalía ciegamente seguían el esquema planteado por Estados Unidos en el sentido de culpar a Irán. La evidencia principal fue suministrada por la Agencia Central de Inteligencia y la agencia israelí de inteligencia el Mossad. La credibilidad de ambas agencias ha sido grandemente erosionada en Argentina luego de la agresión norteamericana contra Irak el año 2003, desatada con el pretexto de la supuesta necesidad de detener el programa nuclear de Saddam Hussein. Argentina comenzó a tener dudas –¿no sería que la CIA y el Mossad estaban tratando de utilizar el ataque terrorista de Buenos Aires como parte de una operación mayor preparada para intervenir en Irán?

La influencia de Estados Unidos e Israel en el gobierno, en la política exterior y las estructuras judiciales de Argentina es difícil de rebatir. El fiscal Nisman es un buen ejemplo de eso. Existen evidencias en que él coordinaba sus actividades con las secciones política y económica de la embajada norteamericana en Buenos Airea, utilizada como cobertura por los agentes de la CIA responsables de la relación Irán – Argentina.

La solución pacífica de los problemas entre Argentina e Irán no cuadraba con los intereses de Washington. De ahí que la CIA lanzara una operación para comprometer a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, acusada de "tener acuerdos entre bastidores" con Irán.

La lucha entre facciones políticas competidoras en Argentina se está recalentando. La influencia exterior se está haciendo más importante que nunca. Argentina se apega a una política exterior independiente y su gobierno tiene poderosos enemigos internos y externos. Se ha sabido con cierta frecuencia que la Presidenta está enferma, lo cual hace que Washington vea a Argentina como un eslabón débil entre los países latinoamericanos que implementan políticas que Washington quisiera cambiar. La llegada al poder de Mauricio Macri, líder del Partido Propuesta Republicana de centro-derecha, podría iniciar un efecto dominó entre los miembros de la Alianza Bolivariana. Se trata de un hecho bien sabido que Macri está dispuesto a colaborar con Washington. Hace poco señaló que Argentina "debía mejorar sus relaciones con el mundo en vez de ser parte del Bloque Bolivariano. Mejorar sus relaciones con el mundo, quiere decir restablecer los vínculos con Occidente y mantener a distancia a Rusia y a China. Macri no tiene ningún interés en normalizar las relaciones con Irán. Macri apoya la política anti-iraní de Washington.

Según informes de prensa argentina, Nisman quería acusar a la Presidenta Cristina Fernández, al Ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timmerman y a otros funcionarios del gobierno de tratar de alcanzar "tras bambalinas" acuerdos amigables con los iraníes. Atacó duramente al memorándum de entendimiento sobre la investigación conjunta del atentado terrorista. Ambos países acordaron establecer una comisión de la verdad, la cual incluye a destacados abogados de diferentes países entre otras medidas, incluyendo la investigación en territorio iraní. Los dirigentes de la comunidad judía en Argentina se opusieron a la medida. Ellos sostienen que tal documento es "inconstitucional" y que garantiza la impunidad de los perpetradores.

El Departamento de Estado norteamericano pone mala cara ante cualquier avance en las vías de reconciliación entre Irán y Argentina. Washington y Tel Aviv perciben a Irán como un peligroso adversario estratégico. Las operaciones especiales y la propaganda negra en América Latina, han sido durante muchos años parte de las actividades subversivas dirigidas contra Irán. Todo el tiempo los órganos de prensa publican infundios acerca de la inteligencia iraní que organiza células terroristas en Brasil, Uruguay, Colombia, Trinidad & Tobago, Surinam, Chile, Venezuela, Paraguay y otros países.

Estas historias fraguadas nunca conducen a ninguna parte. Dos o tres veces agentes de la CIA han montado casos contra iraníes residentes en Argentina acusándolos de estar involucrados en actividades terroristas, pero el escándalo propagandístico no llegó a ninguna parte. Tales episodios han tenido lugar en México y Paraguay, Argentina y Brasil –en el Área de las Tres Fronteras, territorio donde convergen Paraguay, Argentina y Brasil, donde los ríos Iguazú y Paraná se juntan. El área es conocida como un lugar donde grupos islámicos realizan operaciones para reunir fondos para financiar actividades terroristas. Estos mismos métodos son con gran frecuencia utilizados por los servicios especiales de Estados Unidos contra ciudadanos rusos. En general, todo se reduce a acusaciones de participación en el tráfico de estupefacientes y espionaje.

Los expertos creen que el informe de 500 páginas no contiene información alguna sobre los perpetradores del acto terrorista en Buenos Aires. El fiscal solo repitió las historias de la propaganda norteamericana acerca de acuerdos secretos hechos con Teherán para ignorar las acusaciones a cambio de una "reconciliación geopolítica" con la República de Irán y el restablecimiento completo de las relaciones comerciales para superar las consecuencias de la dura crisis económica, como también regatear gangas de "grano por petróleo". La Presidenta Cristina Fernández en un programa televisivo negó tales infundios en el sentido que el gobierno pensaba comprar petróleo iraní. En todo caso, la Presidenta aclaró que el petróleo iraní no puede ser procesado en las refinerías argentinas, aunque no habría problema con los granos. Cristina Fernández piensa que el memorándum condenado por Nisman es un importante avance en política exterior. La reacción de Nisman refleja la negativa actitud de Estados Unidos e Israel hacia la idea de un diálogo argentino - iraní. Los consiguientes debates parlamentarios habrían sido una dura prueba para Nisman. Él comentó a los miembros de su círculo inmediato que los seguidores de Cristina Fernández lanzarían una campaña de desprestigio en su contra. Incluso les pidió a sus hijas no ver los debates en televisión. El fiscal temía que los documentos relacionados con sus vinculaciones secretas con los servicios especiales norteamericanos e israelíes llegaran a manos de sus opositores.

La Presidenta Fernández no excluye la posibilidad que el fiscal haya sido asesinado por operativos de la inteligencia argentina con el objeto e comprometer al gobierno. Antonio Stiuso, ha sido la figura central en la Secretaría de Inteligencia hasta finales del 2014. Experto en operaciones de capa y espada, veterano que se inició en el servicio en el año 1972. Stiuso hizo su propio juego. Recopiló información confidencial sobre Cristina Fernández para compartirla con Nisman. La información provenía de varias fuentes, incluso de la CIA y el Mossad. Los funcionarios leales al gobierno informaron acerca de las actividades subversivas de Stiuso y la Presidenta lo despidió.

Según blogueros argentinos, los enemigos de la Presidenta decidieron deshacerse de Nisman con el objeto de impedir inminentes denuncias y desacreditar a Cristina Fernández de una vez por todas.

La Presidenta reaccionó de inmediato. Señaló que piensa cerrar la Secretaría de Inteligencia a cambio de una nueva agencia, la Agencia Federal de Inteligencia. Existen indicios que este proceso no se dará de manera expedita, pero la purga es necesaria ya que es el único camino para poner fin a las actividades arbitrarias de la Agencia Central de Inteligencia, CIA y el Mossad en Argentina.