I
El hombre afroamericano corrió. El policía lo dejo correr hasta cierta distancia. Jaló el gatillo de su arma y una vida rodó por el suelo sin aliento. Su cuerpo se movió agonizando, mientras el policía lo esposaba, como para que no se fuera para el cielo. Todo había acabado para Walter Scott, quien había cometido el delito de tener encendida una luz roja de la parte trasera de su vehículo.
Una vida más cegada por el racismo recalcitrante de policías de raza blanca. Esta vez se trató de Michael Slager, un hombre de 33 años de edad, quien sin remordimiento alguno alojó en la espalda de Walter cinco impactos de bala que acabaron con su vida en Carolina del Sur, el pasado miércoles.
II
Señores de la derecha radical de Venezuela, señores representantes de varios partidos en la MUD, pueblo venezolano: se ha difundido un video que hace que a uno le hierva la sangre de la arrechera y la impotencia. Ese video demuestra fehacientemente como se violan los derechos humanos en el "paraíso" de los Estados Unidos. Ese es el paraíso que admira Leopoldo López, María Machado, Antonio Ledezma y Henrique Capriles, seguidos de los tontos útiles del resto de la oposición. Ese es el "paraíso" que ustedes quieren que reine en la tierra de Simón Bolívar y Hugo Chávez Frías. ¿Cuántas vidas de hombres y jóvenes afroamericanos han caído a manos de los policías de raza blanca en los últimos meses? No hay que enumerarlos. Esos hechos han sido reflejados en la prensa nacional e internacional.
III
Es en los Estados Unidos donde se violan los derechos humanos a diestra y siniestra. Las cúpulas que han gobernado a ese país por décadas y décadas les importan un pito los derechos humanos de su mismo pueblo. Y menos les importa lo que piensen o digan los de afuera. Es decir, los gobiernos y pueblos que conforman el mundo. Para ellos sólo existen sus élites. Los demás que se jodan. Aparentan ser los dueños del mundo. Pero se les está poniendo la vaina jodida. El legado de Hugo Chávez les está jodiendo la vida. Y no pasará mucho tiempo en que el pueblo estadounidense, en especial los afroamericanos, se arreche y hagan que sucedan cosas. Casos como el señor Walter Scott, baleado por la espalda por un policía, en Carolina del Sur, harán que la raza negra se convierta en la chispa que incendie la pradera. Ustedes se acordarán, más pronto que tarde, de esta afirmación. ¡Se cansa uno!
¡Volveré!