Termina el 2015 e ingresamos a una nueva etapa. El triunfo de Macri, abrirá nuevos desafíos para las fuerzas populares y de izquierda. Ser alternativa para millones es la tarea pendiente a resolver.
El primer desafío será en cada lucha concreta que tengamos que apoyar u organizar contra las medidas de ajuste que vendrán. Para enfrentar esa situación, partimos de la convicción de que miles y miles de trabajadores, jóvenes y sectores medios, incluyendo a muchos que votaron por Macri por enojo o por voto castigo, no quieren tampoco ser ajustados ni aceptan cualquier cosa. Valga el ejemplo de los trabajadores de La Nación, que en pocas horas se movilizaron internamente y repudiaron públicamente la impresentable editorial de su propio diario; un ilustrativo ejemplo de que una mayoría social no quiere vueltas atrás ni ha girado a la derecha, más allá de lo ocasional del voto. Sobre esa realidad habrá que salir fuerte a la calle y organizar cada pelea donde haga falta, habrá polarización social y a la vez el macrismo no la tendrá fácil para imponer sus planes. Será una pelea larga y fuerte.
Además, en el país se coloca la crisis del PJ y el kirchnerismo como otro de sus elementos centrales. Distintos caciques pejotistas comienzan la batalla por el liderazgo de un partido derrotado, con pases de facturas y zancadillas en la carrera por el control partidario. Nada progresivo va a venir de esa pelea. Habrá otros sectores que fueron parte del FPV sin ser del PJ donde seguramente habrá confusión y dudas sobre como ubicarse. Como sea, es la crisis de un proyecto que se acaba, donde lo único positivo que pudiera emerger, está en la base social de trabajadores y jóvenes que honestamente creyeron en ese proyecto y que pudieran abrirse a nuevos caminos hacia la izquierda, veremos si es posible una confluencia entre la izquierda y parte importante de la base social más comprometida con cambios emancipatorios.
En este escenario es claro que la izquierda de conjunto no aparece como alternativa para millones. En el mejor de los casos somos vistos como luchadores, opositores consecuentes, como sector político que en su mejor variante puede colocar un par de diputados. No poder superar ese estadio es por responsabilidad, en primer lugar, del FIT que rechazó todas las variantes para hacer algo superador. Por eso nuestra propuesta es trabajar unitariamente con todos los que quieran terminar con esta ubicación política que nos debilita.
Las permanentes negativas a la unidad, en tres ejemplos
Si tomamos lo ocurrido durante el 2015, es muy categórico el equivocado papel jugado por el FIT. Hubo tres peleas políticas y en las tres se negó rotundamente a una unidad mayor. El resultado es que no seamos vistos como alternativa.
Previo a las PASO de agosto le propusimos hacer una gran unidad de toda la izquierda política y social, incluyendo si fuera necesario utilizar las primarias para evitar la división; el FIT contestó que no y terminamos divididos. En medio de esto le negó el ingreso a ese frente a corrientes sociales que lo solicitaron.
Después de las PASO, cuando el FIT quedó como la única candidatura de izquierda, propusimos que coordinemos entre todos una gran unidad para fortalecer la única candidatura de izquierda; el FIT contestó que no, y así llegó a las generales de octubre sacando lo mismo que en las PASO (3%) sin poder avanzar nada.
Y ante el balotaje, propusimos a toda la izquierda hacer una gran campaña común por el voto en blanco-nulo; el FIT volvió a contestar que no. Agregándole además que ni siquiera las fuerzas de ese frente hicieron campaña juntas. Un desastre sectario que hizo que gran parte de los propios votantes del FIT no votaran en blanco.
Un año plagado de sectarismo, negativas, incomprensión de la necesidad de ser alternativa, dejan una conclusión evidente; el FIT no responde a la realidad y en los hechos obstaculiza la principal tarea de la izquierda en el país; postularse como opción de gobierno y de poder, trabajando ampliamente y sin falsos hegemonismos. Si el FIT cambia y se abre a este debate democrático, bienvenido sea. Pero la tarea hay que comenzar a llevarla adelante con quienes así lo quieran, sin demora.
Es hora de animarse a construir algo nuevo
El triunfo de Macri recoloca este debate en un nuevo plano. Para nosotros es prioridad hacer los mayores esfuerzos hacia una gran alternativa unitaria y de izquierda, con un programa anticapitalista y antiimperialista, con pluralidad de corrientes y tendencias, sin que nadie aplique «derecho de admisión» o se crea con derecho a veto.
Hace falta que las organizaciones, dirigentes y referentes de la izquierda política y social, nos encontremos para abrir este diálogo. Que organicemos reuniones, paneles de debate, eventos unitarios para intercambiar opiniones y propuestas. Es importante que jueguen un rol los intelectuales que también ven necesaria una gran unidad, los dirigentes sindicales antiburocráticos, las feministas, los ambientalistas, los que decepcionados comienzan a irse del kirchnerismo y quienes también ven que por la vía de los fracasos de la centroizquierda no hay salida. Todos tenemos que aportar a la tarea de levantar una alternativa grande y unitaria desde la izquierda.
De cara al 2016 el MST-Nueva Izquierda pone toda su fuerza y militancia nacional a disposición de este objetivo. No queremos abonar un proyecto limitado, sectario y sin vocación de mayorías. Queremos desde la izquierda ser opción de gobierno y ser a futuro, un reflejo en lo político de una nueva mayoría social, sabiendo que sin un programa claro y sin la amplitud necesaria es imposible lograrlo. Pongamos manos a la obra hacia una nueva confluencia.