Soltando amarras de la OMC (I)

Hace diez años atrás, difícilmente alguien imaginaría que hoy el mundo estuviese comenzando a transitar un camino distinto al diseñado desde los centros de poder.

La entrada de Venezuela al MERCOSUR, la propuesta de avanzar hacia una confederación de naciones indoamericanas más el Tratado de Comercio de los Pueblos materializada este domingo 28 de mayo; la decisión del Gobierno de Venezuela de retirarse de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y del Grupo de los Tres (G-3, Colombia, México y Venezuela); el ALBA puesto en práctica a través de compromisos entre gobiernos (Cuba, Bolivia, Brasil, Argentina, Uruguay, CARICOM), alcaldías (Nicaragua, El Salvador) u organizaciones sociales (Estados Unidos, Brasil) a simple vista parecen decisiones aisladas, sin embargo, se transforman en actos de soberanía de gran alcance ante las condiciones del contexto comercial actual dominado por las imposiciones de las transnacionales a través de la Organización Internacional de Comercio (OMC).

Algo de historia

Al finalizar la II Guerra Mundial, los países aliados capitalistas, encabezados por Estados Unidos e Inglaterra, crean todo un sistema normativo que incluye esencialmente las áreas economica, política y militar que les permita mantener y expandir el modelo capitalista y detener el avance de las ideas socialistas en América Latina y otras partes del mundo.

Economía:

En la Conferencia de Bretón Woods, en 1945, convocada por estos países nacen dos instituciones financieras: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a las que se le suma en 1948 una tercera, que regulaba el comercio, menos conocida pero no menos importante: el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (General Agreement of Trade and Tariffs -GATT), suscrito por 23 países, que representaban el 80% del comercio mundial. De esos 23 países 11 eran países en vías de desarrollo.

Uno de los principios utilizados en el funcionamiento del GATT era la cláusula de la nación más favorecida. Esta cláusula obligaba a los países a conceder a todos los demás los beneficios que otorgasen a un país específico. Aparentemente es un fundamento justo basado en el principio de no discriminación, sin embargo, en este caso no lo es, puesto que los países no son iguales especialmente en lo que se refiere al comercio y al nivel de desarrollo económico. En escasas oportunidades los países en vías de desarrollo lograron acceder a las ventajas ofrecidas en sectores específicos, pero en general no lo lograban.

El modelo de negociaciones que se mantuvo hasta 1961, era el de negociación bilateral. Cada país negociaba por su parte con el principal proveedor, después los términos del acuerdo logrado era aplicado a los otros exportadores cumpliendo con la cláusula de la nación más favorecida. Posteriormente, se adoptó el método de la reducción lineal de aranceles aduaneros, quedando fuera unos pocos productos.

Desde su creación, el GATT se ocupó de lograr prioritariamente la reducción de aranceles aduaneros para los productos manufacturados de los países desarrollados que entraban a países en vías de desarrollo. A muchos de estos últimos países las decisiones logradas en el GATT por los representantes de los países industrializados y las grandes compañías internacionales, los obligaban, en la práctica, mediante la especialización en la producción de materias primas a convertirse en proveedores para los países más industrializados.

De poco o nada sirvió esa especialización a los países en vías de desarrollo que dependían de la exportación de sus materias primas para hacerse de capitales que les permitieran industrializarse. El trato dado a estos productos por los acuerdos del GATT los colocaba en una clara situación de desventaja, su precio descendía significativamente cuando aumentaba la oferta, así fuera en baja escala. Ese fenómeno se conoce como "el deterioro de los términos de intercambio".

Esta desigual situación y el reclamo planteado por estos países lleva a la Organización de Naciones Unidas en 1964 a crear la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y, en 1968, el Sistema General de Preferencias (SGP). Durante doce años se negociaron en el seno de la UNCTAD la adopción de las reglas antimonopolios para enfrentar las prácticas comerciales de las grandes corporaciones. Aún cuando no siempre son respetadas esas reglas o que son interpretadas a conveniencia de estas corporaciones necesario es señalar que su reconocimiento constituye un hecho político de gran importancia.

Nace la OMC

El espacio donde se realizaban las negociaciones de los aranceles aduanales se denominaron rondas. Siete fueron estas rondas realizadas por el GATT antes de convertirse en la OMC: Ginebra (1947), Annecy (1949), Torquay (1951), Ginebra (1956), Ginebra (1960-1961, Ronda Dillon); Ginebra (1964-1967, Ronda Kennedy), Ginebra (1973-1979, Ronda de Tokio).

En el estudio realizado por el Observatorio Global sobre el desempeño del GATT entre otras cosas se señala lo siguiente: "La no inclusión de la agricultura en las negociaciones, los sucesivos Acuerdos Multifibras que limitaron el comercio de los productos textiles de los países en vías de desarrollo, la incapacidad de los países más pobres para competir tomando como base la cláusula de la nación más favorecida, las negociaciones posteriores del SGP y la crisis general del modelo de desarrollo económico posguerra de los países desarrollados, son factores que, combinados, crearon un entorno favorable para la revisión del sistema mundial de comercio, que tendría lugar en la Ronda Uruguay del GATT." (http://www.asc-hsa.org/IMG/Estudo_NAMA-2.pdf)

Esta Ronda Uruguay sesionó desde 1986 a 1994 dando lugar a la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) el 1° de enero de 1995, erigiéndose como la única organización internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. La OMC funciona mediante conferencias ministeriales, de las cuales se han realizado en Singapur (1996); Ginebra (1998); Seattle (1999); Doha (2001); Cancún (2003); Hong Kong (2005) y Ginebra (2006). De acuerdo a la página de la OMC "Los pilares sobre los que descansa son los Acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. El objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los importadores a llevar adelante sus actividades." (Pulsar aquí) Esta organización está conformada por ciento cuarenta países, que representa el 97% del comercio mundial. Una treintena de países esperan ser incluidos.

En las conferencias ministeriales de la OMC las grandes compañías transnacionales impusieron sus intereses en la negociación sobre los servicios, inversiones, propiedad intelectual y compras gubernamentales. Asimismo, los países en vías de desarrollo han exigido que se coloque en la agenda de esas conferencias, la revisión de los subsidios otorgados por los países desarrollados a la agricultura que determinan una competencia desleal.

Un poderoso factor que contribuye a la aceptación de las injustas condiciones a las que son sometidos los países vías en desarrollo es la cuantiosa deuda externa contraída por estos países con el Fondo Monetario Internacional y el BM, en algunos casos con la vana ilusión de realizar la necesaria industrialización que mejoraría sus economías.

Política

Las imposiciones en el área económica aunque importantes no serían suficientes para obligar a los países en vías en desarrollo a aceptarlas si no se contara con otros mecanismos. En el área política ese papel lo cumple la Organización de Estados Americanos (OEA), sucesora de la Unión Panamericana, que adecuó su Carta a los requerimientos exigidos por la Carta de la ONU, en 1948.

En esta institución que asegura la alianza de las clases dominantes del continente con los Estados Unidos. El logro de la democracia fue colocado en el centro de las tareas, una democracia en la que la dinámica política y económica estuviera precedida por el desarrollo de las instituciones representativas, en las cuales las decisiones se toman a espaldas del pueblo por un pequeño grupo. Para proteger estas nacientes democracias, que garantizaban el capitalismo, de cualquier peligro que impidiera su desarrollo se promulgaron en casi todos los países del continente a partir de 1949 leyes de defensa de la democracia.

Militar

A fin de garantizar el cumplimiento de las medidas económicas y políticas para someter a los gobiernos de los países en vías de desarrollo, el capitalismo se sirve de un efectivo recurso: el militar. Ello es posible ya que en 1947 en Río de Janeiro se inicia el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). La existencia de este Tratado es el que posibilita la formación de los militares de los diversos países del continente, en técnicas para reprimir y desmovilizar a los movimientos sociales y políticos que lucha por cambiar el sistema capitalista por otros sistemas que garanticen mayor igualdad y justicia social, en la tristemente célebre Escuela de las Américas.

La defensa y protección de los intereses del capitalismo en el continente exigió la intervención militar. Entre muchas otras, se pueden mencionar: Venezuela, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile.

Las enseñanzas

Con crudeza los pueblos aprendieron el origen común que tienen tanto la coacción, el chantaje, el terror, el asesinato, la deuda externa y las medidas arancelarias implementadas en los treinta años de predominio del GATT y veinte de la OMC, como las únicas rectoras del intercambio comercial. Los pueblos aprendieron a estar en guardia, porque los países desarrollados, aún cuando en el discurso se declaran defensores del libre comercio, no titubean cuando ven amenazados sus intereses, en recurrir al proteccionismo: "sistema de medidas económicas de Estado encaminadas a desarrollar la economía nacional protegiéndola contra la competencia extranjera." (Breve Diccionario Político, Editorial Progreso, 1983).

El aprendizaje logrado y la pobreza creciente que padecen los pueblos de los países en vías de desarrollo los lleva hoy a la resistencia al ALCA y los TLC y a la búsqueda de nuevas alternativas como el ALBA y el Tratado de Comercio de los Pueblos, iniciados por Cuba, Bolivia y Venezuela.

Los avances en estos últimos diez años, indican el inicio de un camino en el cual poco a poco los pueblos del continente van soltando las amarras de la OMC. La segunda parte de este trabajo abordará este tema.
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