I
¡Qué duro es escribir sobre esto! No es una frase de alguna mujer secuestrada por delincuentes, aquí en Venezuela. No es una dama que narra los hechos de una película hollywoodense premiada con el Oscar. No es un cuento, producto de la imaginación de algún creador. No es el título de un libro de Ybelice Pacheco. Nada que ver. Se trata de los abusos sexuales que se han venido en países africanos, donde cumplen misiones soldados y personal de la Organización de Naciones Unidas. En efecto, un informe presentado por el secretario general de la ONU, señor Ban Ki-moon, señala que continúan las violaciones de mujeres, preferentemente jóvenes menores de edad, donde llegan a cambiar una galleta o un frasco de agua por sexo oral. Se trata tanto de soldados como personal de la propia ONU. Una chica de tan sólo 14 años fue tomada en un aeropuerto, arrastrada a un matorral y violada por tres soldados. "Me tomaron a la fuerza, me llevaron a un montarral, me quitaron mi vestido, hicieron trizas mi ropa interior y me violaron uno a uno", narró la menor a las autoridades.
II
Todos estas aberraciones sexuales sucedieron en el 2015, pero aún en el 2016 los abusos siguen, sin que nadie los pueda parar. Pero no es sólo en África. También ha venido sucediendo en Haití, donde los soldados de la ONU abusan como les da la gana de las niñas haitianas. Pero las aberraciones de este tipo no terminan allí. También ha venido sucediendo en Colombia, por parte de los soldados estadounidenses. Cifras conocidas por organismos internacionales dan cuenta de que en Colombia, en años recientes, fueron violadas 54 jóvenes menores de edad, sin que se hayan castigados a los culpables, dado que existen un acuerdo entre los dos gobiernos, en el sentido que los soldados gozan de inmunidad, sea cual sea el hecho que cometan. No más imagínense ustedes que harían los marines si llegaran a horadar el suelo patrio. ¡Dios nos proteja de esas hordas! ¡Volveré!
