Un joven, García Medina, informó a las autoridades colombianas que un grupo de por lo menos cinco individuos incursionó en la residencia, aproximadamente a las 9 de la noche de ese lunes, y sin decir nada disparó contra los ocupantes de la misma. Los sicarios, que portaban armas de corto alcance dieron muerte a siete de los 12 ocupantes de la finca. Diva Leal, Yolanda Buitrago y él lograron escapar por una puerta trasera. De acuerdo con el relato del sobreviviente y vecinos, los asesinados gozaban de respeto y aprecio en la región y solamente se conocía que eran militantes del partido político Alianza Democrática M-19, desde hacía dos años. Uno de los directivos principales del M-19, Afranio Parra, fue asesinado en Bogotá el siete de abril de 1989 en el momento en que se realizaban conversaciones de paz entre el Gobierno de Virgilio Barco y el entonces grupo subversivo; con Parra fueron asesinados otros dos integrantes del movimiento. El líder máximo del M-19, Carlos Pizarro Leóngómez, fue acribillado el 26 de abril de 1990 en un avión, cuando viajaba de Bogotá a Barranquilla, un sicario acabó con la vida del líder guerrillero colombiano y candidato presidencial. Pizarro se convirtió en el cuarto candidato presidencial asesinado en el país. El M-19 se formó luego de que se consideró un robo el resultado de las elecciones que dieron el triunfo a Misael Pastrana Borrero sobre el general Gustavo Rojas Pinilla, el 19 de abril de 1970. Carlos Pizarro, amante de la literatura, era de extraordinaria habilidad para la palabra escrita y la oratoria, dueño de una poderosa argumentación, se lo recuerda por los debates sobre democracia en medio del Consejo Verbal de Guerra en el que se lo juzgaba junto a otros dirigentes del M-19 en tiempos del Presidente Turbay Ayala. De su abundante producción epistolar destaca la extensa carta a su padre, el almirante Juan Antonio Pizarro, quien llegó a ser máximo comandante de las FF. AA. y en la que termina diciéndole: "Mantengo la certeza de que desde tu lecho de enfermo posas tu mirada inteligente sobre mis pasos actuales. Sé que continuarás implacable frente a mis yerros y continuarás confiando en mi carácter. No estaré a tu lado en la hora de tu muerte, pero nunca he estado lejano. Recibe mi mensaje eterno de agradecimiento y amor.
Después del encuentro histórico en Madrid (1983) entre Belisario Betancur y los dirigentes del M-19, Iván Marino Ospina y Álvaro Fayad, se abrió la puerta al primer intento de paz en 1984. Habiéndose convenido la firma de una tregua, Carlos Pizarro, aún malherido luego de un oscuro atentado mientras se dirigía a Corinto, Colombia, no vaciló en firmar el acuerdo de tregua y cese del fuego (1984). Hubo de pasar por muchas circunstancias políticas y varias trágicas antes de que una escena similar tuviera lugar, esta vez en Santo Domingo (Colombia) cuando el 9 de marzo de 1990, siendo comandante general del M-19 dio la orden a todos sus combatientes de "por la paz de Colombia..., ¡dejad las armas!". Sus palabras de ese día bien resumen el valor y la certeza de estar pactando la paz: "Quizás es más difícil para los que estamos aquí, que hemos vivido durante muchísimos años en la guerra, hacer este acto simbólico y real de dejación de armas que cualquiera de los combates que hemos tenido en el pasado". Y añadió: "Esta es una decisión en la que nos vamos a jugar nuestras vidas y nuestros sueños... Nos enorgullece lo que estamos haciendo" El M-19 entregó sus armas al gobierno en marzo de 1990.
Este escrito es un pequeño recordatorio de algunas cosas que pasó en Colombia en la época del M-19 y la intención es recordar a los colombianos parte de acontecimientos horribles que sucedió hace unos 30 años atrás. Tengan pendientes los bandos en pugnas que la traición no deja nada bueno, que hay que tener paciencia y que sobre todo jugar limpio, actúen de buena fe desechando de plano cualquier triquiñuela. Hablando se entiende la gente. Eviten cualquier conflicto con relación a este tratado de paz para que así pueda funcionar exitosamente, por el bien de Colombia y del mundo en general. Suerte en este intento de paz suscrito entre el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de la FARC. Suerte.