Contra el poder

¿Por qué perdió el SI en Colombia y ahora qué pasará?

Las encuestas mintieron, los medios privados colombianos ocultaron los beneficios del acuerdo de Paz entre la guerrilla y el gobierno, además de silenciar los testimonios de las víctimas y censurar la historia de fracasos de otros intentos de paz, sobre todo el genocidio contra la Unión Patriótica. No se trataba de una victoria de las FARC como lo pregonaron dos fracasados históricos como Pastrana y Uribe. Se trataba de una oportunidad para hacer política sin armas, sobre todo en una falsa democracia plagada de parapolítica, desmovilización, masacres y dolor de millones de colombianos que huyeron fuera del país, y que aún en Colombia sobreviven en los cordones de miseria que rodean las grandes ciudades.

Pastrana y Uribe quedarán en la historia como los apátridas que se alimentan de las cloacas de las bases militares norteamericanas. Ambos suscribieron acuerdos a espaldas del pueblo que llenaron de sangre el territorio colombiano. Y allí radica el error del presidente Santos, pues nunca quizo identificar a los enemigos de la paz, ni denunciar como actúan, quizás porque siempre formó parte de ese equipo. Santos no entendió que no se puede hablar de paz ni ser consecuente con la paz, si no se ataca a los paramilitares en Colombia, si no se devuelven las tierras robadas a los campesinos colombianos. Es curioso, sigue vigente el discurso de Bernardo Jaramillo, candidato presidencial por la Unión Patriótica, asesinado por quienes historicamente han traicionado los esfuerzos de PAZ. ¿Con qué moral? Pastrana y Uribe cuestionaron los acuerdos que fueron sometidos a un plesbicito, cuando el primero acordó un Plan Colombia sin consultarlo con nadie y el segundo fingió una desmovilización de paramilitares para robar recursos de la nación y garantizar la impunidad de las masacres de miles de colombianos. Pero Santos nunca denunció tales antecedentes, vitales para entender las peticiones de las FARC, para que esa sociedad colombiana clase media, cuyos hijos no prestan servicio militar, puedan comprender que no hay buenos ni malos, vaqueros ni indios, humanos y alienígenas, sino que se trata de unas causas sociales y económicas históricas, que deben ser transformdas cuánto antes, con soberanía, con política, con equilibrio y obviamente con un acuerdo de paz.

Existen alternativas jurídicas en Colombia para blindar el acuerdo, incluso la comisión de los diálogos tienen ahora la obligación de hacer lo que no hicieron. De manera constitucional, perfeccionar aún más los acuerdos, todo es mejorable. Santos hizo ver que estaba obligado a garantizar la estabilidad, y tiene razón, pero no es suficiente, debe exigir por decreto constitucional, por ejemplo, garantizar los espacios en los medios para el debate público de las causas históricas del conflicto y los reiterados esfuerzos de paz, pero no en manos de los mentirosos de siempre. El espacio no es para las Claudia Gurisati de la alfombra roja de la prensa frívola colombiana. Los espacios son para las víctimas y líderes políticos que sobreviven la guerra en sus comunidades. El joven Leonard que habló con la verdad a Uribe, y que ahora es amenzado de muerte, debe ser escuchado desde las palataformas mediáticas con más espacios que los dados a Pastrana. Solo el gobierno puede garantizar ese equilibrio informativo, y la sociedad por el SI debe exigirlo.

Los electores del SI tienen una bandera, una propuesta y la dignidad intacta para seguir luchando. Los electores del NO volverán a sus casas sin nada en las manos, no hay victoria en el vacío que deja cerrarle otra puerta a la PAZ. No hay organización en ningún movimiento político con una abstención de 63%. La guerra continúa, afortudamente con anuncios bilaterales de cese al fuego. Pero sigue siendo una guerra política, una lucha de clases. Quizás la PAZ no se conquista por la calle del medio, quizás pasa por varias reformas, la primera de ellas exigir reformas en comunicación, en inversión social, en sacar las bases militares y la recuperación de tierras. Lo más importante de este plesbicito es que no vuelvan a ser invisibles los que votaron por el SI.



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David Javier Medina


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