Cuando la grandeza se nutre en base a la sencillez, la modestia, la solidaridad sin límites, el amor por el prójimo, la lucha por la justicia, el desprendimiento más absoluto a lo personal y la abnegación absoluta por lo colectivo ocurre el fenómeno que ha rodeado a Fidel, el comandante, el gigante eterno. Es la grandeza de verdad, no aquella fabricada por intereses oscuros y particulares, es decir, es la verdadera grandeza, o mejor dicho, es la grandeza en su esencia.
Cuando el homenaje es con la acción sencilla y común, sin estridencias ni protagonismos; esa que nace del corazón, del alma de los humildes, de los olvidados por "lo grande". Cuando ese homenaje es sentido y lleno de amor sincero, es precisamente donde se determina que el homenajeado es inmortal. Eso ocurre con Fidel... Los imperialistas piensan que ha muerto, craso error. Hombres como Fidel nacen todos los días en la esperanza de los pueblos y mientras exista un excluido, una injusticia, una afrenta, una deshonra, un explotado o explotada, un torturado o torturada en cualquier parte del mundo ese gigante seguirá vivo y no solo vivo sino en posición de batalla. Como él mismo lo señaló. "las bombas podrán matar los hambrientos, los enfermos y los ignorantes, pero jamás podrán acabar con el hambre, las enfermedades y la ignorancia, tampoco con la rebeldía de los pueblos". Precisamente es la rebeldía de los pueblos, el despertar de éstos lo que Fidel buscó siempre con sus enseñanzas cotidianas. La luz para la libertad hecho teoría y acción, práctica diaria, idea permanente que recorren las mentes de los pueblos y con sus altibajos propios de la batalla, estos jamás mueren; se reproducen, germinan y recorren caminos, senderos y montañas en las miradas tiernas de niños y niñas, en la experiencia de los viejos, las ansias de jóvenes y hasta las plantas, los pájaros y peces, es decir, la vida. Cuando nos señalan que estamos al borde del colapso de la especie y como siempre los capitalistas sonreían, el devenir del tiempo nos demuestra que en realidad nos enfrentamos a esta dramática posibilidad y es donde tus ideas socialistas se nos presenta no como una opción sino como única posibilidad de salvarnos.
"Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar" espetó el principal mentor de este fenómeno, el gran Martí, pues Fidel no hizo otra cosa que ser fiel al autor intelectual de esta batalla para la cual Fidel incorporó a Bolívar, Sucre, Morazán, Sandino, Zamora, Simón Rodríguez e invitó a Chávez a participar y nutrirse de esa sabia y con ello sembrarlos en el alma del faro americano y sus alrededores. No solo la historia te absuelve, te absuelven hasta los santos y dios si existe, porque Cristo, no solo te absuelve, sino que está imbuido en un aplauso eterno por seguir sus lecciones al pie de la letra "amaos los unos a los otros como a ti mismo". Salud, alimentos físicos y del alma, ideas libertarias esparcidas por el planeta no solo son lo más cercano al cielo sino al paraíso que prometió el palestino inmortal.
Los imperialistas celebran tu muerte, se engañan, ésta no existe para quien vuela y palpita en el corazón de los olvidados de la historia... ¡eres inmortal Fidel! porque llevamos tu fusil, tu mochila en nuestras almas y corazones. ¡Comandante... Hasta la victoria siempre!