El gobierno de Peña Nieto sí tiene otra salida: obligar a los ricos a invertir lo que han robado

1. Los izquierdistas mexicanos –dadas las condiciones- hoy no parecen estar por la expropiación de las enormes riquezas acumuladas, aunque tengan la convicción de que "la propiedad es un robo", como diría Bakunin. Incluso Marx llegó a decir que no toda propiedad, sino sólo la "gran propiedad" de un puñado de familias que gozan de todos los privilegios. En México hay por lo menos tres millares de multimillonarios que poseen capitales y propiedades heredadas de padres y abuelos, así como otros que en los últimos 35 años, a partir de los gobiernos de De la Madrid y Salinas que les dieron todo su apoyo. A esos personajes con gigantescas inversiones en México y otros países, así como con capitales en paraísos fiscales, no se les ha querido tocar porque son ellos quienes pagan todas las campañas políticas y aseguran que los gobiernos les sigan favoreciendo. Los gobiernos usan mil pretextos para no tocarlos, pero en esos negocios está la salida.

2. Personajes como Slim, Salinas Pliego, Larrea, Bailleres, Arango, Azcárraga, Hernández, Harp, Zambrano, Servitge y muchos más pertenecen a la lista de los supermillonarios de Forbes, es decir, de los hombres más ricos del mundo. Esos son los individuos, pero existen poderosísimos negocios como los seis bancos vendidos a extranjeros yanquis, españoles, británicos y canadienses, así como negocios comerciales como Wall Mark, Soriana, Comercial Mexicana, Chedraui, Minería, cuyo ingreso mensual es de miles de millones de pesos. No se plantea su expropiación –porque esa sólo sería tarea del pueblo- sino obligarlos a crear por lo menos 10 millones de plazas de trabajo con salarios decentes. En México cada año se requiere crear un millón 300 plazas y sólo se crean 600 mil. Obligando a los ricos a invertir la mitad de sus capitales, alcanzaría para abatir el desempleo, los salarios de hambre, la migración, la inestabilidad y el "saqueo" o simple traslado de mercancías.

3. ¿Qué hacen los pobres gobiernos mexicanos al servicio de la burguesía como el de Peña sino lamer las botas de esos supermillonarios? Buscan convencer al pueblo indignado ante las políticas que los agreden, para que no estén molestos ni protesten. ¿Para qué aumentar el precio de las gasolinas, de la electricidad, de las tenencias vehiculares si saben que llega obligatoriamente al aumento de los precios en todo? Por ello jamás estaré en contra de las luchas de los pueblos sean los que sean los métodos que usen para defenderse. Deseo que los policías y militares un día entiendan que también ellos son pueblo y eviten "el lavado de cerebro" de la burguesía y el imperialismo yanqui. Estas magníficas batallas contra los gasolinazos son solamente ensayos que enseñan a los pueblos a defenderse. Hay que continuar por estos caminos y otras rutas de lucha porque son los que educan al pueblo para una transformación social desde la raíz, que es lo que el mundo necesita. (6/I/17)

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Pedro Echeverría


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