Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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Los contactos de una agrupación de exiliados anti Irán con altos miembros del gobierno de Trump, podrían explicar por qué el presidente de Estados Unidos ha asumido una línea tan hostil hacia la República Islámica de Irán, tildándola como "el estado número uno que promueve el terrorismo" y de paso, aplicándole nuevas sanciones a Teherán.
El asesor de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn, emitió una inusual declaración pública la semana pasada alegando provocativamente que "Irán está siendo advertido"
https://www.theguardian.com/world/2017/feb/01/iran-trump-michael-flynn-on-notice
para futuras acciones no especificadas, incluyendo acciones militares, debido a sus recientes ensayos de proyectiles balísticos. El mismo Trump terció en el asunto menospreciando a Irán por desestabilizar el Medio Oriente.
Resulta que un grupo disidente iraní que se sospecha que está vínculado con los servicios de inteligencia saudita e israelí, podría haber soplado algo al oído del presidente Trump para determinar su política.
La recientemente confirmada Secretaria de Transportes, Elaine Chao y por lo menos uno de los principales asesores presidenciales, el ex alcalde de Nueva York, Rudi Giuliani, ambos han figurado
como oradores invitados en actos organizados por el grupo disidente iraní Mujahedeen-in Khalq (MEK)
Otras figuras políticas importantes cercanas al círculo interno de Trump y asociadas también al MEK incluyen al notable del partido republicano, Newt Gingrich, al ex director de la CIA, James Woolsey y al ex embajador norteamericano ante la ONU John Bolton.
El MEK se originó como una agrupación armada insurgente contra la dictadura del Shah de Irán, apoyada por Estados Unidos durante la década del 60. Posteriormente cayó en desgracia con el gobierno clerical islámico que ha gobernado Irán desde el año 1979. Las autoridades iraníes han catalogado al MEK como una agrupación terrorista apoyada desde el extranjero.
Se estima que esta organización ha llevado a cabo alrededor de 17 mil asesinatos contra ciudadanos iraníes con el objeto de desestabilizar la República Islámica de Irán. Los asesinatos de científicos nucleares iraníes en estos últimos años, han sido cometidos por operativos del MEK y orquestados por la inteligencia norteamericana e israelí. El anciano estadista republicano Newt Gingrich, que es asesor de política exterior de Trump, de manera descarada, pidió más de esos asesinatos.
Aunque parezca mentira, considerando los contactos de esta agrupación con altas figuras de Washington, el MEK también resultó responsable del asesinato de seis militares y contratistas norteamericanos durante la década de los años 70 cuando era opositor al régimen del Shah, apoyado por Estados Unidos. El MEK declara que desde que renunció oficialmente a la violencia armada el año 2001 culpa los primeros asesinatos de ciudadanos norteamericanos a un grupo escindido y que ha sido eliminado el año 2012 de la lista negra de Estados Unidos de agrupaciones terroristas, medida que había sido recomendada anteriormente por
el Instituto Brookings con sede en Washington el año 2009 cuando el grupo de analistas recomendó al MEK como un "delegado útil para el cambio de régimen en Irán."
Según un informe publicado por la Associated Press esta semana
la Secretaria de Transportes de Trump, Elaine Chao, cobró 50 mil dólares por un discurso de cinco minutos que dio el año 2015 en una reunión celebrada en la capital francesa, París, organizada por el ala política del MEK. A la misma reunión asistió Rudi Giulani quien pronunció un vehemente discurso clamando por el cambio de régimen en Irán.
Giuliani fue considerado por Trump como Secretario de Estado antes que ese alto cargo diplomático fuera finalmente asignado a Rex Tillerson, ex gerente ejecutivo de la Exxon Mobil. El pasado mes, Giuliani y otros altos funcionarios le escribieron una carta a Trump pidiéndole a su gobierno "plantear el diálogo" con el ala política del MEK, informó la Associated Press.
Este trasfondo cabildero sirve como explicación de por qué el gobierno de Trump, de manera abrupta ha asumido una línea hostil hacia Irán.
Ha habido informes en los medios de difusión de masas de Estados Unidos
en el sentido que uno de los motivos podría ser que el gobierno de Trump está tratando de quebrar la alianza que de facto existe entre Rusia, China e Irán. Hasta ahora, ese gambito no parece estar ganando terreno. Tanto Rusia como China denunciaron las nuevas sanciones de Estados Unidos contra Irán tildándolas como contra productivas para las relaciones internacionales.
Moscú también ha rechazado las denuncias de Washington contra Irán como un estado que promueve el terrorismo. El Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, dijo que Irán era todo lo contrario. Es un socio clave en la derrota de las organizaciones terroristas del Estado Islámico en Siria e Irak.
Por otra parte, esta semana Rusia defendió el derecho soberano de Irán para desarrollar una
http://www.presstv.com/Detail/2017/02/08/509622/Russia-US-Iran-Trump
tecnología militar para su defensa y dijo que las pruebas de misiles balísticos realizadas el mes pasado no violan el acuerdo militar P5+1 del año 2015. Tampoco quebrantaron las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU señaló Moscú, porque los misiles en cuestión fueron de carácter convencional y no estaban diseñados para transportar cabezales nucleares. Por lo tanto, frente a todo esto, el pretexto para el giro hostil de Trump hacia Teherán no tiene ningún sentido.
Incidiendo en el cálculo de Trump está el aporte de Israel y Arabia Saudita –ambos estados con su furioso alegato que Irán ejerce una influencia maligna en la región. Trump tiene programado reunirse con el Premier israelí, Benjamín Netanyahu cuando este visite Washington a fines de este mes. Ambos han sostenido conversaciones telefónicas en las que –se informa—han discutido la necesidad de "contener a Irán".
El secretario de la defensa de Trump, James Mattis, quien la semana pasada también tildó a Irán como el más grande promotor del terrorismo en el mundo, informó que
ha estado compartiendo frecuentes comunicaciones con el jefe militar de Arabia Saudita, el príncipe Mohammed bin Salman acerca de asuntos de seguridad regional, incluyendo una vez más la noción de "contener a Irán". La Casa de Wahhabi percibe al Irán chiita y a su muy democráticamente dirigida Revolución Islámica como una amenaza existencial a su régimen dinástico y aquellos regímenes de otras monarquías sunitas alineadas en el Golfo Pérsico.
Las oligarquías de Washington dependen de este eje saudita-israelí y de la contención de Irán con el propósito de mantener su hegemonía petro-dolarizada, sobre la cual sobreviven todas sus economías. La naturaleza simbiótica de la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita y el despotismo israelí, es sistemática e inmutable al margen de quien ocupe la Casa Blanca.
El príncipe Turki al Faisal, alto personaje de la Casa de Saud, ex jefe de la inteligencia saudita, es también patrocinador del grupo disidente iraní MEK y ha participado en concentraciones clamando por el cambio de régimen, según la Associated Press.
Es muy posible que la Casa de Saud sea uno de los grandes financistas del MEK, de otra manera sería difícil explicar cómo el grupo de exiliados mantiene oficinas en Europa y Estados Unidos con destacadas figuras políticas en sus listas de invitados.
La complicidad con la inteligencia militar israelí ha sido consecuente. Las autoridades iraníes sostienen que los asesinatos cometidos por agentes del MEK han sido facilitados por el Mossad israelí.
Pareciera que tanto Israel, Arabia Saudita y la agrupación de exiliados anti iraníes MEK, están detrás de la política de Trump hacia Irán.
Ciertamente que el repunte de la beligerancia que emana del gobierno de Trump proviene fuertemente de una influencia indebida. Trump se ha demostrado un tanto diletante e inculto en materia exterior. Trump no lee libros. Obtiene informaciones por cable, noticieros televisivos y pareciera que confía mucho en asesores y en nebulosos detalles para formular su "política". El hecho que Trump se haga eco de las acusaciones contra Irán en el sentido que es "un estado promotor del terrorismo", sugiere que se trata de un presidente que es proclive a las influencias malignas.
Y en cuanto a lo relacionado con Irán, existe una persistente influencia maligna alimentando el cerebro de Trump.
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