Venezuela y México han venido sufriendo ciertas similitudes sangrientas y abominables en sus escabrosos procesos históricos y sociales. No es absoluto nada casual lo que hoy políticamente está ardiendo en todo México. Porfirio Díaz fue nuestro Juan Bisonte Gómez. Las revoluciones traicionadas, las reformas agrarias que nada cumplieron, los héroes olvidados y mancillados por los poderosos y llamados por éstos bandidos (Pancho Villa, Emiliano Zapata…) para complacer a la cultura y buenos modales de los gringos. Hubo una orden en ciertas regiones, mediante la cual no se le permitía entrar en las escuelas a niños con vestimentas indígenas. Las imposiciones de los modelos económicos y políticos del norte imperial que han provocado esa pavorosa migración hacia el sueño dorado de la putería materialista. Una cadena de asesinos y vendidos mandatarios, traidores y lacayos que han gobernado a México desde Lázaro Cárdenas. El partido adeco del PRI que se apoderó de México y lo destrozó!
que le desfiguró su cultura y lo puso enteramente de rodillas ante el Tío Sam, e hizo que evolucionara hacia la derecha. Hoy ya estamos viendo el peligroso estado de crispación en que se encuentra la sociedad mejicana, con todo el perfecto cóctel que alienta las guerras civiles en nuestros países:
Iglesia-empresariado-embajada norteamericana (la CIA).
Más o menos, cuando comenzó en Venezuela la enclenque democracia representativa, se inició México el mismo tipo desquiciamiento político: De 1958-1964 inicia su mandato Adolfo López Mateos (nuestro Rómulo Betancourt), y México se entra en esa penumbra de represión y muerte que luego se intensifica con los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo (de 1964 a 1982, equivalente a Raúl Leoni, Rafael Caldera, Luis Herrera y CAP): En el borrador de un reporte gubernamental de la "Guerra Sucia" en México, se reveló que durante este período, el Gobierno Federal orquestó una campaña contrainsurgente, en la cual los soldados mataron a sangre fría a varios ciudadanos, violaron a mujeres e incendiaron comunidades enteras. El reporte, el periodo más violento fue el de Echeverría, entre 1970 y 1976, cuando las bases militares habrían servido como "campos de concentración". Cientos de personas vinculadas con actividades subversivas fueron asesinadas o desaparecieron en Guerrero en 1970. Cientos de allanamientos de morada, detención arbitraria, tortura, violaciones de mujeres en presencia de sus esposos y posible ejecución extrajudicial de conjuntos de personas.
Dice el informe que "con esta operación se instaura una política de estado en que todas las autoridades conexas con el Ejército (Presidente de la República, Estado Mayor de la Secretaría, comandantes de las dos regiones militares de Guerrero, oficiales a su mando y tropa) participan en las violaciones a los derechos humanos, con la justificación de perseguir a un maleante prófugo".
Quizá, la época cumbre de los crímenes, en nombre del “progreso” lo hace el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, el 2 de octubre de 1968, cuando una multitudinaria manifestación estudiantil fue masacrada en la Plaza de las Tres Culturas, en el barrio de Tlatelolco, de la ciudad de México. En pocos minutos, la balacera fue impresionante. Quedaron tendidos en la Plaza más de 300 muertos, aproximadamente 1.500 heridos, mientras que el ejército y la policía detuvieron a más de 2.000 estudiantes. El presidente Díaz Ordaz acusó a los estudiantes de haber comenzado los disparos, para lo cual contó con el aval de la prensa. Su secretario de gobierno, Luis Echeverría (el CAP mejicano, que gobernó de 1970 a 1976), para muchos el cerebro de la masacre (junto al jefe del Departamento Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios), fue premiado posteriormente con la Presidencia de la República. Luis Echeverría Alvarez, para los gringos era un "elegantísimo" mexicano (en guayabera).
Después vino José López Portillo (el Lusinchi nuestro), quien se chingó a la Constitución y a la economía nacional. Le siguió Miguel de la Madrid Hurtado, genial hurtador, más bien, el “visionario”,que en sus primeros tres meses de gobierno envió 63 millones de dólares a su cuenta personal en un banco suizo. Para continuar con Carlos Salinas de Gortari, el genial economista que exprimió al pueblo mejicano y desde su impunidad total en Irlanda volvió a su tierra natal para defender a su hermanito Raúl y a ponerse de acuerdo con Dedazo Labastida. Y la madre de todos los padres ha sido el supremo perrito faldero del imperio, vergüenza de América Latina, Vicente Fox.
ESTADO PRE-CHAVISTA EN EL MÉXICO ACTUAL
En el actual estado de conmoción social en México a tomar sus posiciones de contraataque lo jerarcas católicos, a lado de los políticos de la derecha, autoproclamándose "defensores de la vida", hombro con hombro con los partidarios de la represión sangrienta del régimen foxista.
El obispo Alberto Suárez Inda, de Morelia y partidario de Calderón, después de unos hechos en los que la policía federal arremetió salvajemente contra los habitantes del poblado de Atenco, defendió el "uso providencial de las armas" (El Sol de San Luis, 5 de mayo de 2006) contra los grupos izquierdistas de ese poblado.
Se sabe que hace diez años, cuando el panista Felipe Calderón fue candidato a la gobernación de su natal estado de Michoacán, en la catedral de Morelia se colocó propaganda que invitaba a votar por los candidatos antiabortistas porque supuestamente la iglesia está "a favor de la vida", pero ahora algunos mejicanos le preguntan a Suárez Inda muestran: “¿A usted de veras le importa la vida de quienes se oponen al gobierno derechista?” pero no sólo el obispo Suárez, sino también el obispo Onésimo Cepeda, cómplice de los explotadores millonarios, ha avalado la represión, como también el obispo de Ciudad Obregón. El prelado Cepeda ha afirmado: "Falta valor para poner orden en San Salvador Atenco", Suárez Inda ha instado al gobierno a actuar "con energía" y ha dicho que "la fuerza pública tiene que usar armas cuando sea necesario…". En estos momentos la Iglesia puja para ofrecerse como intermediaria en el actual caos electoral, pero el pueblo no le cree. Y allá ha aparecido otro s!
invergüenza como el cura Luis Ugalde, el presidente del Instituto Federal Electoral, Carlos Ugalde, quien en un tono similar al de los obispos, ha instado al gobierno a reprimir a los opositores de Fox.
Para completar, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y obispo de la diócesis local, José Guadalupe Martín Rábago, convocó a «superar los sentimientos y pasiones partidistas propios de la contienda electoral» y a que «reconozcamos al ganador y nos dispongamos todos a colaborar con el nuevo gobierno en beneficio a nuestro país». Claro, está diciendo por todo el cañón que quien ganó las elecciones fue Fecal. Se configura pues, toda una “santa alianza” contra el pueblo conformada por el gobierno de Fox, PAN, PRI, PANAL y PASC, la jerarquía católica, los grandes medios de comunicación tanto de México como de EU, la embajada estadounidense en México, los poderosos carteles de la droga y por los funcionarios del IFE. Casi el espantoso cuadro que Chávez se encontró en Venezuela cuando asumió el poder hace siete años.
¡Ay, Dios mío, todo lo que le espera López Obrador, SI NO SE DEJA!