El 31 de julio de 2006, un serio problema de salud afectó al Presidente cubano Fidel Castro y tuvo que ceder provisionalmente sus poderes al Vicepresidente Raúl Castro, en virtud del artículo 94 de la Constitución cubana. Este evento ha reavivado la codicia de Washington y de la extrema derecha cubana sobre la Isla del Caribe, deseosos de retomar el control del país. Frente a esta amenaza real, ocho premios Nobel así como más de 400 personalidades públicas del mundo entero lanzaron un llamamiento al respeto de la soberanía de Cuba [1].
Algunas escenas de alegría, ampliamente difundidas por los medios de comunicación pero que se limitaban a unas 2.000 personas sobre los 800.000 cubanos que viven en Florida, brotaron en las calles de Miami. Estas celebraciones no agradaron a la población cubana de la Isla. Sólo contribuyeron a deteriorar aún más la imagen desastrosa de la comunidad cubana de Florida, famosa, una parte de ella, por su extremismo y su intolerancia. Las manifestaciones de júbilo, que a veces rozaron la histeria, contrastaron totalmente con la calma y la serenidad que se observaron en Cuba [2].
La Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), la organización de extrema derecha más importante de Florida, que pretende oficialmente llevar una lucha a favor de los derechos humanos y la democracia, lanzó en vano un llamamiento al ejército cubano, conjurándolo a que orquestara un golpe de Estado. “Raúl [Castro] no es aceptable”, afirmó su presidente Jorge Mas Santos, que también incitó a la población a que se rebelara [3].
Washington rechazó inmediatamente la toma de poder de Raúl Castro y declaró que trabajaba activamente para derrocar al gobierno interino. “En este momento de incertidumbre algo es seguro: Estados Unidos se halla totalmente comprometido en el apoyo a las aspiraciones de democracia y libertad del pueblo cubano”, subrayó el Presidente George W. Bush [4].
El representante republicano de Florida, Lincoln Díaz Balart, también lanzó un llamamiento a la insurrección. “El tiempo ha llegado en Cuba para una campaña de resistencia cívica y de desobediencia civil”, aseguró, injiriéndose en los asuntos internos cubanos [5]. La congresista Ileana Ros-Lehtinen compartió esta opinión: “Este es el momento. No podemos darnos al lujo de perder tiempo con burocracias mientras los acontecimientos en Cuba se desarrollan velozmente” [6].
La Secretaria de Estado conjuró a la comunidad internacional a que presionara al gobierno cubano para una eventual transición hacia una sociedad capitalista. “Instamos a todas las naciones democráticas a juntarse para pedir la liberación de los prisioneros políticos, la restauración de sus libertades fundamentales y una transición que conduzca rápidamente a elecciones multipartidistas. Estamos siguiendo muy de cerca los acontecimientos en Cuba, donde están cambiando muchas cosas”, afirmó [7].
Pero, contrariamente a su deseo, las manifestaciones de apoyo y de simpatía para con el líder cubano se han multiplicado tanto en la Isla como en el mundo. La mayoría de los dirigentes latinoamericanos tales como Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Michelle Bachelet de Chile, Lula de Brasil y Vicente Fox de Méjico, entre otros, desearon un pronto restablecimiento al presidente cubano. Fueron seguidos por los dirigentes chino, argelino, pakistaní, español y muchos otros jefes de Estado del mundo entero [8].
“Tenemos informaciones fidedignas de [su] franca y notable recuperación”, se alegró el Presidente Hugo Chávez, que saludó a su “gran compañero y líder socialista”. “Más que hermano mayor es como el Papa de todos nosotros, los revolucionarios de este continente, así que con él estamos siempre”, enfatizó el líder venezolano [9].
Incluso Guatemala, uno de los más fieles aliados de Washington, rechazó la propuesta de la administración Bush. Durante la visita del Ministro cubano de Salud, José Ramón Balaguer, que hizo el viaje para inaugurar un hospital, el Presidente guatemalteco Oscar Berger deseó una “pronta recuperación al presidente cubano, el gran patrocinador de este hospital”, donde trabajarán de manera voluntaria y gratuita 23 de los 600 médicos cubanos presentes en el país. También agregó que “muchos guatemaltecos han recuperado la vista gracias a los médicos cubanos”. “A dónde vamos encontramos a esos 600 valientes doctores que llegan a donde no van los servicios de salud. También quiero agradecer la colaboración de Cuba para formar médicos guatemaltecos”, concluyó el dirigente del país Centroamericano [10].
La Iglesia católica cubana exhortó a sus fieles a que oraran a favor de la curación de Fidel Castro. “Que Dios acompañe al gobernante cubano en su enfermedad e ilumine a su hermano”, subraya el comunicado oficial. El cardenal Jaime Ortega, la más alta autoridad religiosa de la isla rechazó la injerencia estadounidense: “Jamás la Iglesia de Cuba estaría respaldando, ni siquiera aceptando mínimamente cualquier intervención extranjera, eso jamás”, exclamó[11].
Estados Unidos ha incrementado las transmisiones de radio y televisión de programas subversivos de Radio y TV Martí hacia Cuba, violando claramente la legislación internacional. La Oficina de Transmisiones a Cuba indicó que ahora los programas serían emitidos seis veces a la semana en lugar de una vez. Para ello se ha fletado un nuevo avión G-1. El Congreso otorgó un presupuesto de 28 millones de dólares para el año 2006 a Radio y TV Martí para incitar a la población cubana a que se sublevara contra las autoridades [12].
El Presidente Bush quiso tranquilizar a la extrema derecha de Florida en cuanto a sus intenciones para con Cuba, durante una conferencia de prensa en Texas. “Una vez que [ocurra la transición] los cubanoamericanos podrán interesarse por ese país y lidiar con el tema de la confiscación de propiedades”. Es poco probable que ese tipo de declaraciones sea del agrado del pueblo cubano, muy consciente de sus conquistas sociales y propietario del 85% de su vivienda. Pero las palabras del inquilino de la Casa Blanca tienen por lo menos el mérito de ser claras [13].
Los intentos estadounidenses para aislar a Cuba han encontrado poco eco y están condenados al fracaso. Sólo la Unión Europea se presta dócilmente a la política de agresión del gobierno Bush. En efecto, Cuba goza de un prestigio cada vez más importante en los países del Tercer Mundo gracias a las impresionantes misiones de salud y educación que lleva a cabo allí, y que permitieron, por ejemplo, que cerca de 250.000 latinoamericanos recobraran la vista en 2005. El crecimiento de más de un 10% en 2005, las relaciones comerciales particularmente desarrolladas con Venezuela y China, así como los recientes descubrimientos de yacimientos petroleros a la altura de las costas cubanas, sólo fortalecen la economía cubana y contribuyen a mejorar el nivel de vida de la población.
Por fin, las especulaciones alrededor del porvenir de Cuba emanan de un postulado equivocado que consiste en pensar que el proceso revolucionario cubano depende de un solo hombre, Fidel Castro. En realidad, se trata de un proceso profundamente arraigado en el seno de la sociedad cubana, edificado por cerca de cuatro generaciones de cubanos y sin duda irreversible. Si una eventual desaparición del Presidente Fidel Castro supondrá seguramente una fractura emocional y afectiva en la medida en que se trata de un líder político, moral y espiritual sumamente apreciado de la población, no pondrá en tela de juicio la estructura política, económica y social del país. Washington puede seguir engañándose con dulces ilusiones.
Notas
[1] Andrea Rodríguez, «Intelectuales piden respetar soberanía cubana», Associated Press, 7 de agosto de 2006.
[2] Andrea Rodríguez, «Muchos cubanos en la isla molestos por festejos en Miami», El Nuevo Herald, 2 de agosto de 2006.
[3] Alejandra Chaparro, «La FNCA lanza un llamado a los militares», El Nuevo Herald, 3 de agosto de 2006.
[4] Rui Ferreira, «Washington a ciegas con la situación en Cuba», El Nuevo Herald, 4 de agosto de 2006.
[5] Andres Oppenheimer, «Hostile Words Play Into Castro’s Hands», The Miami Herald, 3 de agosto de 2006.
[6] Rui Ferreira, «Washington advierte a cubanos contra un éxodo o una flotilla», El Nuevo Herald, 3 de agosto de 2006.
7] Rui Ferreira, «EEUU rechaza versiones sobre una invasión a Cuba», El Nuevo Herald, 5 de agosto de 2006.
[8] El Nuevo Herald, «Aliados de Castro en la región expresan optimismo», 6 de agosto de 2006.
[9] El Nuevo Herald, «Chávez: Fidel Castro está en ‘notable recuperación’», 6 de agosto de 2006.
[10] Juan Carlos Llorca, «Ministro cubano: Castro se ‘recupera satisfactoriamente’», Associated Press, 4 de agosto de 2006.
[11] Rui Ferreira, «EEUU rechaza versiones sobre una invasión a Cuba», op.cit.; El Nuevo Herald, «Aliados de Castro en la región expresan optimismo», op.cit.
[12] Laura Wides-Muñoz, «EEUU intensifica transmisiones de TV Martí a Cuba», Associated Press, 8 de agosto de 2006.
13] Rui Ferreira, «Bush traza una línea entre Cuba y el exilio», El Nuevo Herald, 8 de agosto de 2006.
El francés Salim Lamrani es investigador de la Universidad Denis-Diderot en París y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. Colabora habitualmente en Rebelión. La traducción al español es suya y ha sido revisada por Caty R., miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft y se puede reproducir libremente, a condición de mencionar al autor-traductor, a la revisora y la fuente.
Traducido al español por el autor y revisado por Caty R.