Nuestros gobiernos, si en el ayer obedecían y se arrodillaban frente a los países con notada vocación imperialista, en el hoy, el imperio del capital ha generado y ha creado tentáculos mucho más poderosos hasta el punto de que nuestras naciones, no tienen autonomía, sus nacionalismos se encuentran totalmente desbaratados, su identidad carcomida en el más amplio sentido y sobre todo sus economías en poder del imperio del capital y no hablemos de la soberanía, pues la misma es inexistente, donde el Estado Profundo les determina la forma de gobernar.
La intención de todo gobierno, llámese como se quiera llamar, es la de permanecer en el poder y para tales fines, se vale de todo los elementos que da ese mismo poder, para obtener los objetivos propuestos, que no es otra cosa que permanecer en el mismo.
Y cuando se trata de conservar ese poder, allí no hay valores ni ética, la ambición lo arropa todo y se toman las medidas extremas –cuando es necesario- para evitar ser desalojados de ese poder, independientemente de los daños que pueda ocasionar a los gobernados.
Pero ese poder, el que se muestra, el que figura, el que toma forma humana cuando habla, ese que funge como presidente, ministro, gobernador, diputado, alcalde y que habla a nombre de las instituciones de eso que llaman ESTADO, se encuentran bajo vigilancia, de ese otro ESTADO, que llaman el ESTADO PROFUNDO, que son los que realmente poseen el poder real y que da las directrices, coloca los formatos, las orientaciones, las imposiciones para gobernar dentro de ese poder formal.
Y cuál es ese ESTADO PROFUNDO, ese ESTADO PROFUNDO, es el que no se ve, se encuentra invisibilizado, pareciera no tener forma pero se presenta de múltiples maneras, es tan cotidiano que pasa desapercibido, se presenta en forma de marcas comerciales y financieras, son especies de etiquetas, instituciones benéficas, se presentan como instituciones para la investigación y ayuda humanitaria, es la industria de la guerra, de la llamada seguridad e investigación policial, otras son de carácter religioso y muchas veces es el propio narcotráfico y a medida que pasa el tiempo, se acrecientan, se fortalecen, se consolidan por su forma de actuar en ese nuevo paradigma, que los mismos crearon y que hoy se llama globalización.
EL ESTADO PROFUNDO
La situación de América Latina, es más grave de lo que cualquier estudioso de la geopolítica latinoamericana pueda imaginar. La recolonización del planeta, planteada por la globalización ha afectado nuestro territorio en grandes proporciones jamás imaginadas.
Nuestros gobiernos, si en el ayer obedecían y se arrodillaban frente a los países con notada vocación imperialista, en el hoy, el imperio del capital ha generado y creado tentáculos mucho más poderosos, hasta el punto de que nuestras naciones no tienen autonomía, sus nacionalismos se encuentran totalmente desbaratados, su identidad carcomida en el más amplio sentido y sobre todo sus economías en poder del imperio del capital y no hablemos de la soberanía, pues la misma es inexistente, donde el Estado Profundo les determina la forma de gobernar.
Un ejemplo de lo que estamos señalando, es lo declarado por el presidente de Siria Bashar Al Assad, a la cadena periodística Tele sur, al indicar que "El presidente de EE.UU. Donald Trump no es un líder político verdaderamente independiente, sino un simple títere de las corporaciones de EE.UU. -militares y de Inteligencia- y sirve a los intereses de estas.
Así, el mandatario sirio sostiene que Trump no tiene "políticas propias", sino que lo único que hace es ejecutar decisiones que han sido tomadas de antemano por "las agencias de Inteligencia, el Pentágono, los grandes fabricantes de armas, las compañías petroleras y las instituciones financieras".
En Norteamérica ese ESTADO PROFUNDO, se encuentra perfectamente conceptualizado por el presidente sirio, que no es otra cosa que "las agencias de Inteligencia, el Pentágono, los grandes fabricantes de armas, las compañías petroleras y las instituciones financieras".
Si eso pasa en ese país, que se puede pensar de América Latina, cuando los grandes conglomerados a través de la llamada globalización, planifico dentro de lo que ellos llaman desarrollo, el Plan Colombia, el Plan Puebla-Panamá y el ALCA(IIRSA), para explotar todos los recursos de nuestro continente. –Claro está- con el aval de los gobiernos serviles que hemos tenido hasta ahora, especialmente Venezuela.
EL ESTADO PROFUNDO PARADIGMA DE LA GLOBALIZACIÓN
En muchas oportunidades he sostenido y sigo sosteniendo, que en el planeta tierra no existe país que realmente haya conocido la democracia, la misma es una simple caricatura, donde las clases dominantes utilizan el término para hacer la más descarada y retorcida demagogia. Una verdadera democracia, defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes, por el contrario nuestros gobernantes son controlados por ese Estado Profundo, del que estamos hablando y responde a sus respectivos intereses.
Históricamente la llamada libertad, ha estado atada y controlada al poder. La libertad de una democracia no está segura si los gobiernos que tenemos toleran, aceptan y promueven el crecimiento del poder en manos de elites privadas que conforman empresas, empresas que hoy día se han convertido en grandes conglomerados, conglomerados que controlan los gobiernos y sus elites gobernantes en todos los sentidos, hasta el punto de que se convierten en algo más fuerte que va más allá del propio Estado, que abre el camino de la dominación total que se conoce en la actualidad como el Estado Profundo. Eso, en esencia, es el fascismo, el dominio del Estado-nación por parte de trasnacionales de la guerra, conglomerados comerciales, grupos financieros, conglomerados del extractivismo, de un grupo o de cualquier otro que controle el poder.
Para nadie es un secreto que uno de los rostros, tal vez el más notable desde las dimensiones políticas, militares, sociales, comunicacionales, religiosas, culturales, ideológicas y económicas de la globalización son las grandes corporaciones privadas. Se han formado grandes conglomerados debido a su poder de concentración y acumulación de capital en todo el planeta que tienen el monopolio de las armas, de las comunicaciones, de las materias primas, del mercado, de la ciencia y la tecnología e inclusive del poder político e ideológico.
Estas poderosas firmas son no sólo el resultado natural de la lógica del desarrollo del capitalismo de un mundo globalizado, del darwinismo económico-social, donde el grande se come y destruye al más pequeño, sino del amasijo que resulta de todo tipo de haberes con relación al capital para su control y dominio.
Dicha composición incluye todo tipo de ventajas tanto lícito como ilícito, debido a que la optimización máxima de la ganancia y de intereses lleva a considerar y pensar que la tierra es una mercancía, que se puede vender y comprar, que todo es negocio y comercio porque todo se compra y todo se vende. Para todo hay mercado, incluyendo al propio ser humano.
Los CONGLOMERADOS entonces son empresas monumentales, gigantescas que, además de agrupar el capital conforman tejidos integrados por diversos grupos financieros y comerciales de diferentes naciones con variados giros en todo el planeta, dando lugar a una sede de dominio virtual en tanto es el gran capital, la cual se presenta como un no Estado, pero que representa en la práctica el llamado ESTADO-MUNDO creado por el imperio del capital, que va más allá de los llamados imperialismos con muchos centros de poder con criterio de totalidad, pues se ubican en todo el PLANETA con poder real sobre todos los gobiernos, independientemente si son capitalistas o socialistas y sobre todo donde hay insumos que ellos requieren para acrecentar su riqueza y el dominio ideológico y político, pasando desapercibido e invisibilizado por sus estrategias publicitarias y comunicacionales.