Desde julio de 2015 realizamos este didáctico ejercicio de contrastar importes de ambos países y hallar el valor real del dólar en nuestras coordenadas. Primero habrá que aclarar algunos elementos. El salario mínimo en México es de 88,36 pesos por jornada ó 2.650,80 pesos mensuales. En Venezuela, el sueldo básico es de Bs. 5.916 diarios o Bs. 177.507,44. El PIB per cápita de tierras aztecas es de 9.707 dólares (2016) y en Venezuela es de 7.849,72 billetes verdes (2016), por lo tanto, nuestro marcador ha descendido 45,54% -en los últimos años- desde los $14.414 hasta el actual guarismo ($7.849,72) y esto se debe a la atroz guerra económica a la que ha sido sometida nuestra nación. A pesar de esto, la diferencia de PIB per cápita entre México y Venezuela es de apenas 23,66%. En este análisis utilizaremos como instrumento de medición las jornadas de faena y la respectiva guita cobrada por los trabajadores de las dos naciones, con el objetivo de delimitar los rangos de usura de nuestra clase empresarial-comerciante delincuente y fijar la verdadera valía del dólar estadounidense en nuestro territorio.
En la Ciudad de México, un boleto de metro cuesta cinco pesos. Con un día de salario (88,36 pesos) se pagan 17 viajes en el subterráneo. El pasaje mínimo urbano superficial -hasta cinco kilómetros- en dicha urbe es de cinco pesos, es decir, se amortiza ídem número de periplos que en metro con una jornada de devengo básico (17). Una carrera de taxi de cinco minutos son 30 pesos (34% de un día de chamba). Para desempeñarse como "libre" en el ex DF se requiere obtener una licencia de 754,50 pesos (nueve jornadas de laburo) y ésta debe renovarse cada dos años. El taxímetro es obligatorio en todos los vehículos de ese tipo.
En Caracas, un boleto de metro de 10 viajes son Bs. 36. Con un día de sueldo básico se cancelan 164 boletos con una decena de trayectos cada uno, lo que se traduce en 1.640 viajes (¡!). Un venezolano, con una jornada de emolumento base, se traslada 9.547,05% más que un mexicano en subterráneo. El pasaje mínimo urbano en Caracas fue elevado hace poco a Bs. 700. Con un día de salario mínimo se saldan nueve trayectos citadinos en la antigua "Sucursal del Cielo". En otras palabras, la tarifa de transporte público superficial en Caracas es 88,88% mayor que en la Ciudad de México, a pesar de que la gasolina en Venezuela es la más barata del orbe. ¡Una locura! En cambio, si equiparásemos ambos contextos en una proporción de 17 periplos por monto de devengo básico diario, el pasaje de autobús en Caracas debería ubicarse en Bs. 348. Una carrera de taxi de cinco minutos, en Caracas, se cotiza en Bs. 10.000 (dos días de salario) y sin taxímetro. Una fecha de estipendio liquida 19 tanques de combustible de 50 litros. Con el carburante casi regalado y sin cancelar onerosas licencias, los transportistas privados en Venezuela demandan montos delirantes. Recordemos que un taxista en Ciudad de México necesita una concesión para operar y ésta cuesta 754,50 pesos. En las antípodas de la especulación de transportistas y taxistas en Caracas, se hallan los ridículos costes de los boletos del metro de nuestra capital, los cuales deberían revisarse en un término perentorio. Si tomamos como indicador el subterráneo del ex DF, un viaje debería estar en Bs. 348. Desde luego, como somos una Revolución que debe proteger los ingresos crematísticos de la clase obrera, el valor de cada billete simple podría establecerse en Bs. 100 y el de 10 traslados se ubicaría en Bs. 1.000 (16,91% de una jornada de salario), por ejemplo. Los anteriores son importes solidarios que se compaginarían con la realidad.
En México, un kilo de pasta larga son 22 pesos ó 25% de una fecha de sueldo mínimo. Un litro de aceite comestible son 28 pesos ó 32% de un día de salario. Un kilo de azúcar son 29 pesos (33%). Un kilo de carne está en 130 pesos o dos días de ingreso base. Un pollo son 40 pesos (45,3% de la jornada de estipendio). El cartón de huevos de 18 piezas son 31 pesos (35%), o sea, cada huevo cuesta 58 centavos ó 0,655% de una fecha de faena. El casillero (cartón) de 30 piezas está en 45,30 pesos (51%). El medio kilo de mortadela está en 37 pesos (42% de un día de tajo) y medio kilo de jamón de pavo son 60 pesos (68%). Medio kilo de queso de panela son 45 pesos (51%) y un kilo de chuleta ahumada son 70 pesos (80% de retribución cotidiana). El recipiente de 500 gramos de margarina está en 50 pesos (57%). Una mayonesa de 750 gramos cuesta igual, 50 pesos, y un kilo de salsa kétchup son 22 pesos (25% de una jornada de labor). Dos litros de jugo de naranja son 35 pesos (40%). Un refresco de lata son 12 pesos (14%). El kilo de papas son 16 pesos ó 18,2% de un día de soldada. El kilo de tomates: 10 pesos (11,5%). El pan cuadrado "artesanal" de Bimbo, de 500 gramos, está en 25 pesos (29%). La bolsa de jabón en polvo de Ariel, de tres kilos, son 106 pesos (dos días de salario mínimo).
En Venezuela, un kilo de pasta larga son Bs. 60 mil u 11 jornadas de emolumento base. Un litro de aceite comestible son Bs. 80 mil (14 días). Un kilo de azúcar está en Bs. 51.800 (nueve días). El kilo de carne se ubica en Bs.80 mil (14 días). Un pollo: Bs. 60 mil (11 días). El cartón de huevos con 30 piezas ronda los Bs. 120 mil (21 días), o sea, cada huevo cuesta Bs. 4 mil ó 67,62% de una jornada de faena. En otras palabras, por la cantidad que un venezolano paga por un huevo, en jornadas de ingreso mínimo, éste se podría comprar casi dos cartones de 18 piezas en México. ¡Vaya desastre! Por otro lado, medio kilo de mortadela son Bs. 63 mil (11 días) y medio kilo de jamón de pavo son Bs. 64.350 (11 días). El kilo de queso blanco semiduro se halla en Bs. 70 mil (12 días). El kilo de chuleta ahumada: Bs. 123.700 (21 días). Una margarina de 500 gramos está en Bs. 18.300 (cuatro jornadas) y la mayonesa de 910 gramos son Bs. 35.710 (siete días). La salsa kétchup de 397 gramos orbita los Bs. 35.909 (siete días) y como atisbamos más arriba, el kilo de salsa roja en México vale la cuarta parte de una jornada de retribución base en dicho territorio. Dos litros de jugo de naranja (que en realidad son 1,8 litros): Bs. 11.500 (dos días). Un refresco de lata está en Bs. 12 mil (tres días). Un kilo de papas: Bs. 40 mil (siete días). Un kilo de tomates se halla en Bs. 51 mil (nueve días). El pan cuadrado llamado "Artesano" de Bimbo -de 500 gramos- cuesta Bs. 22.200 ó cuatro jornadas de brega. ¿Cómo es posible que un venezolano deba amortizar 1.279,31% más que un mexicano por un producto de similares características y fabricado por ídem compañía? ¿Cuál es la explicación? ¡La guerra económica! El caso de Procter and Gamble y su marca Ariel, es otra arista de mayúscula distorsión: la bolsa de 2,7 kilos de este jabón en polvo está en Bs. 135 mil ó 23 días de salario básico. Como reseñamos antes, la misma presentación en México trae tres kilos (no 2,7) y abarca dos jornadas de ingreso mínimo allá. La pregunta de las 64 mil lochas es: ¿por qué demonios un producto de características casi idénticas y elaborado por la misma empresa -en los dos países- cuesta 1.050% más en Venezuela? Eso no resiste ningún estudio económico, especuladores de Procter and Gamble.
Una cubeta (cuñete) de pintura, en latitudes chilangas, está en 1.800 pesos (21 lunas de tajo) y trae 20 litros. El recipiente de cuatro litros exactos (galón) se halla en 400 pesos (cinco días). En diciembre de 2016, los 20 litros de pintura rondaban los mil pesos, por ende, han aumentado 80% en 12 meses. En contraste, los cuatro litros se han inflado sólo 14,28%.
Acá, un cuñete de Montana de 18,92 litros alcanza la surreal cifra de Bs. 2.829.884,83 ó 479 días de sueldo mínimo (un año y cuatro meses). Un galón de 3,78 litros: Bs. 595.765 (101 días). En diciembre de 2016, el cuñete estaba en Bs. 34.990 y el galón en Bs. 8.490. En un año, el primero ha escalado -sin explicación alguna- 7.987,69% y el segundo, 6.917,25%. En consecuencia, un venezolano debe trajinar 2.180,95% más que un mexicano si desea un cuñete y 1.920% más si anhela un galón. ¡Ojo! Ambos productos son hechos en Venezuela.
En México, un par de zapatos Nike está en 1.200 pesos (14 días de sueldo). Un pantalón Levi's orbita los 740 pesos (nueve días). Una playera Nike: 449 pesos (seis días).
En nuestro país, un par de zapatos Nike se ubica en un millón 150 mil bolívares ó 195 días de salario. Un pantalón Levi's: Bs. 850 mil (144 días). Una franela Nike: Bs. 525 mil (89 días). Un venezolano debe "esforzarse" 1.292,85% más que un mexicano para hacerse de igual calzado, un 1.500% más para un vaquero o jean, y 1.383,33% más para una camiseta deportiva. ¿Quién dijo que no había guerra económica?
En México, un periódico oscila entre los 15 y 20 pesos (17 y 22,7% de un día de remuneración). Una fotocopia en blanco y negro está en 50 centavos (0,57%). En el ámbito de los "gadget", tenemos que un iPhone X de 64 Gb cuesta 28.999 pesos ó 329 jornadas de emolumento base.
En Venezuela, rotativos nacionales como Últimas Noticias y 2001 están entre Bs. 500 y Bs. 1.500 (8,46 y 25,36% de un día de tajo); una copia fotostática orbita los Bs. 1.500 (25,36%). Un iPhone X de 64 Gb está en 152 millones 400 mil bolívares (25.761 días de sueldo ó 70,57 años). O expresado de otra manera, un venezolano debe bregar 7.730,09% más que un mexicano para hacerse de un artefacto tecnológico de símiles características. ¿Alguna justificación lógica a esto? ¡Ninguna!
EL SUELDO MÍNIMO EN VENEZUELA NO EQUIVALE A UN PESO CON OCHO CENTAVOS MEXICANOS
De acuerdo con la cotización absurda de Dólar "Narco" Today, cada billete verde se transa -al momento de redactar estas líneas- en Bs. 95.440,47. Ello afincaría en 1,85 rectángulos glaucos el salario básico venezolano cada 30 jornadas. De cajón, el poder adquisitivo de Bs. 177.507,44 jamás se homologa con el de $1,85: si entramos a un supermercado en Estados Unidos, nunca obtendremos con menos de dos dólares lo que conseguiremos con Bs. 177.507,44 en Venezuela. Hasta de Perogrullo es afirmar lo pretérito, mas hay algunos tarados que aún no lo asimilan. El portal narco-paramilitar del eje Cúcuta-Miami sostiene que un venezolano gana seis centavos de dólar cotidianos. Según la tasa de 18,90 pesos por cada George Washington, seis centavos gringos son un peso con ocho centavos mexicanos. ¿Qué se puede hacer con esa cantidad de dinero en el antiguo Distrito Federal? Pues liquidar dos fotocopias en blanco y negro a 50 centavos cada una. No se puede viajar en metro ni en autobús y menos se puede comprar un refresco. ¡Así de inverosímil es el dislate de "Narco" Today!
Como ya hemos hecho en oportunidades pretéritas, hallaremos equivalencias entre los dos países con la finalidad de establecer el valor genuino del billete verde yanqui y desenmascarar, una vez más, al portal cibernético de lavadores de activos. La primera semejanza de preponderancia dineraria la encontramos en el transporte público superficial: la previa tarifa urbana de Bs. 300 -en Caracas- permitía amortizar 20 periplos con una jornada de ingreso mínimo, dígitos muy cercanos a los de Ciudad de México, donde se pueden costear 17 viajes. La segunda equivalencia la detectamos en la prensa escrita: un periódico vale entre 15 y 20 pesos allá, o sea, entre 17 y 22,7% de un día de faena. En Venezuela, un rotativo varía entre Bs. 500 (8,46%) y Bs. 1.500 (25,36%), en el caso de publicaciones nacionales como Últimas Noticias, 2001 y Líder, de lunes a viernes. El tercer acoplamiento de capacidad adquisitiva -entre mexicanos y venezolanos- se evidencia en la bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). El precio de ésta es de Bs. 15 mil o tres días de retribución base. La más reciente que recibimos contenía: un litro de aceite, un kilo de leche en polvo (mexicana), un kilo de azúcar, cinco kilos de harina de maíz, dos kilos de caraotas, dos kilos de pasta alimenticia, una lata de atún (140 gramos) y dos kilos de arroz. Si omitimos la harina de maíz y hurgamos el resto de los artículos en un supermercado mexicano, lograremos este resultado: un litro de aceite (28 pesos), 480 gramos de leche en polvo (63 pesos), un kilo de azúcar (29 pesos), dos kilos de frijoles negros (26 pesos c/u ó 52 pesos), dos kilos de pasta alimenticia (22 pesos c/u ó 44 pesos), una lata de atún de 140 gramos (17 pesos) y dos kilos de arroz (16,30 pesos ó 32,60 pesos). Total: 265,60 pesos o tres días de emolumento casi exactos. Si añadiésemos cinco kilos de harina para tortillas, a 13 pesos cada uno, se adicionarían 65 unidades a la cuenta: 330,60 pesos o cuatro días de salario. La disparidad entre un resultado y otro es de apenas 24,47%, por lo tanto, eso demuestra una manifiesta correspondencia de importes entre los productos "subsidiados" por el Gobierno Bolivariano y aquellos del "mercado libre" azteca; la bolsa CLAP de Bs. 15 mil -tres jornadas de sueldo- tiene prácticamente los mismos artículos que se adquirirían con igual número de días de tajo en México. Voilá! Por todo esto, podemos enunciar que un mexicano y un venezolano perciben ídem ingreso básico cotidiano de 4,47 dólares estadounidenses, calculados a un baremo de 18,90 pesos por billete verde. Si dividimos Bs. 5.916 entre 4,47 nos toparemos con el número mágico: Bs. 1.323,48. Ése es el valor real del dólar yanqui en nuestro país. ¡Ni más, ni menos! En diciembre de 2016, la cotización genuina del rectángulo glauco era de Bs. 250, lo cual evidencia una depreciación inducida del bolívar de 429,39% -en 12 meses- como derivación de la guerra económica. Por su parte, "Narco" Today se encontraba en Bs. 4.538 (diciembre de 2016) y ahora está en Bs. 95.440,47 ó una devaluación artificial de 2.003,13%. No olvidemos que antes platicábamos del cuñete de pintura y el galón, cuyos valores se habían acrecentado 7.987,69 y 6.917,25% respectivamente -en un lapso de 365 días-, a pesar de que la variación de "Narco" Today, en un año, ha sido de 2.003,13%. ¡Ladrones, ladrones, ladrones!
Sin lugar a dudas, el predominio crematístico del venezolano es casi análogo al del mexicano en rubros como el transporte público superficial (con la antigua tarifa de Bs. 300 en Caracas), la prensa escrita y el conjunto de insumos de cesta básica de la bolsa CLAP. Quedando esto nítido, no hay ninguna razón para que debamos amortizar precios superiores a los que se cancelan en la hermana nación. Es cierto, nuestro PIB se ha desplomado 45,54% en los últimos años y mantiene una desventaja de 23,66% con respecto a los recovecos mesoamericanos, no obstante, hay elementos irrebatibles a nuestro favor. Primero, el IVA en México es de 16% y acá es de 12%: cuatro puntos porcentuales de franja. Segundo, el venezolano labora menos horas que un mexicano y eso debe ser un atributo. El promedio acá es de 1.984 horas anuales. En México es de 2.296. Un mexicano brega 13,2% más que un venezolano. A la luz de las estadísticas a escala global, mientras menos horas se labore en un territorio, mayor es su estándar de vida y ello es una regla que por lo general se cumple. Para muestra un botón: en Alemania son 1.371 horas al año de faena; en Países Bajos: 1.419; en Noruega: 1.424; en Dinamarca: 1.457; y en Francia: 1.482. Las excepciones son Corea del Sur (2.113) e Islandia (1.880). Frente a este panorama, es un disparate que un venezolano deba dedicar más horas de trabajo que un mexicano para hacerse de bienes y servicios equivalentes, cuando el primero trajina menos tiempo y ya hemos señalado que este último agente es determinante de una calidad de vida superior (*). En julio de 2015, el ingreso básico cotidiano en nuestro país era igual a 320 pesos diarios y el mexicano, para entonces, sólo devengaba 70 pesos por jornada: una diferencia de 357,14%. Explicación: al norte de la América del Sur hay una adjudicación más equitativa de la renta petrolera. No hay ninguna razón económica para la aberración de importes que vivimos en Venezuela en la actualidad: tales precios deberían ser, por lo menos, paralelos o inferiores a los contabilizados en México.
¿Cómo lucirían algunos de nuestros guarismos si estuviesen libres de especulación y ajustados a ídem cantidad de días que un mexicano debe comprometer para lograr bienes o servicios? Un kilo de pasta de larga: Bs. 1.479 (25% de una jornada retribución base). Un kilo de carne: Bs. 11.832 (dos días). Medio kilo de mortadela: Bs. 2.484,72 (42%). Una bolsa de 2,7 kilos de jabón en polvo Ariel: 11.832 (dos días). Un cuñete de pintura de 18,92 litros: Bs. 124.236 (21 días). Un galón de 3,47 litros: 29.580 (cinco días). Un par de zapatos Nike: 82.824 (14 días). Un pantalón Levi's: Bs. 53.244 (nueve días). Un iPhone X de 64 Gb: Bs. 1.946.364 (329 días). Algunos espetarán que son números muy "bajos", pero son los justos.
LOS COSTOS DE ESTABLECER EMPRESAS EN MÉXICO Y VENEZUELA
Uno de los argumentos más recurrentes de quienes pretenden descalificar estos ensayos, es que en Venezuela es muy "costoso" abrir y operar una compañía: un famélico intento de hacer apología de los enormes márgenes de usura en nuestro terruño. En México, bajo el prisma de la publicación Doing Business 2016 del Banco Mundial, registrar una persona moral (compañía) representa 17,9% de la renta per cápita ó 1.757 dólares (**). En Venezuela es 88,7%: $6.962,70 (Doing Business 2016). Aunque si atisbamos los honorarios de reconocidos bufetes criollos en la materia, lo estimado -para el registro de una persona jurídica de 10 millones de bolívares de capital inicial- es un millón 450 mil bolívares. Al cálculo de Bs. 1.323,48 por billete verde, ello arrojaría una cuantía de $1.095,59 por dicho concepto y eso sería apenas el 13,95% del PIB per cápita de Venezuela. O sea, el Banco Mundial miente con premeditación y alevosía. La visa de inversionista en México (junto con todos los permisos necesarios para emprender como tal) cuesta, por lo menos, 3.704 dólares -70.000 pesos- y esto varía según el capital de la sociedad (***). Fundar un banco compromete unos 33 millones de billetes verdes y una empresa mediana, unos 50 mil dólares. La carga tributaria es considerable (51,7% de las utilidades) sobre todo para los conglomerados medianos y pequeños (ya que los grandes son evasores tradicionales), y los desembolsos por energía eléctrica y agua son elevados. La visa para inversionista en Venezuela vale 65 rectángulos glaucos (****). Debido al grosero arbitraje de "Narco" Today, acá se puede establecer y operar una empresa con menos de 20 mil dólares. Como a los inversionistas foráneos y locales los beneficia bastante multiplicar los bolívares por cada "lechuga" del presupuesto, los compromisos con el Estado en el orden impositivo (65% de las ganancias) son "cosquillas" para estos (los inversionistas), sin contar que gozan de una energía eléctrica muy barata y carburantes casi de obsequio para distribuir sus mercancías. Es evidente que es más oneroso instalar y manejar una compañía en México que en Venezuela, así que dejen el "lloriqueo" y las excusas baratas, mafiosos de cuello blanco. ¿Que la burocracia dilata más la apertura de un negocio acá que allá? ¡Es verdad! No obstante, el rédito a largo plazo es más "atractivo": plusvalía entre 500 y 100.000% (algo inaudito en el resto del orbe) y servicios públicos a muy bajo costo.
NUESTRAS PROPUESTAS PARA COMBATIR LA ABERRANTE ESPECULACIÓN
La guerra económica sólo puede neutralizarse con la unidad monolítica del poder popular y el Gobierno Bolivariano. ¿Que las instituciones pueden hacer más en esta batalla? ¡Por supuesto que sí! Sin embargo, las masas deben asirse de la vanguardia en esta lucha y organizarse en estructuras que hagan del boicot una herramienta de la ofensiva obrera contra la clase empresarial-comerciante parasitaria. Esto es un problema cultural y así debe abordarse. De nada servirían tres mil, cinco mil, 10 mil fiscales de la SUNDDE a escala nacional, si capas de la población apoyan a los timadores de oficio y el resto contempla con pasividad cómo se diluye su poder adquisitivo. El Presidente Obrero, Nicolás Maduro, hace lo que está en sus manos cuando ajusta cada 60 jornadas la remuneración básica. ¿Qué hacemos nosotros como consumidores responsables en esta brutal contienda? Es la severa autocrítica que nos cae, señoras y señores.
En este apartado del escrito realizamos varias proposiciones que en pretéritas ocasiones hemos desplegado sobre el tapete y agregamos otras:
1) Estatización del comercio exterior: despojar a la burguesía del control sobre las importaciones. Constituir un sistema de seguimiento electrónico de cada producto que sea introducido al territorio nacional.
2) Congelar relaciones diplomáticas con Colombia y cerrar la frontera de forma indefinida: mientras siga la conspiración contra el bolívar, desde Bogotá, hay que considerar al gobierno del flanco aledaño como enemigo. Debe suspenderse cualquier tipo de intercambio comercial con dicha nación y clausurar totalmente los pasos limítrofes.
3) Lanzamiento de una agresiva campaña a favor de nuestro bolívar con el propósito de dar a conocer la cotización genuina del dólar yanqui. Hemos demostrado que cada rectángulo glauco se estima en Bs. 1.323,48, ya que un venezolano devenga ídem ingreso cotidiano que un mexicano: $4,47. C'est-á-dire, el salario básico mensual en Venezuela es de 134,10 dólares y no de $1,85 como asegura "Narco" Today.
4) Castigo severo al contrabando de extracción: aplicar todo el peso de la Ley a quienes trafican con la comida y los productos de todos los venezolanos, sean bachaqueros "modestos" o peces gordos. Cadena perpetua a los reincidentes.
5) Utilización del bolívar en transacciones con nuestros socios estratégicos: emplear un novel signo monetario (Nuevo Bolívar Fuerte o NBF) en operaciones comerciales con otros países, nos hará menos dependientes del dólar inorgánico y pavimentará el sendero a una inevitable internacionalización del bolívar. El NBF estaría sustentado en nuestras vastas reservas de crudo, oro y diamantes. Se implementaría a través de una nueva reconversión.
6) Eliminación de la SUNDDE y creación de la SUNCGE: hay que reconocer que la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE) ha sido rebasada por esta demencial coyuntura y se necesita de un novel organismo con más competencias en el área. La Superintendencia Nacional Contra la Guerra Económica (SUNCGE), compuesta de cuadros incorruptibles y severos en las sanciones, sería la institución que tendría la misión fundamental de restablecer la normalidad en las valías de bienes y servicios. El Observatorio Nacional de Precios sería el ente encargado de desarrollar contrastes de importes entre Venezuela y otros territorios, así como los que hemos expuesto en la presente investigación.
7) Conformación de los CLOS: los Comités Locales de Ocupación y Supervisión (CLOS) serían órganos del poder popular que intervendrían -en colaboración con la fuerza pública- empresas y comercios con groseros rangos de lucro. Su función sería la estabilización de los precios, de la producción, y su monitorización automática por jornada. Los trabajadores del enclave ocupado laborarían en sinergia con los comités y la toma duraría un mínimo de 30 días. En caso de reincidencia, la empresa o local sería objeto de expropiación.
La abyecta plusvalía endémica de nuestros capitalistas criollos es el más obsceno aliado de la guerra económica; márgenes de usura de 500, 1.000, 10.000 y hasta 100.000%, son un insulto al sentido común y un soez expolio a la masa proletaria de nuestra República. Dialogar y acordar con una caterva de hampones no conducirá a ningún lado: la burguesía rentista nos declaró un choque a muerte desde hace rato y como revolucionarios debemos obrar en concordancia. Con estos análisis de importes entre México y Venezuela, nuestra gente conocerá el nivel de latrocinio de una clase empresarial-comerciante coludida con los intereses imperiales y podrá trazar líneas de acción en desmedro de los bandidos habituales. Sólo un pueblo informado logrará derrotar la agresión económica patrocinada por la Reserva Federal yanqui.
ADÁN GONZÁLEZ LIENDO
@rpkampuchea
P.D. Un profesionista en México no la tiene fácil: lo despluman con los impuestos (entre 15 y 30% del salario) y la inflación de la rúa (entre 12 y 20%) no guarda relación con la estipulada por el banco central azteca (6,7%). La energía eléctrica y el gas son bien costosos allá: la factura bimensual de la primera es de unos 400 pesos (cinco jornadas de devengo básico) y la cuenta del segundo es de mil pesos bimestrales (12 días de remuneración sencilla). Este profesionista tampoco recibe cupones de alimentación, sus aumentos de retribución base son de apenas cinco pesos anuales y colmar el tanque de gasolina de su vehículo cuesta, al menos, 850 pesos ó 10 fechas de brega (siendo México productor de petróleo). Las tasas de interés están liberadas y algo como la Gran Misión Vivienda Venezuela sería una quimera por esos rincones.
(*) Seamos "abogados del diablo" y supongamos que alguien nos rebate con esto: "Si un mexicano trajina más horas, éste tiene derecho a comprar más bienes y servicios que un venezolano". Perfecto, planteemos el asunto a la inversa: si el venezolano labora 13,2% menos que un mexicano, el primero debería adquirir productos y servicios hasta un 13,2% más caros de lo que cuestan en Mesoamérica, no hasta 1.000 ó 2.000%, verbigracia. ¿Nos vamos entendiendo?
(**) Doing Business 2016: http://www.doingbusiness.org/~/media/WBG/DoingBusiness/Documents/Annual-Reports/English/DB16-Full-Report.pdf
(***) Manual de Trámites para Invertir en México: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/202331/Manual_de_tr_mites_para_invertir_en_M_xico..pdf
(****) Visa de inversionista (TR-I): http://mexico.embajada.gob.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=201&Itemid=62 valía del dólar estadounidense en nuestro territorio.