La Organización de las Naciones Unidas, O.N.U., está funcionando desde 1.945 y actualmente, Octubre 2.006, está integrada por 192 países ubicados en cualquier latitud del globo terráqueo; constituyendo un emblemático acontecimiento el que EL VATICANO nunca haya querido inscribirse como miembro activo de tal organización. Ahora bien, las Naciones Unidas está organizada de la siguiente manera: La Asamblea General. El Consejo de Seguridad. El Consejo Económico y Social. El Consejo de Administración Fiduciaria. La Corte Internacional de Justicia y La Secretaría; y sus deliberaciones se efectúan en la Ciudad de Nueva York, Estados Unidos de Norte América.
La Organización de los Estados Americanos, O.E.A., es fundada en el año 1.948 y tiene su sede en la ciudad de Washington D.C., Estados Unidos de América, y está conformada por los representantes de 35 países: 12 de la América del Sur; Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. 8 de Centro América; Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Méjico, Nicaragua y Panamá. 2 de Norte América; Canadá y Estados Unidos. Y 13 del Caribe; Antigua-Barbuda, Bahamas, Barbado, Dominica, Cuba, Grenada, Haití, Jamaica, República Dominicana, Santa Lucia, San Vicente y Las Granadinas, Saint Kitts y Nevis y Trinidad y Tobago.
Estas dos organizaciones internacionales desde su fundación tuvieron y todavía hoy tienen los siguientes máximos objetivos: evitar las confrontaciones bélicas entre las naciones y los pueblos, buscar y prestar la ayuda necesaria para que la gente en el mundo entero satisfaga su necesidad mínima de alimentación, salud, vivienda y educación, trabajar por el mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad; en fin, gestionar por obtener la mayor felicidad posible de todos los seres humanos. En consecuencia, como los objetivos enunciados anteriormente están todavía muy lejos de alcanzarse, tenemos que concluir que estas dos organizaciones, con 61 y 58 años de actividad, han fracasado de una manera grosera con la vital esperanza mundial puestas en ellas.
Informarse a través de cualquier medio de comunicación lo que pasa en Haití, en Colombia, en Zambia, en Angola, en Afganistán, en Irak, y en otros países del mundo, dense cuenta como el hambre está matando gente, como la guerra esta matando gente, como la miseria cunde por cualquier lugar de la tierra, como se irrespeta los derechos humanos en muchos países por soldados de otros países que dicen ser fieles defensores de esos derechos, como se han comenzado guerras por el simple hecho de pensar el país atacante que debe proteger su territorio del país atacado. Obsérvese como las decisiones de estos organismos internacionales son desacatadas por algunos países que quieren ser los amos del mundo, los cuales recurren a tretas absurdas para desechar los criterios de la mayoría de los miembros de esas organizaciones internacionales y así declarar la guerra preventiva contra algún país previamente escogido; siempre con la intención velada de apoderarse de sus recursos naturales.
Es necesario evitar la destrucción del mundo y para ello hay que empezar por la reorientación política y social de esos dos organismos internacionales, lo que incluye de forma forzosa el mudar sus sedes, la ONU deberá estar ubicada en algún país europeo o asiático y la OEA en algún país latino americano; procurando que ambas sedes queden a una distancia equidistante de todos los países que las integren. Conocido es mundialmente que los gobernantes de los Estados Unidos de Norte América, demostrado hasta la saciedad, han querido y ahora con más insistencia constituirse en un imperio. Que diferencia tan extraordinaria con lo que predicó nuestro líder, el Libertador Simón Bolívar, cuando escribe a Mister Robert Wilson el 30 de abril de 1.827, y le confiesa: YO PODRÍA ARROLLARLO TODO, MAS NO QUIERO PASAR A LA POSTERIDAD COMO TIRANO.
José M. Ameliach N.
Octubre de 2.006