Vallenato a ritmo de sacudón mueve a Colombia

La realidad colombiana, es matizada por el control férreo que ejecutan los medios de la derecha internacional, en manos de las oligarquías. El toque de queda, ya es una realidad en la capital de la república, los medios imposibilitan conocer la verdadera dimensión de los sucesos, tal cual hicieron en Venezuela en los días de finales de febrero de 1989. En primera instancia, la matriz mediática intentó engañar a la opinión pública mediante el falso positivo de que los saqueos eran producto del rechazo del pueblo a las FARC, siendo los supermercados objetos de las acciones de saqueo, propiedad de supuestos empresarios ligados a la guerrilla izquierdista. El fuego se propagó tan rápido, que la propia realidad terminó sepultando la veracidad de la estratagema mediática derechista y hasta la propia Bogotá, vivió lo que según esos propios medios de incomunicación solo sucedía en el vecino país, Venezuela. Juan Manuel Santos, tan solo se ha limitado a guardar silencio ante la realidad que vive el pueblo colombiano y que lo ha empujado a tomar por la fuerza lo que sus menguados ingresos, no les permiten adquirir para sustentar su sobrevivencia en un país en que la miseria ha venido creciendo estrepitosamente, en concordancia con la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con el imperialismo de EEUU.

Colombia, su oligarquía, se acostumbró a vivirse a Venezuela. El contrabando de alimentos y medicinas desde Venezuela, no solo les permitió mitigar las necesidades de sobrevivencia de los municipios fronterizos sino territorio adentro. El contrabando de gasolina, les permitió la obtención de recursos extraordinarios mediante la colocación de la misma en los mercados internacionales como producción local. Mientras que, el contrabando de los billetes venezolanos les permitió apropiarse de parte de la renta petrolera venezolana mediante el mecanismo de un convenio cambiario que les garantizaba que los billetes contrabandeados una vez colocados en el Banco Central se trasladarían al BCV y así reconvertidos en dólares. La pobreza del pueblo colombiano, fue un tesoro que muy bien supieron ocultar los medios de incomunicación de la derecha colombiana y que estos saqueos sacan a reflotar, justo cuando el desgobierno neoliberal de Juan Manuel Santos está por culminar su mandato.

Informes de la CEPAL, concluyen que la pobreza extrema en Colombia, en el último decenio, aumentó de 7,9 por ciento en 2015 al 8,5 por ciento en 2016. Por lo demás, señala la CEPAL que durante esta década se ha desmantelado el aparato productivo industrial y agropecuario. Una muestra fehaciente de esa dramática realidad puede ser explicada con el ejemplo del otrora famoso Café colombiano que hoy no es tal, sino Café venezolano contrabandeado y re empacado allá. El TLC, ha convertido ese otrora país potencia en producción de alimentos en un país dependiente de importaciones de sus alimentos básicos, que pasó de importar 1 millón de toneladas anuales a 12 millones que importa en la actualidad, a costa de la producción agropecuaria nacional que se fue destruyendo.

La CEPAL, es concluyente en relación a la realidad colombiana, ocultada por sus medios de incomunicación: “La desigualdad en Colombia es superior a la de la mayoría de los países de la región. Según los últimos datos publicado por la CEPAL, es el segundo país más desigual en la distribución del ingreso en la región. El 1 por ciento más rico concentra el 20 por ciento del ingreso”. Según el Banco Mundial, 14 millones de colombianos viven en pobreza, valga decir, no tienen acceso a servicios públicos básicos, salud, educación, vivienda, agua, luz, gas, telecomunicaciones, en fin, no viven en condiciones dignas a su condición humana. No por casualidad, el PNUD (Programa de Naciones para el Desarrollo), ha catalogado a Colombia como el tercer país más desigual del mundo, tan solo superado por Haití y Angola. La realidad social colombiana, lejos de preocupar a su gobernante JM Santos, le ha mantenido esquivo en la búsqueda de alternativas de soluciones y preocupado, más bien obsesionado, por la realidad de su vecino país, Venezuela. Ello, le ha llevado al gobierno de Santos a encarar una guerra económica contra la Venezuela Bolivariana, país que liberó esa parte de territorio del yugo español. No se ha comportado, la oligarquía colombiana en ejercicio de su poder, condescendiente con el pasado liberador de sus vecinos y vecinas venezolanas, quienes les llevaron libertad, independencia y soberanía nacional, que lejos de reforzar y afianzar en los tiempos subsiguientes, terminaron entregando al nuevo yugo imperialista estadounidense.

Venezuela, bajo el liderazgo de la Revolución Bolivariana, avanza en su proceso liberador con la puesta en marcha de El Petro. Un nuevo sistema financiero internacional, comienza a desplegarse para dejar atrás el yugo financiero imperialista de EEUU. Con ello, la Venezuela Bolivariana también dice adiós a las políticas complementarias, inducidas desde Colombia y Miami, que procuran el malestar del pueblo venezolano mediante la desvalorización del Bolívar, en acción concertada entre el gobierno de JM Santos, la CIA estadounidense y los organismos empresariales nacionales: Fedecámaras, Consecomercio, Cavidea y Fedenagas, expresada en la web: dólar today. En la medida que el Petro se consolide como moneda de intercambio internacional y el venidero 22 de marzo, se derrote electoralmente a las fuerzas imperialistas que participen; dólar today, comenzará su declive en perspectiva de su derrota histórica y, con ello, la derrota de todos los agentes imperialistas que se anotaron en esa política de guerra económica. De allí, que la derrota a la guerra económica será con votos, fundamental tener eso claro.

El futuro del pueblo colombiano, enclavado como está, al destino del imperio bárbaro del norte, se perfila gris y triste para ese pueblo vecino. Se hundirá, como hoy lo hace el imperio más bárbaro que haya conocido la historia de la humanidad. Los sacudones, que hoy le mueven el piso a la dominación de la oligarquía colombiana, anuncian tempestades como lo hicieran los sacudones de febrero 89, en la Venezuela dominada por la oligarquía venezolana, alineada con el imperialismo de EEUU. Así, como el llamado “Caracazo” trajo a Hugo Chávez y con él, la vuelta del Padre Libertador Simón Bolívar a los corazones de los venezolanos y venezolanas, aspiramos que estos sacudones que hoy le mueven el piso de la dominación a la oligarquía colombiana, traigan suficiente agua clara para iluminar la conciencia de ese pueblo, tan sometido a los dictámenes imperialistas del bárbaro del norte, y en ese nuevo proceso electoral que está por venir en los próximos días, les permita deshacerse del dominio imperialista a través de sus agentes locales, siguiendo el ejemplo que sus libertadores de su primera independencia, el pueblo venezolano, les viene dando en dignidad y soberanía…



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Henry Escalante


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