"Después de trabajar junto a los movimientos populares para construir una nueva propuesta, un pequeño número de dirigentes mete el pie y el alma en la corrupción, comprometiendo todo el proyecto. (Frei Betto*, REBELIÓN 2005)"
El liderazgo de Ignacio –Lula- Da Silva surgió de las entrañas combativas de la clase obrera brasileña, del sindicalismo clasista y de las heroicas luchas contra la feroz dictadura militar que ensangrentó ese hermano país en la décadas de los 60 y 70.
Con el aliento de su fuerza carismática se conformó entonces el Partido de los Trabajadores-PT, que devino en factor gobernante luego de su incursión en la vida legal-electoral y de recorrer un proceso de crecimiento y avances significativos al interior del Estado y del sistema político liberal establecido en la etapa post-dictadura.
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METAMORFOSIS DEL PT Y DE LULA.
De expresión del movimiento obrero y fuerza articulada a un gran abanico de movimientos sociales en lucha (sin tierra, sin techo, comunitarios, feministas, negritud, cristianos de la liberación…) el PT se transformó en otra cosa, conservando en sus bases importantes factores de su acumulado original.
De confluencia de una gran diversidad de corrientes políticas socialistas revolucionarias, transformadoras, reformadoras y reformistas, el PT paso a paso -condicionado por la integración al sistema de una gran parte de sus funcionarios electos y no electos, de sus profesionales políticos e intelectuales- conformó en su interior un enorme aparato burocrático y tecnocrático hegemónico distanciado de las luchas sociales y de su ideario original, presente de todas maneras en sus bases sociales de apoyo.
Así, paso a paso – y no sin agudas contradicciones y luchas internas que perduran- en su dinámica político-social- la dirección hedemónica del PT fue resignando todo propósito destinado a remplazar, e incluso a reformar profundamente, el poder constituido; tanto en lo relacionado con sus bases constitucionales y con el carácter de sus instituciones como con las estructuras de propiedad, el dominio de clase, las instituciones armadas y las esencias de la formación económica-social brasileña caracterizada por una elevada concentración del capital con vocación imperialista.
Finalmente, esa dirección del PT -incluido Lula- optó por administrar el Estado y las estructuras económicas y sociales tal y como estaban conformadas o con limitadas modificaciones, ya fuera en sus periodos de bonanzas y estabilidad como en fases de crisis como la que le tocó administrar a Dilma Rousset.
Todo esto, claro está, acompañado de una fuerte y positiva inclinación a favor de mejorar y ampliar los alcances y la distribución del ingreso nacional, aprovechando los mejores episodios de su economía y los momentos más favorables en su inserción en el mercado mundial. Igual también presentes ciertas concesiones a los reclamos de los movimientos sociales afines, algunos con más independencias que otros
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PACTOS DETERMINANTES.
El Presidente Lula pactó de entrada con la gran burguesía paulista.
Pactó con una parte de los partidos del orden establecido, compitiendo a la vez con sus principales adversarios; esto en interés de garantizar la gobernabilidad sistémica sin mayores expectativas.
Aceptó de hecho, si aplicar medidas que pudieran revertirlas, las contrarreformas estructurales de los programas neoliberales anteriores a su gestión; limitándose a contener y contrarrestar una parte de sus efectos más perversos con su audaz programa HAMBRE CERO, reducido luego a un mega-programa asistencialista con espectaculares resultados en lo inmediato, pero con frágiles perspectivas de consolidación y permanencia.
Asumió como política propia la expansión del imperialismo emergente brasileño dentro de una dinámica de competencia y entendimientos parciales con EEUU, sin resignar la soberanía de Brasil ni su propia vocación transnacional, especialmente de cara a nuestro continente; aunque dentro de ese juego ambivalente incurrió en el error histórico de acompañar al PETAGONO en la intervención militar a Haití.
Lula, en lugar de reflexionar sobre las consecuencias negativas y comprometedoras de esa opción, y en vez de emplear su liderazgo obrero-popular para frenar ese curso negativo de su gestión (auspiciado por una parte de la intelectualidad del PT), la alentó y decidió liderarla; evidentemente deslumbrado por las entonces imperantes condiciones de mercado (muy favorables para Brasil y sus exportaciones) y por las posibilidades pasajeras de potenciar sus programas sociales asistencialistas aun evadiendo los necesarios cambios estructurales.
Tal decisión y tales condiciones le permitieron convertir el PROGRAMA HAMBRE CERO -inicialmente concebido para transformar el modo de vida, de ingreso y producción de los/as excluidos/as- en puro asistencialismo con efectos temporales o pasajeros y perspectivas de declinación.
Ese paso provocó la renuncia en diciembre del 2004 de Frei Betto, hasta entonces director de ese programa; evidentemente disgustado por esa determinación oficial y por las primeras señales de corrupción gubernamental en la alta dirección petista.
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UN GIRO HACIA LA POLÍTICA TRADICIONAL Y ASOCIACIÓN CON GRANDES CONSORCIOS.
En ese contexto -y al compás de la consolidación y ampliación de las exigencias del voluminoso aparato parlamentario, estadual, municipal y partidocrático del PT- el Presidente Lula y la alta dirección del su partido se inclinaron por un ejercicio político cada vez mas impregnado de métodos propios de las derechas (clientelismo, reparto de cuotas de poder, alianzas al margen de una ética revolucionaria…) y por una mayor dependencia del financiamiento empresarial (estatal y privado), sin renunciar en ese contexto a ciertas concesiones a su base social originaria posibles de instrumentar presupuestariamente.
Así las cosas, la poderosa empresa petrolera estatal PETROBRAS –favorecida entonces por los altos precios del petróleo- se convirtió en un pilar de esa dinámica política y junto al Banco de Desarrollo Económico y Social-BANDES (fundado por Lula) y las grandes corporaciones transnacionales constructoras (entre ellas ODEBRECHT, AMDRADE GUTIERREZ y VOA SAO PAULO), constituyeron de hecho –siempre en relación con el Presidente Lula, dirigentes del PT, partidos aliados y altos funcionarios públicos- una gigantesca maquinaria de fondos clientelares, sobornos, sobrevaluaciones, financiamientos políticos, privilegios y tráfico de influencia que trascendió las fronteras de Brasil.
A la lógica pro-constructoras obedecieron las costosas inversiones en las olimpiadas y en el mundial de futbol en detrimento de la inversión social, sobretodo en educación y salud; motivo de grandes protestas sociales.
A ese juego endiablado y peligroso fueron incorporadas además las empresas publicitarias y de marketing político de JOAO SANTANA y su esposa MÓNICA MAURO, con la misión de jugar un papel relevante en la promoción de candidaturas, creación de imagen, financiamientos y asesorías de campaña a nivel nacional e internacional.
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DIMENSIÓN INTERNACIONAL DE LAS OPERACIONES.
Al tratarse de corporaciones transnacionales brasileñas en abierta competencia con las estadounidenses y europeas, las operaciones no podían limitarse al territorio de Brasil, sino que los diferentes componentes de esa maquinaria multi-empresarial y estatal (unos más, otros menos) optaron por jugar ese papel en ultramar a partir de las facilidades que les ofrecían las relaciones políticas y estales del PT y su Gobierno; haciendo uso, claro está, de sus fondos para sobornar, financiar y obtener enormes ventajas en los países seleccionados.
En esos planes de expansión jugó un papel destacado la asesoría electoral y publicitaria de la familia SANTANA-MAURO.
No voy a adentrarme aquí en todos los casos latino-caribeños relacionados con la corruptela de ODEBRECHT, ANDRADE, VOA Y EMBRAER; situación oportuna y pérfidamente aprovechada por su competencia norteamericana a todos los niveles: político, económico, judicial, moral…Pese encarnar prácticas iguales y aun peores, debidamente protegidas, encubiertas o silenciadas por la dictadura mediática y el poder militar "made in usa". Si no que se indague casos como los de Earon, Hally Burton, Grupo Trump, Barry Gold, General Electric…
Pero sí entiendo imprescindible darle unas pinceladas al caso dominicano en relación con ese fenómeno escandaloso y escandalizado. Esto para que se entienda, que pese a todo lo que significó positivamente Lula para el campo de las fuerzas populares y de izquierda en este país, aquí no es posible, sin pecar de encubrimiento, ignorar el daño político, moral y económico derivado de las relaciones privilegiadas del PT y LULA con la cúpula del PLD y los gobiernos corruptos y corruptores de LEONEL FERNÁNDEZ y DANILO MEDINA.
Tampoco es posible alterar la convicción que tienen amplios y diversos sectores de la República Dominicana acerca de las responsabilidades específicas e injustificables de Lula y la cúpula del PT en el impacto moralmente degradante tanto del caso ODEBRECHT como de la EMBRAER-SUPERTUCANOS, y en lo relacionado con la expansión de la corrupción política, empresarial y militar en nuestro país; lo que en el caso de Lula evidentemente no se relaciona con el enriquecimiento personal, sino más bien con una corrupción sistémica empleada en términos políticos.
Los sentimos por Lula, que pese ha haber sido –y seguir siendo en buena medida- el principal líder político de Brasil, se dejó entrampar en esa madeja de delitos políticos y empresariales interestatales, previa degradación de la original política revolucionaria y de izquierda del PT. Pero los hechos son los hechos:
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LOS HECHOS EN DOMINICANA.
La cúpula del PT de Brasil optó -sobre todo al iniciarse el segundo periodo (2008) del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana-PLD- por una relación política preferencial con la alta dirección de ese partido, que previamente se había neo-liberalizado y corrompido en alianza con el Partido Reformista Social-Cristiano liderado por Balaguer; relación que abrió paso a una fuerte, duradera y rentable CONEXIÓN del corrompido y corruptor cártel brasileño en REPUBLICA DOMINICANA.
Esta CONEXIÓN DOMINICANA, débilmente iniciada durante el gobierno de Hipólito Mejía, se desplegó durante los ocho años siguientes de la presidencia de Leonel Fernández (incluyó el contrato-estafa para la adquisición de los aviones Super-Tucanos con la EMBRAER brasileña, una parte de los 15 contratos sobrevaluados en favor ODEBRECH y los sobornos correspondientes), enlazó con la candidatura presidencial de Danilo Medina en el 2011 y continuó reforzándose durante su primer gobierno y su actual gestión, en la que se registra la súper-estafa del contrato de las plantas de carbón de Punta Catalina.
LULA, desde la presidencia de Brasil hizo de intermediario y cuando salió de ella se dispuso a hacer de "lobista político", sin reparar en la consecuencias.
LEONEL fue el primer socio político y el principal beneficiario económico en dominicana hasta el 2012, con logros significativos iniciales para ODEBRECH y para otras empresas dominicanas y brasileñas, destacándose obras como el ACUEDUCTO DEL NORDESTE y la compra sobrevaluada e innecesaria de los SUPER-TUCANOS.
El descarte de LEONEL como referente presidencial dominicano se produjo entre el 2011 y 2012, a consecuencia de su descrédito y de su desgaste político, y ante el riesgo brasileño de perder la conexión estatal en República Dominicana si perdía el PLD..
En esa variación de la preferencia del PT gravitó la valoración mercadológica de JOAO SANTANA a favor de DANILO, quien inmediatamente visitó BRASIL, ganó el favor de los líderes del PT, estableció los primeros vínculos con su futuro asesor Joao Santana, apuntaló las relaciones con LULA, DILMA y Ejecutivos de ODEBRECH; desplazando de esa manera a LEONEL como socio político del CARTEL BRASILEÑO.
Ese paso fue consumado a raíz de la visita de Danilo Medina a Brasil y de sus entrevistas con Lula Y Dilma Roussef en el 2011, ya en su condición de candidato presidencial del PLD.
Desde ese momento se abrió el proceso hacia una fuerte implantación de JOAO SANTANA y POLIS/CARIBE (sucursal de POLIS-PROPAGANDA establecida discretamente en la calle Helios de Bella Vistas en Santo Domingo) hasta el extremo de sentar su sede el Palacio Nacional y convertir esa oficina en la Oficina Regional de los sobornos y financiamientos electorales de ODEBRECHT.
Asegurado el triunfo espurio de Danilo Medina, Lula visitó nuestro país y se entrevistó con el "presidente electo" a principio del 2013, acompañado de ALEJANDRINO ALENCAR, ejecutivo de ODEBRECH.
ODEBRECH ha admitido que invitó y financió a LULA a viajar para ayudar en diversos eventos a la expansión de las empresas brasileñas.
Tres meses después de la visita de LULA a República Dominicana se anunció la LICITACIÒN de las PLANTAS A CARBON de PUNTA CATALINA y en septiembre de ese año se aprobó el financiamiento de 656 millones de dólares a cargo del BANCO estatal de Brasil (BANDES).
Poco después se le asignó el contrato a la empresa brasileña y la STANLEY CONSULTAN en noviembre de ese mismo año declaró que solo la ODEBRECH clasificaba para esos fines, pese a representar un costo de casi mil millones de dólares más que lo ofrecido por su principal competidora.
Testimonios ofrecidos a la justicia brasileña dan cuenta además de los financiamientos de Odebrech a las campañas electorales de Danilo Medina- Margarita Cedeño en el 2012 y el 2016; algo impensable sin la mediación de Luis Ignacio – Lula- Da Silva.
Por demás, Temístocles Montás, ministro acusado de recibir soborno y financiamiento electoral, admitió uno de esos financiamientos.
¿Simple coincidencias o graves evidencias de culpabilidad compartida en la esfera de la corrupción como recurso de competencia política, no necesariamente empleado en todos los casos como factor de enriquecimiento personal?
Esas realidades son las que determinan, que a pesar de los meritos históricos y de la saña discriminatoria auspiciada por EEUU y las derechas brasileñas en contra de Lula y el PT, ese proceso judicial tenga cierto asidero en la manera como se ha manejado la cúpula del PT frente a la corrupción sistémica y su uso politiquero. Esos entrampamientos casi siempre resultan muy costoso políticamente.