El Presidente Nicolás Maduro ganó las elecciones presidenciales para un nuevo período constitucional. La campaña del Presidente se centró en su papel como protector del pueblo y a su compromiso a entregarse las veinticuatro horas al día a resolver los problemas económicos que nos aquejan. En estas elecciones el Presidente solo se tenía a sí mismo como contendor. El debate político era entre el candidato Maduro y el Presidente Maduro. La mayoría de la oposición, en uno de los movimientos políticos más torpes en la historia de nuestro país, decidió no participar en esas elecciones. Algunos pensamos que la mayoría opositora había aprendido algo de su errada decisión de no participar en las elecciones parlamentarias de 2005, claro que los efectos de esta torpeza fueron mucho menores que ahora. Finalmente sucedió lo que tenía que suceder, el Presidente Maduro obtuvo la mayoría de los votos y resultó reelecto para un nuevo período. En las primeras semanas después de las elecciones, recordemos que el nuevo período presidencial se inicia en enero del año próximo, el Presidente Maduro ha emprendido una serie acciones políticas que a mi manera de ver le desvían del cumplimiento de su principal promesa, resolver los problemas económicos. En materia económica más bien ha quedado en evidencia la improvisación y la desorientación que ha caracterizado al Gobierno. Más bien se ha dedicado el Presidente al juego político con el sector de la oposición que ha participado en las tres últimas elecciones con un doble propósito. Por un lado, profundizar la división en el seno de la oposición. Y, por el otro lado, tratar de entretener a la población, de divertir la atención de los temas económicos a los temas políticos. La respuesta a esta táctica se ha manifestado de varias maneras, en las redes sociales se ha popularizado un mensaje que dice algo así: “Presidente era que bajara los precios, no que liberara a los presos”.

Venezuela ha sido objeto de un cerco diplomático. Varios presidentes de América Latina y de Europa, arrastrados por las políticas de Donald Trump, anunciaron antes de las elecciones que no reconocerían los resultados. Después de las elecciones algunos han materializado sus amenazas y han tomado medidas económicas y diplomáticas contra nuestro país. Si bien estos países son una minoría, su acción hostil tiene serias repercusiones sobre nuestra situación política y económica. En especial, son fatales para nosotros las sanciones de los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Entre esos países y grupo de países reúnen la más importante economía del mundo y a la que le vendemos y compramos un alto porcentaje de mercancías. Revertir esa situación recomponiendo las relaciones con esos países o desconectarnos totalmente de esas economías son las dos opciones que tenemos para la recuperación de nuestra economía, manteniendo como horizonte la construcción del socialismo.

Corea del Norte es un ejemplo de país que optó por desconectarse del mundo occidental. Mantuvo como aliado principal a China. Desarrollo la ciencia y la tecnología de manera independiente con el apoyo del gigante asiático. También logró acuerdos para el desarrollo industrial con Corea del Sur, pero bajo un estricto control político de las actividades industriales en su territorio. Acosada constantemente por los Estados Unidos y sus aliados en Asia, en espacial Corea del Sur, los dirigentes de Corea del Norte decidieron desarrollar su capacidad de defensa militar para prevenir y repeler un posible ataque contra su soberanía. Realizaron varios ensayos de amas nucleares y de misiles de mediano y largo alcance. Con estas pruebas mostraron al mundo que habían logrado por cuenta propia un gran avance en materia tecnológica, aún en condiciones de aislamiento y bloqueo por parte de las más grandes economías. Esas acciones encendieron las alarmas en los países asiáticos aliados de los Estados Unidos, principalmente Japón, y en el propio gigante del norte. El Presidente Trump comenzó a proferir amenazas contra Corea del Norte. Para muchos una confrontación bélica en la península de Corea parecía inevitable. Pero, la intervención oportuna de Rusia y de China, como importantes actores en la política mundial, ayudó a frenar la maquinaria militar estadounidense. Claro está, que la capacidad ofensiva de Corea del Norte, mostrada con el lanzamiento exitoso de misiles, también jugó un papel importante en la contención de los militares estadounidenses. Otro elemento importante en este escenario de confrontación es el estado de desarrollo de la economía de Corea del Sur, con un PIB mayor que el de España y de muchos otros países. A quien tampoco le conviene un conflicto armado en la península. Hasta ahora, los líderes de Corea del Norte han logrado sentar en la mesa de negociaciones al Presidente de los Estados Unidos, su país se ha convertido en un nuevo centro de atención de la política internacional. Altos funcionarios chinos y rusos se han reunido con Jong-Un, y se reunió en China con el presidente Xi Jinping. En estos momentos Corea del Norte es protagonista de la política internacional.

Dado el rumbo que ha tomado el gobierno del Presidente Maduro en esta primera semana post-electoral, le recomiendo al Sr. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela reunirse con el Presidente de Corea del Norte Jong-Un. Solo de solicitar la reunión le pondría en el escenario mundial, aunque sea como curiosidad. Si se diera tal reunión sería un gran logro publicitario. Sería un excelente entretenimiento, un trapo rojo de alta visibilidad para divertir la atención de la población de los problemas económicos. Es irrelevante la utilidad de dicha reunión en términos económicos o políticos reales, su único fin sería el de producir contendí para las redes sociales. Instagram, Facebook live, twitter y otros de los medios de la predilección de nuestro presidente ganarían en circulación con todo tipo de comentarios, videos, audios, memes y pare usted de contar referidos a tan notable hecho.