Trincheras de Ideas

Santos y el gobierno colombiano al ingresar a la Otan amenazan con la guerra a las naciones latinoamericanas

Finalmente el estado militarista colombiano anunció con bombos y platillos, en la persona del presidente Juan Manuel Santos el ingreso formal al nefasto club de ejércitos criminales que conforman la Otan. Un proyecto largamente acariciado por la extremista oligarquía expansionista y el gorilaje que conforma los altos mandos militaristas y autoritarios del Ejército. Un proyecto que evidencia el alineamiento de esa nación con las coordenadas más guerreristas e injerencistas del imperialismo yanqui y ahora de ese antro de ejércitos invasores y colonialistas, que busca la secesión de las naciones, dixi Yugoeslavia.

Que Colombia, sus gobiernos y su descomunal Ejército, en un país predominantemente dominado por el narcotráfico y su industria multinacional, el agresivo y criminal paramilitarismo, la corrupción en todas las instancias del Estado, la industria del contrabando, esos sectores tienen una visión estratégica expansionista, eso no es ninguna novedad o algo que se desconozca. Pudiera decirse que ese expansionismo forma parte de una cultura divisionista entre sus clases dominantes, a veces en sentido inverso como ocurrió con la secesión de Panamá en 1903, que los intereses del imperialismo yanqui impusieron esa absurda división.

El paso dado por el gobierno oligarca de Santos es un paso de extrema gravedad para los pueblos y naciones de América, una amenaza para la paz regional y mundial. Ya antes las políticas dóciles y entreguistas de la soberanía nacional constituían un hecho altamente peligroso, la instalación de 9 bases militares del Estado norteamericano esparcidas por todo el territorio y la geografía colombiana amenazando a Venezuela, Brasil y todos los países de Suramérica, son de una gravedad extrema.

La excusa, es sabido, están en las bases del Plan Colombia I y II. La lucha contra la insurgencia guerrillera y el pretexto de combatir al narcotráfico, el cual hoy protegen con celo y esmero, son socios en la industria del narcotráfico de la cocaína y otras drogas. Bajo ese criterio el Ejército creció descomunalmente, había que frenar los ejércitos guerrilleros y "controlar" la industria de la droga. Pero la paz finalmente llegó, en buena medida gracias a Venezuela y al Presidente Hugo Chávez que puso mucho para que cesara la guerra que duraba 70 años, desde el mismo día que esa misma oligarquía asesino al líder izquierdista liberal Jorge Eliécer Gaitán, y para nada, después de firmada la paz, se plantea el desmantelamiento de las bases gringas, al contrario, antes eran 7, hoy son 9, tampoco la disminución de los miembros del Ejército, tampoco ha habido intentos de desbaratar las bandas paramilitares, ejército particular del genocida y capo del narcotráfico que sigue intacto, activo, asesinando exguerrilleros y líderes sociales, incursionando agresivamente en Venezuela, participando en todas las guarimbas terroristas organizadas por la extrema derecha fascista de primero (in)justicia, voluntad (im)popular y otros grupúsculos criminales.

Santos, cobarde por naturaleza pero de mentalidad criminal, que se esconde tras los fusiles de un ejército represivo; criminal (la invasión a Ecuador y el genocidio de los guerrilleros de las Farc), que se caga en lo que significa soberanía de las naciones, provocador consumado, ha terminado de entregar la soberanía colombiana, en primer lugar a los Estados Unidos del Norte, ha permitido la instauración de un Estado narcotraficante y fallido, que vive de la riqueza sucia que deja la venta multinacional de drogas y el beneficio que obtienen robándole a Venezuela desde la gasolina, el coltán, los alimentos y medicinas, la moneda, el ganado y otros bienes estratégicos de nuestro país. Pero, por si fuera poco el abyecto entreguismo y la docilidad ante los imperialistas yanqui, el antipatriotismo, ahora le abre las puertas de Colombia a la Otan para que estos ejércitos criminales también se instalen en suelo colombiano y desarrollen junto a las fuerzas militares norteamericanas, su estrategia de dominación de nuestros países y en donde la amazonía es un primer objetivo de guerra, el agua que en esa vasta zona está depositada, las incalculables riquezas minerales, animales, la fauna. No es casual que en textos de estudios secundarios norteamericanos aparezca la amazonía venezolana como si fuera de ellos.

Pero si eso es grave, no menos lo es el golpe mortal que el gobierno de Santos le da a la paz latinoamericana y caribeña al traer al suelo de la Patria Grande países guerreristas que poseen poder atómico. Durante unos 60 años Latinoamérica ha proclamado de manera firme su rechazo a las armas nucleares y organismos multilaterales como el Tratado de Tlatelolco, Unasur, Celac todas las naciones del continente han rechazado el uso de armas nucleares.

En el año 1947 Estados Unidos del Norte impuso la creación del Tratado Interamericano de Defensa (TIAR), todos los países del continente se adhirieron a dicho tratado para evitar la penetración de la entonces Unión Soviética en el continente americano. Pero como los Estados Unidos del Norte no tiene socios sino intereses, cuando Argentina se levantó contra el dominio colonial inglés en su reclamo histórico de las islas Malvinas y tomó posesión de su territorio, los Estados Unidos no sólo no apoyaron a la Argentina en su histórico reclamo, sino que le aportaron el ejército inglés y a la malandra primera ministra Margaret Techer, toda la información de inteligencia y bélica de Argentina y su ejército. ¿Por qué no se esgrimió el TIAR? Porque no era la URSS socialista la que estaba invadiendo el continente americano sino un incondicional aliado suyo, Inglaterra. Argentina no le importaba nada a los gobernantes norteamericano como no le importa ninguna otra nación, las utiliza si puede y se beneficia de ellas. Por cierto el gobierno colombiano de entonces apoyó la invasión y la guerra de Inglaterra contra Argentina, no así el gobierno venezolano cuyo Presidente, Luis Herrera Campins tuvo un gesto solidario con el ejército argentino y envió armamento letal al ejército argentino, los temibles Misiles franceses exocet AM-39 con los que se hundieron varios barcos ingleses. Posición contrastante evidentemente.

Lo ocurrido es algo muy grave, más si se considera que Santos termina su período presidencial en pocas semanas y deja montada una guerra contra nuestro país. Están planteadas unas elecciones presidenciales donde el candidato uribista y su equipo hamponil digido por el genocida Uribe, pretende imponerse en las elecciones gracias al enorme fraude ya preparado y cuyo ensayo fueron las elecciones parlamentarias, así lo evidenciaron de manera grotesca, cómo le robaron miles de miles de votos al candidato progresista Gustavo Petro, compraron miles de votos con dinero falso, desesperados como están ante el avance de la candidatura progresista de Petro. El candidato uribista es una burda y tosca marioneta de Uribe que, de ganar, vendría por la revancha y trataría de acelerar una confrontación con Venezuela utilizando el apoyo de las 9 bases yanquis y ahora los ejércitos criminales de la Otan.

Hay que condenar de manera resuelta y contundente ese peligroso y antilatinoamericano paso dado por el gobierno colombiano de adherirse a una institución tan peligrosa y criminal como lo es la OTAN. Ya es bastante conque el Comando Sur de los Estados Unidos, la DEA, la CIA, tengan su asiento en Colombia para espiar y monitorear a las naciones latinoamericanas, sobre todo aquellas que como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y otras tienen gobiernos progresistas y revolucionarios.

Una campaña permanente y sostenida de los pueblos, los partidos de izquierda, los movimientos sociales para que en nuestro continente no entren los ejércitos asesinos de la Otan y presionar al nuevo gobierno que surja de las elecciones colombianas que anule la apresurada decisión del oligarca Santos a escasos días de dejar el gobierno.



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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