100 años del Manifiesto de Córdoba, una lucha que apenas comienza

El Siglo XX estuvo marcado por acontecimientos de los cuales se pudieran nombrar: La Revolución Mexicana en 1911, El 8 de Marzo de 1911 el incendio de una fábrica de Nueva York donde más de 140 trabajadores en su mayoría mujeres murieron calcinadas dando pie a la conmemoración del día internacional de la mujer, 1928 Pío Tamayo lee en el Teatro Municipal un poema titulado "Homenaje y demanda del Indio", lo cual se puede calificar como la primera gran lucha del movimiento estudiantil y juvenil, dando así inicio a la llamada generación del 28, la Revolución cubana 1 de Enero de 1959, Lucha contra el racismo Martin Luther King 1955 a raíz del arresto de una mujer negra tras negarse a ceder su asiento de autobús a un hombre blanco, Asesinato del Che Guevara El 09 de octubre de 1967, Asesinato de Allende en 11 de septiembre de 1973, así como una muy particular lucha como lo fue el manifiesto de córdoba de 1918.

Como es sabido, este 21 de junio se conmemora 100 años de ese significativo e histórico documento donde se sistematiza la lucha de los estudiantes de Córdoba en pro de fijar posición ante un sistema universitario anacrónico, dogmático, impopular, alejado no solo del momento histórico sino enmarcando en su praxis el desconocimiento de los diversos factores que hacen vida en el alma mater, entre ellos sus educandos. En dicho instrumento, se manifiestan frases que hoy en día están más vigentes en relación a la universidad que no solo sueñan estudiantes, profesores y demás trabajadores, sino la que la sociedad necesita, entre ellas:

"Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y lo que es peor aún el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara." Lamentablemente hoy el sistema universitario a más de 18 años del siglo XXI todavía sigue envuelta en un lenguaje del siglo XX, repercutiendo esto en una deserción de jóvenes de este sistema, problema del cual a muchos preocupa pero pocos se ocupan, si realmente se quiere hacer una educación y a su vez una universidad atrayente debe partir por el aprendizaje y no por la autocrática enseñanza, bien Ortega y Gasset (1939) lo refería "En la construcción de la universidad, hay que partir del estudiante"

Tal afirmación coincide con otra frase de Córdoba "Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda." Por lo cual como planteara Martínez Miguelez (2004) "no se trata por consiguiente, de transmisión de información o conocimientos, ni de acrecentamiento del saber por acumulación, sino de crecimiento interior por un proceso de maduración que, abriendo nuevos horizontes y señalando nuevas perspectivas, va desarrollando integralmente la personalidad del estudiante" es pertinente entender que es una educación no solo para sujetos sino entre sujetos con la misión como señalara Freire "forjar esas personas que van a cambiar el mundo."

De igual manera en este documento que tal día como hoy cumplirá 100 años, nos dice que "Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades" debe existir una formación de pertinencia que como expresara el maestro Simón Rodríguez no se enmarque en enseñar para tener quien sepa, sino educar para tener quien haga y se convierta en un multiplicador de las acciones necesarias para la construcción de la sociedad que hoy amerita en tal sentido así como un 21 de junio los estudiantes de Córdoba exclamaron que "La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos." Es el momento más idóneo para un verdadero repensar de la universidad, una reflexión colectiva y compleja que genere desde los más profundos cimientos, las estrategias y acciones que conlleven a una universidad no solo vestida de pueblo sino que su pensamiento y obra sea en función de colocar sin temor la piedra fundamental para la construcción de la sociedad de todos, del país que soñamos y de los ciudadanos que necesita la república, vacilar es perdernos. Feliz centenario de un sueño que hoy se mantiene vigente en todas las universidades de nuestra América.



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Marcel Doubront

Profesor UNESR Bolívar

 marceldoubront@gmail.com

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