La izquierda tiene historia y futuro en EEUU

Estados Unidos es un caso atípico entre las más avanzadas sociedades
industrializadas, porque no tiene un partido socialista grande de
nivel nacional. La cultura en esa gran nación del norte de América
enfatiza el individualismo y el anti-estatismo. El papel del gobierno
en la sociedad es mucho menor que el que éstos tienen en otros países
del mundo, por ejemplo en los europeos.

Durante el período de la Gran Depresión y la crisis económica de los
años 1930 germinó en muchos socialistas estadounidenses la esperanza
de que pudiera haber llegado el momento de fundar un partido de los
trabajadores en su país. Pero con la llegada al poder de Franklin
Delano Roosevelt (FDR) y su coalición del New Deal, la clase obrera se
convirtió en una fuerza prominente dentro del propio Partido Demócrata
y los líderes sindicales no percibían beneficio alguno en tratar de
llevar adelante su ideario de manera independiente.

Los sindicatos trabajaban activamente en la promoción de la
participación de votantes dentro del contexto bipartidista de Estados
Unidos. A partir de la Gran Depresión, el movimiento sindicalista
canalizó su apoyo mayoritariamente hacia el Partido Demócrata que, por
su parte, desarrolló una política de amplia acogida de gente situada
en la izquierda del espectro político estadounidense.

En la historia reciente se han registrado para las elecciones en
Estados Unidos, además de los consabidos partidos Demócrata y
Republicano, el Partido de la Reforma (ultraderecha), el Partido Verde
(izquierda), y el Partido Libertario. En los comicios de 1992 y 1996,
cobró notoriedad el Partido de la Reforma con Ross Perot como
candidato presidencial, a quien la derecha moderada acusaba de haber
perjudicado con su participación la reelección de George Bush padre.
En 2000 y 2004, fue visible la participación de Ralph Nader, del
Partido Verde, a quien la izquierda moderada culpó de restar votos a
candidatos demócratas, en beneficio del republicano George W. Bush
hijo.

A FDR se le atribuye esa política de haber bloqueado la creación de un
gran partido socialista en Estados Unidos, al abrir las puertas del
Partido Demócrata a los sindicatos y a mucha gente progresista durante
la Gran Depresión. Es por esa razón que se considera a Roosevelt el
presidente más cercano al socialismo que haya tenido Estados Unidos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, ya Roosevelt tuvo que enfrentar
las fuerzas de la derecha dentro de su propio partido para hacer
avanzar su propósito transformador en Estados Unidos.

Los demócratas que se le oponían llegaron a constituir la "American
Liberty League" en las elecciones presidenciales de 1936. El entonces
gobernador de Nueva York y prominente líder demócrata Al Smith, instó
a la oponerse a Roosevelt proclamando que "¡Estados Unidos sólo puede
tener una capital, Washington o Moscú!", significando que el
movimiento de los partidarios de Roosevelt tenía en sus filas
demasiados comunistas y socialistas.

Roosevelt murió en 1945 pero, al término de la guerra, el ejército
político de la izquierda constituido por sindicalistas, intelectuales
y líderes comunitarios negros que se había estructurado para apoyar a
Roosevelt aun conservaba gran influencia dentro del Partido Demócrata.
Los sindicatos afines al Partido Demócrata como el United Auto
Workers, el International Longshore Warehouse Union, el National
Maritime Union, y el United Steelworkers of America, tenían grandes
facciones procomunistas y líderes de esa orientación política, entre
los cuales se incluían varios asociados al Congreso Nacional de
Trabadores Negros y otros grupos de derechos civiles vinculados
directamente con el Partido Comunista de Estados Unidos.

Muchos demócratas de Roosevelt tenían una apreciación muy positiva de
la Unión Soviética y del papel que ésta desempeñó en la derrota del
fascismo. No tenían objeción alguna a alinearse con el Partido
Comunista y su entorno político en asuntos locales.
Así se mantuvo el balance de fuerzas de izquierda y derecha hasta que,
en 1946, comenzó la operación represiva anticomunista de la Guerra
Fría bajo Harry S. Truman, reemplazante de FDR.

Durante ese período de terror fascista contra la izquierda los
primeros blancos de la caza de brujas fueron demócratas que
pertenecían a la facción de izquierda populista y pro-soviética
afianzada dentro del propio partido.

Alger Hiss, funcionario del Departamento de Estado que había
desempeñado un papel clave en la fundación de las Naciones Unidas, fue
uno de los primeros en ser objeto de demonización y acusación de ser
agente soviético para terminar encarcelado por perjurio. Tanto
demócratas como republicanos, fueron duramente reprimidos por sus
propios partidos durante este período.

Ahora, con la llegada del trumpismo, todo parece indicar que se
avecinan nuevos tiempos difíciles para los obreros, profesionales e
integrantes progresistas de la clase media estadounidense.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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