Mucha gente pensó que el PSUV se dividiría entre "madurismo" y el "rondorismo", en el marco del IV Congreso del partido creado por el Comandante Supremo Hugo Chávez. Pero se quedaron con los crespos hechos. Nada de eso pasó. Traidores y trasnochados atizaron, desde afuera y desde adentro, el tizón con el objetivo de crear rendijas entre los delegados al Congreso, y el partido, y que, por primera vez, se dividiera, pero se quedaron con las ganas.
Demostró la militancia del PSUV, que ha madurado lo suficiente para enfrentar cualquiera coyuntura, por difícil que sea. Se demostró, además, que este partido nació para crecerse en las dificultades y perdurar por muchos años, como el partido más grande y fuerte, no sólo de Venezuela, sino de América Latina y el mundo. Un partido aguerrido y dispuesto a defender la Patria, con todos los hierros, si los enemigos internos y externos osarán agredir a Venezuela con una invasión, o algo parecido.
¿En manos de quien quedó el PSUV? En primer lugar, la mayor responsabilidad, en la conducción del destino de ese movimiento de de masas, recayó en el indestructible Nicolás Maduro Moros, por mandato de los delegados. Y este señor, en su calidad de presidente reelecto, ratifico en la vice presidencia al incorruptible y combativo Diosdado Cabello, el auténtico. Ellos dos, junto a una homogénea Dirección Nacional, conducirán al partido hacia lo indestructible, hacia un semillero de conciencia blindado, y hacia las trincheras de combates donde defenderán a la Patria de los apátridas.
Señores, el juego no ha terminado, pero la victoria esta decretada. No hay nada que hacer. El PSUV está crecido y no habrá fuerza interna o externa que lo pare. Lo más admirable, por decir algo, es esa juventud aguerrida que se muestra, sin tapujos, alegre, radiante y plena de conciencia revolucionaria. Son los pinos nuevos que asumirán mañana las riendas de este país. Esa juventud sabe cuál es su rol en este momento histórico. Y antepone cualquier interés sea personal o no, a la necesidad de estar unidos, como un solo hombre y una sola mujer, para defender, en cualquier terreno, la Patria de Bolívar y de Chávez. Admirable, admirable, admirable.
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