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Jaime Bayly: su mayor ambición era escribir, y al no dar la talla se conformó con dedicarse al periodismo y desde allí refocilarse en el espejo de su propia pantalla con poses y pavoneos verbales, sacudiendo siempre su pollina y expandiendo el plumaje de su retórica en una burlista presunción de saber manosear muy bien el diccionario de sinónimos y antónimos. Hasta allí.
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Imbuido en la frivolidad de los programas de televisión, en un territorio por demás plagado de sifrinismo y vacuidad, se planteó como buen capitalista, ¿cómo llamar la atención en su ambiente mayamero? ¿Cómo hacerse con una audiencia que le permitiera elevar el rating y a la vez arder en el gozo de las alabanzas y de los "¡guao!" más delirantes? Pues, ¡BINGO!, tenía que estallar con furia y sin control en una permanente revancha contra Venezuela.
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Hace una semana, estaban entrevistando en un programa de radio a un funcionario del Departamento de Estado norteamericano, y se le preguntó por el periodista Jaime Bayly, y el tipo primero vaciló, luego contestó diciendo que no sabía quién era. Se lo repitieron varias veces y le explicaron que trabaja para Frecuencia Latina y Mega TV, pero de pronto el funcionario para salir del enredo se le salió la palabra "sabandija", "Ah, sí, una de esas sabandijas latinas…", y dejó de lado al fulano personaje, colándose pues, todo lo que realmente sienten y piensan los poderosos gringos de todo ese inmundo bichaje agusanado que reside en la Florida…
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"Pura merde", aseguró posteriormente un chicano de Los Ángeles, técnico del programa de radio que participó en una discusión sobre el papel de los medios de derecha en la Ciudad de Miami. Nadie sabe realmente entre los gringos, quiénes son Patricia Poleo y su padre Rafael, quién son Carla Angola, Napoleón Bravo, Orlando Urdaneta, Laureano Márquez o Alberto Franchesqui. Como sostiene el gringo del Departamento de Estado norteamericano: son sabandijas que hacen un trabajo especial seguramente (sucio), repugnante, terrorista y miserable que algún beneficio le reporta al negocio de los gringos para que éstos no los echen a patadas de su territorio, sencillamente.
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A fin de cuentas en Estados Unidos se encuentra de todo: grandes científicos (lo más importante), inventores de todos los pelajes, talentos al por mayor para el negocio del entretenimiento y un mar de seres que andarán en la deriva en sus rutilantes centros comerciales hasta que un día (viejitos o no) llegue la Pelona y se los lleve, sin pena ni gloria.
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Los escuálidos creen que son aliados de los gringos y que éstos les quieren, por toda la guerra que le hacen a Venezuela. Se equivocan: gringo no quiere sino a sus millonarios, a sus Halcones, a sus portaaviones, a sus mariners. El gringo siente asco por el que se les arrastra, por el que va en plan de besarles las botas dispuestos a limpiarles sus pocetas y letrinas, aunque los requiera para los trabajos más inmundos. El gringo sólo respeta al que se les enfrenta.
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Los gringos respetaron a Bolívar, a Sandino, a Allende, a Fidel Castro, al Che Guevara, a los vietnamitas, a los que resisten en Siria, en Afganistán, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela, de resto para ellos lo que hay es pura bazofia e inmundicia.
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Los gringos le tenían un pánico atroz a la política bolivariana y que se pudieran confederar todos los estados de América Latina, y fue por ello que aplicaron sin andarse por las ramas ese método de eliminación selectiva contra tantos líderes de izquierda en nuestro continente.
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Nunca olviden, señores escuálidos, lo que dijo Franklin Delano Roosevelt de Anastasio Somoza: "Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta y tenemos que apoyarlo y defenderlo", y así deben sentirse todos aquellos que le prestan un servicio tan ruin al imperio yanqui.
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Cuántas rameras fueron súbditas y adoradoras de los gringos aunque éstos les odiasen, pateasen, escupiesen y despreciasen: Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi, Luis Herrera Campins, Rafael Leonidas Trujillo (Chapita), Duvalier, Marcos Pérez Jiménez, los Somoza, Alfredo Stroessner, José Figueres, Augusto Pinochet, Videla, Martinelli, casi todos los que han sido presidentes de Perú, Brasil, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Bolivia, México, Guatemala, Honduras, Panamá Colombia, Argentina y Chile…
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Ciertamente que en Venezuela no la estamos pasando bien, en medio de tantas amenazas y sabotajes, porque en verdad limitamos con Estados Unidos por todos lados, por el norte y sur, por el este y oeste, por arriba y por abajo, y en todos los confines de esta tierra anegada de tantos cobardes y asesinos.
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Pero le diremos a los señores escuálidos que han escogido el territorio gringo para maldecirnos y odiarnos, que nosotros vamos a seguir luchando y resistiendo hasta que los gringos tengan que respetarnos, como sucedió con Vietnam. Eso es y será nuestro gran orgullo. Eso, no lo duden señores escuálidos, que lo lograremos.