Crítica ácida

Regañados, miccionados, costumbres del jefe y punto

Imperioso escribir acerca de Georg Bush jr. y actitudes con las que el alcohólico presidente gringo que dijo hablar con DIOS, humilló al entonces jefe de estado Álvaro Uribe Vélez. En particular al Bush que puso uno de sus brazos sobre los hombros del colombiano Uribe y les dijo a los periodistas "él es un verdadero amigo de EE UU que ha cumplido con nosotros, ha hecho todo lo que le pedimos y más", Bush agregó dos veces una en inglés y otra en español las gracias a Uribe. La sonrisa de suricato exhibida por el narco hay que rescatarla y enseñar fotos y videos, imágenes perfectas de ese adulante máximo dispuesto a hacer lo que le venga en gana a su boss político. Uribe Vélez aquel día dio asco a las y los colombianos.

No ha cambiado mucho el comportamiento de la oligarquía y marionetas vasallos lacayos, ungidos presidentes de Colombia en elecciones dudosas pero aceptadas por gringolandia. El 7 de Julio 2021 igual comportamiento identifica al Gobierno de Colombia en el anuncio sobre una llamada del presidente de EE UU Joe Biden a su par colombiano Iván Duque, para confirmar el envío de 2 millones y medio de vacunas para combatir la coronavirus (no dijeron cuál marca), noticia que esconde una lista de llamados de atención y marcadas diferencias que el Gobierno neogranadino pasó por debajo de la mesa a sabiendas que está grabada la conversación.

Biden no anda bien en su desempeño presidencial, todo se le olvida menos regañar a Iván Duque exigiéndole mayor reactivación de la economía, generación de empleo, seguridad, derechos humanos y cambio climático, en continuidad según analistas, aplicándole Bidennumerosos regaños a su homólogo mandadero, sumidos los dos gobiernos en grandes diferencias sobre la situación que atraviesa Colombia. La administración Biden expresó su apoyo a los manifestantes que participan en el paro nacional, y a la vez criticó no solo la represión a derechos de los que protestan, sino que a manera de escudo condenó la violencia en las concentraciones, exactamente al revés de lo que hicieron estadounidenses en el poder, aupando la tensión violenta y desestabilizadora en Venezuela, acá no eran "vándalos", les llamaban héroes contra la dictadura de Maduro.

No hubo en Venezuela represión como en Colombia y en estos momentos el mundo ve de una manera u otra la angustia del pueblo colombiano y su reacción de protesta a la democracia representativa. Aparece el comodity José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, haciendo alarde de mediador y manifestó que, "al comunicado de Casa de Nariño sobre la llamada Biden-Duque le faltó un detalle, hablar de la designación de Juan Carlos Pinzón sustituto en Washington de Francisco Santos, embajador que apoyó directamente la campaña de Donald Trump. Un desliz calculado de Vivanco cuidando su cargo sobre Derechos Humanos, aparentando enmendarle la plana al gobierno de Colombia. Otro más que aprovecha las flaquezas y el peligroso accionar "demócrata" del bipartidismo colombiano.

El despelote de la diplomacia bogotana en cuanto a la violación de derechos humanos demuestra que, y lo dijo el vivianco "el país es vulnerable a que existan nuevos videos, evidencias o testimonios que dejen a las autoridades colombianas muy mal paradas". Este sureño hala mecate de dictadores, le ruega a Bogotá que "intenten ser muy diplomáticos en sus esfuerzos y forma de dirigirse a los actores internacionales sobre el tema de protestas". Todo demuestra la desilusión por el extinto "grupo de Lima" pacto de gobernantes ansiosos, otro grupúsculo de adulantes quienes en forma similar pitiyanqui darán grima.

 



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Luis Sánchez Ibarra


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