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Para el Duque Porky, o viceversa, reír y gruñir es una misma cosa. Ayer gruñó mucho en Hatogrande, al enterarse que lo van acusar ante la Corte Penal Internacional, ante el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y ante la alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Gruñó y se paseó a todo dar, moviendo su ensortijado rabito por todos los pantanos de los corrales que le han hecho en Hatogrande…, para que se divierta a todo dar, cada vez que llegue de una gira por Washington.
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El Porky Duque, poco a poco va sustituyendo al Viejo Mayor Uribe, el cerdo mejor premiado por el Departamento de Estado, tan redomado como sabio, tan benevolente con sus pares venezolanos tales como Leopoldo López, Julio Borges y Juan Guaidó.
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Cada vez que el Duque Cerdo, o viceversa, llega de alguna gira, lo hace con las pilas recargadas. Ha salido a eso, a recargar sus pilas, a recibir apoyo, a chapotear en el barro como le encanta. Fue al Departamento de Estado y recibió todo el apoyo de míster Antony Blinken. Luego se dirigió a la presidencia de la OEA y se empantanó todo lo que quiso con el don Luis Almagro.
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Con Almagro estuvo totalmente de acuerdo en que hay que eliminar no sólo a los aborígenes sino y sobre todo a cuantos venezolanos lleguen a la Nueva Granada. Cual aquel otro Cerdo Mayor de George Orwell, él se permite decir: "Eliminaré a esos que se llaman hijos de Bolívar, que quieren llegar a mi tierra a robarse el producto de nuestro trabajo (...). Todos los venezolanos por odiar a nuestro Francisco de Paula Santander son nuestros enemigos. Por lo que todos los restantes podencos que gobiernan Chile, Ecuador y Brasil son nuestros más grandes aliados".
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El Duque Cerdo (Cerdo-Duque) ha mantenido el control total de su granja que se le ha rebelado durante 45 semanas, a fuego cerrado, y teniendo él que matar a más de quinientos hombres, sus enemigos naturales. Bajo su férrea dirección, él mantiene trabajando sin descanso a sus paramilitares, a sus narcotraficantes y sicarios, convertidos por acuerdos mutuos en sus: loros, perros, gallinas, ovejas, vacas, patos, caballos, gansos, gatas, zamuros, ratas, conejos, "y hasta un gallo trompetero que más tarde anunciará con sonoros quiquiriquíes la llegada del dictador".
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"Animales que sólo caminan sobre cuatro patas, pues para él todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo, y lo que camina sobre cuatro patas o tenga alas es un amigo".
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El Porky Duque, en su hermoso pantano de Hatogrande, o en el Palacio de Nariño, se ríe del mundo con todo su voraz hocico, con su batiente y peluda panza, con todas sus pezuñas y gruesa papada… no hay quien le gane colgado de su peso-romana…
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Porque además, Porky-Duque sí celebra el Día de la Raza; para él todo es cuestión de razas, de pedigrí, de sangre azul como le enseñaron sus dueños los reyes de España, y como lo hemos visto, matando como lo hizo el propio 12 de octubre, a cuatro aborígenes en la región del Cauca. Así los va civilizando tal cual como lo sostienen Isabel Díaz Ayuso, Toni Cantó y don José María Aznar…
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De modo pues, que el Porky Duque, puede reírse de todo lo que digan de él sus enemigos, "ínfimos en la contextura del poder mundial" porque él está apoyado por Occidente (Estados Unidos y la Unión Europea) quien necesita de su droga. Por eso Porky-Duque piensa pasar de sembrar 245.000 hectáreas tal como las tiene en este momento, a 300.000, el año que viene.
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No es Duque-Porky cualquier CERDO en la gran granja latinoamericana. Llevar sobre sus lomos a cientos de masacres y falsos positivos, asesinatos a granel por parte de sus animales de Norte a Sur y de Este a Oeste, convertido gracias a las siete bases norteamericanas en el mayor productor de droga del mundo; llegando a producir centenares de toneladas de cocaína al año para llevársela, claro, insistimos, a sus queridos jefes de Estados Unidos y la Unión Europea. Por eso a su hocico batiente le sobra plasta para reírse de todas esas amenazas ante la OEA, CPI, ante la ONU, y ante la alta Comisionada para los DD HH…