Alianza internacional contra el progresismo

Si hiciéramos un retrospectiva de la conducta asumida por los Estados Unidos y la Unión Europea, frente al ascenso y llegada al poder de los movimientos progresistas en nuestra región, sería de Perogrullo, la conclusión: se han propuesto, y en la práctica han conformado una Alianza Internacional, para frenar en muchos casos el ascenso y donde no lo han podido evitar, se confabulan con la ultraderecha de nuestros países, para derrocarlos, bien sobre la base de golpes de estados militares, bien mediante componendas parlamentarias que los paralicen, debiliten y al final los sustituyan.

En algunos de mis artículos anteriores he puesto sobre el tapete este tópico a manera de reflexión, porque frente a esa estrategia imperial, el otro polo no plantea alternativas, solo declaraciones tibias de solidaridad, pero no se proponen como debe ser, dirimir las diferencias, a veces, verdaderas bagatelas que tienen, para universo y armar una plataforma continental, en lo civil y militar que impida con mayor fuerza esas pretensiones de la Derecha Internacional, de mantenernos bajo control, sobre la base de gobiernos y liderazgos que obedecen a sus propósitos, a costa de sus propias naciones y para que las fuerzas imperiales les condonen los pecados que por corrupción y otros delitos cometen cuando son gobierno.

Le correspondió ahora al ex presidente de Ecuador Rafael Correa advertir, sobre esta nueva estrategia imperial, en declaraciones reseñadas por la Agencia Prensa Latina.

Correa señaló, que en el marco de esa estrategia, se utiliza la persecución judicial (lawfare en inglés), para impedir a líderes y fuerzas de izquierda llevar adelante sus proyectos políticos. Rompen agregó con órdenes institucionales y desconocen la voluntad de la mayoría.

Para que se vea más claro el panorama, Correa, pone como ejemplo los casos de Fernando Lugo (Paraguay); Dilma Rousseff y Lula Da Silva (Brasil), donde a través de falsas acusaciones, se destituyó a uno de ellos y se impidió al otro, la posibilidad de presentarse a las elecciones donde tenía grande opciones de ganar.

Bien, por estas puntuales observaciones de Correa, pero tendríamos que agregarles, que además de esta judicialización de las actividades políticas contra líderes progresistas y de izquierda, existen otras formas de proceder, de la ultraderecha Internacional, como estrategia para lograr sus fines intervencionistas.

El financiamiento descarado a sus acólitos de la región a través de fachadas de ONGs, partidos que se crean sólo con esos fines de subvertir el orden, la formación de grupos armados para desestabilizar, el financiamiento a medios de comunicación y periodistas para generar matrices de opinión; el envío de armas a estamentos armados para apuntalar la represión contra el pueblo cuando sale a protestar por esas artimañas, el uso de las propias constituciones nacionales y de los grupos parlamentarios de la ultraderecha para impugnar, paralizar y finalmente doblegar gobiernos; el reconocimiento de gobiernos interinos paralelos a los electos por voluntad popular, para desde allí, asumir el control de sus recursos, asaltar sedes diplomáticas, auto condonarse deudas y mantener un liderazgo ficticio a nivel internacional, apoderarse de bienes (dinero depositado en bancos internacionales-Oro), pero efectivos para sus propósitos de acorralar y debilitar a gobiernos constitucionales, que no son serviles a sus intereses.

El caso de Bolivia que estamos viendo en vivo y en directo sería un ejemplo de una de esas estratagemas, utilizaron a la OEA y a la Derecha interna para dar un golpe contra Evo Morales y cuando el pueblo, luego, en libres y democráticos comicios, designa otro presidente progresista, entonces mueven a sus fichas internas (La Ultraderecha de Santa Cruz, encabezada por un golpista redomado), para provocar manifestaciones, desestabilizar el gobierno, incluso amenazan la propia unidad del pueblo Boliviano levantando la bandera del separatismo, de dividir en dos a esa República, para apoderarse ellos, de la zona, donde quizás hay mayores recursos.

En el mismo caso de Bolivia, y eso está documentado, y es un ejemplo de la Alianza Continental contra el Progresismos, el gobierno de Macri, envió armas a las Fuerzas Armadas y Policiales golpistas de esa nación, durante la dictadura de Jeanine Áñez, la cual apoyaron, para que las utilizaran contra el pueblo, produciendo masacres como las de Sacaba y Senkata que hoy están siendo investigadas por las autoridades bolivianas.

El Caso del Perú es Patético, no pudieron por ninguna vía neutralizar el ascenso al Poder, de Pedro Castillo Terrones, para el cual no ahorraron calificativos para estigmatizarlo. Ahora, cuando Pedro Castillo, logra ganar las elecciones y no tiene ni siquiera un año de gobierno, se alían con lo más corrupto del parlamentarismo, peruano, con partidos que se formaron sólo para hacer negocios sucios y sobre la base de una figura constitucional como es la vacancia, que debe ser urgentemente revisado en un Proyecto de Reforma Constitucional, utilizarla contra Castillo Terrones e impedir que continúe gobernando. Así mismo en Perú utilizan otro recurso que allí, es constitucional, para censurar Ministros, obligarlos a renunciar o a que los renuncien, para paralizar el gobierno, impedir que el Presidente pueda desarrollar sus proyectos y luego preparar el caldo de cultivo para el golpe de estado parlamentario.

En el caso de Venezuela, que ahondaré posteriormente en otro artículo por razones de espacio, han agotado prácticamente casi toda su cajita de trucos, desde el interinato, pasado por sanciones inhumanas, intentos de golpes de estado y Magnicidio, sólo neutralizados por la voluntad de un pueblo que ha decidido ser libro de la mano de sus Fuerza Armada.

Mientras todo eso sucede, el progresismo no presenta una estrategia Continental coherente para enfrentar la pensada ofensiva de la Derecha Internacional, continúan enfrentándose individualmente, sólo con declaraciones a esta ofensiva perfectamente organizada, lo que resulta de una gran fragilidad y vemos los resultados, como el Imperialismo, estudia las debilidades de cada uno por separado y cada uno le da su propia medicina, mientras que nosotros permanecemos desunidos, viéndonos las caras por televisión, en eventos internacionales, pero no tomando medidas concretas y efectivas para enfrentar la Estrategia Internacional de la Ultraderecha.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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