En Europa el bote de los derechos humanos hace aguas

  • Mientras se discrimina y estigmatiza a migrantes africanos, asiáticos y latinoamericanos en general, se abren los brazos a los ucranianos que huyen de la guerra, porque son catires y algunos tienen ojos azules. Ni al Papa Francisco se le escapó este detalle y en declaraciones recientes, viendo esta actitud discriminadora, sentenció: "Somos Racistas".

Este conjunto de derechos que ha significado tanto para la humanidad desde la aprobación de la Carta que los contiene en 1948, empieza a tener una gran fragilidad por el ascenso de la ultra Derecha en Europa, y la pasividad de la Social Democracia, que predomina en esa región del mundo.

Ciertamente, el hecho político que los catapulta al mundo, fue la Revolución Francesa y su promulgación de Los Derechos del Hombre y el Ciudadano Francés, pero retrospectivamente sus raíces pueden encontrarse en La Carta Magna de Juan Sin Tierra (1215) La Declaración de Virginia (1776), y mas tardíamente en El Cilindro de Ciro ( 529-459 a. C), entre otros.

Estos Derechos han sido tan universales, como su violación, y hoy en la cuna de donde se proyectaron están a punto de hacerse trizas, frente a una realidad inocultable, la inmigración, de nacionales, de muchos países, que fueron explotados otrora por los mismos que hoy los rechazan.

Si, la inmigración, de los que califican despectivamente como pateros, irregulares, está haciendo tambalear estos derechos, porque, los que antes emigraron, a muchos países del mundo, huyendo de sus propias guerras y dificultades (y mira que Europa las tuvo a granel), se resisten hoy a aceptar a miles de seres humanos, que tratan de buscar la realización de sus vidas en Europa.

Los gobiernos europeos, cautivos cada vez más, por la ultra derecha que asciende en esos países, buscan cualquier forma "legal" o de hecho, para impedir el acceso de esas personas, repatriarlos o utilizarlos en última instancia, cuando les interesan, en los trabajos que ellos menosprecian y no se atreven a realizar. Muy parecido a lo que hicieron en la época colonial en nuestro países, donde los cortesanos venían con guantes de seda a caballo y no trabajaban, porque la aristocracia menospreciaba las labores manuales.

Es así, como entonces, construyen muros para impedir que los migrantes entren a sus países, construyen murallas y alambradas electrificadas, construyen corrales para los niños y separan a las familias que por casualidad logran vencer los obstáculos, y luego preparan su repatriación. Los que logran quedar en alguno de esos países, por presión de los organismos internacionales, entonces tienen que vivir la vía crucis de la xenofobia, el desprecio y la marginalidad.

Pero no solamente son las barreras físicas, también las legales. Por ejemplo, en Malta, 28 países europeos acordaron un conjunto de medidas para impedir migrantes, o como ellos le dicen, irregulares, a esos países. Miles de refugiados Y migrantes son rechazados y colocados a la deriva sin impórtales las calamidades, los sufrimientos físicos y psicológicos que esta situación les produce.

De esta manera Europa, no solo viola los Derechos Humanos, que otras generaciones de su propia región han contribuido a formar y difundir, sino que viola flagrantemente aspectos relacionados con El Derecho internacional, que protege a los refugiados de de guerra, y a los protegidos por el Derecho Humanitario.

No sucedió así cuando lo migrantes de esos países, tuvieron que huir de sus terruños por las guerras, hambruna, falta de trabajo, miseria, azotados por pestes y llegaron a nuestros países. Aquí no hubo cerca que los parara ni leyes que los discriminaran. Los que antes por sus conflictos internos migraron y llegaron a nuestros países y a otros países del mundo, ahora se hacen los locos, se olvidan del pasado, se olvidan que aquí fueron acogidos con el corazón abierto, que formaron familias, muchos incluso hicieron grandes fortunas, sus hijos lograron escalar importantes cargos en la vida privada y pública.

Pero así paga el diablo, dice el refrán, se olvidan del pasado, lo borran de su memoria y nos califican cuando vamos a sus tierras como pateros, extranjeros indeseables y hasta fumigan sus aeropuertos para no contaminarse. Pero no sólo es el rechazo y la descalificación sino, que forman parte activa de las agresiones, bloqueos y sanciones que se impulsan desde el Imperio de los Estados Unidos, para doblegarnos y apoderarse de nuestras riquezas naturales, que otrora, a algunos de ellos, ergo España, le sirvieron para consolidar su desarrollo actual.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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