Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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*/Scholz y sus colegas no están preocupados porque triunfe Putin. Están preocupados por lo impensable, que Putin pierda./*
El problema del papel de Alemania en una Europa militarizada no desaparece. Este continúa asomándose o regresando como una mala plaga asistida por el séquito de comentaristas geopolíticos que pueden ver lo que mucha gente común no puede:
Alemania regresando a su otrora raíz de superpotencia militar.
Semejante idea de una Alemania contando con un poderoso ejército ha sido rechazada durante décadas dado el gigantesco mar de fondo en el país en contra de una repetición de las penurias de la historia que atormentan a las viejas generaciones hasta hoy en día, quienes está atormentados no tanto por los horrores del Tercer Reich sino más bien por las derrotas en el campo de batalla que dejaron cicatrices que hasta hoy siguen siendo visibles y que necesitan curarse una y otra vez.
Olaf Scholz pertenece a ambas generaciones y a una elite política que no puede olvidar la humillante derrota tanto en las afueras de Moscú y posteriormente en Stalingrado. El papel de Alemania en apoyo a Ucrania en la guerra con equipamiento retrae esas derrotas anteriores justo frente al rostro de Scholz como si hubiesen ocurrido ayer.
De tal modo que armar a Ucrania es casi un deber público contra Putin, quien es percibido más bien como un líder soviético vinculado a la historia y no un líder actual construyendo un estado moderno. Pero avanzar más lejos y alcanzar el éxito rearmando a Alemania pareciera más bien un acto suicida gigantesco tanto para él como canciller –y líder de una coalición de gobierno que está perplejo con la política internacional—y también para la generación política que él representa.
Fue la guerra de Ucrania lo que permitió que la habitual resistencia contra la idea del "rearme" fuera puesta en pausa con el propósito de permitir a los perros de la guerra del parlamento para mantener a raya a su líder con su proyecto de cien mil millones de euros para reforzar al ejército. El sector militar alemán no solo está acosado por problemas de corrupción sino también por un extraordinario sobrepeso y un área engorrosa de administrar y pasaría un tiempo antes que este plan pudiera materializarse.
Además, algunos alegarán que cien mil millones de euros no es mucho dinero cuando se trata de modernizar lo que siempre de todos modos fue una parte despilfarrada del gasto público. No es el dinero lo que cuenta sino las ideas que vienen con él.
Muchos creen que Alemania actualmente está utilizando la guerra de Ucrania para hacer lo impensable y adelantar un programa que le dé a la Unión Europea su propio ejército, un ejército que probablemente no se llamaría "Ejército de la Unión Europea" ya que no sería comandado desde Bruselas sino desde Berlín. Con esta nueva movida que representaría un cambio sísmico para el liderazgo alemán, Alemania comenzaría a pensar en extender sus alas y a actuar como una mini superpotencia en relación a los puntos calientes en África y el Medio Oriente. Ya existen otros estados miembros de la Unión Europea que enviarían sus tropas en apoyo a esa nueva iniciativa militar alemana y es por eso que el nombre del ejército de la Unión Europea sería más bien por la práctica y evolucionaría brindándole a la Unión Europea algo con lo cual ha soñado desde que emergió el bloque en los años 60 sino también al mismo tiempo la madre de todas las pesadillas.
En primer lugar una de las razones por las cuales Alemania necesita gastar ese dinero en lo militar es la que sus propias existencias se están reduciendo debido al envío de mucho equipo hacia Ucrania y también las promesas hechas a países vecinos de abastecerlos con nuevos tanques en caso que ellos envíen sus antiguos tanques ruso-soviéticos a Kiev. Y luego están las promesas que ha hecho Alemania de enviar los nuevos tanques Leopardo al régimen de Kiev.
De tal modo que hay muchas promesas en papel que ya están siendo incumplidas.
De acuerdo con algunos informes, las promesas de enviar artillería de largo alcance a Ucrania ya quedaron sin cumplimiento y uno tendría que preguntarse si las promesas de enviar los tanques se podrían tomar en serio. Alemania está confundida respecto de Ucrania y cuáles deberían ser sus objetivos que expliquen el caprichoso carácter de las decisiones de Scholz y sus promesas que a menudo resultan poco ingeniosas.
Pero la decisión real acerca del gasto es la defensa de Alemania.
Scholz y sus colegas están preocupados no acerca de que Putin pueda ganar. Están preocupados acerca de lo impensable. Que Putin pierda. En este caso, los alemanes están próximos a un ataque contra el mismo territorio alemán con solo Polonia separando a Rusia y Alemania.
Muy aparte de plantear el problema obvio de una total falta de confianza en la OTAN para impedir y detener semejante movida de parte de Putin, esto no encajaría bien para Europa o para esos efectos, para el futuro de la OTAN. Si semejante ataque pudiera ocurrir, quizás incluso desde territorio polaco y la OTAN no actuara rápidamente, la credibilidad de esta organización colapsaría en cuestión de minutos y Alemania una vez más estaría luchando contra Rusia con perspectivas que hoy en día no se ven muy bien en base a las lecciones de la historia.
La movida de Alemania de separarse de la OTAN y conformar su propia organización denominada pacifista y que algunos funcionarios de la Unión Europea en Bruselas denominarían ejército de la Unión Europea –o una columna dentro de la OTAN—plantea un cierto número de problemas dentro de la organización dirigida en gran medida por Estados Unidos. Biden bien podría darle la bienvenida a tal iniciativa porque cabría ser considerada con certeza una manera de aliviar los deberes norteamericanos de conflicto en Europa y con certeza en un escenario peor con Rusia, cosa que él ya ha indicado que no va a comprometer tropas norteamericanas por la razón que no quiere provocar a Putin enviando artillería de largo alcance capaz de alcanzar territorio de Rusia. Pero en el largo plazo, un ejército de la Unión Europea dentro o fuera de la estructura de la OTAN puede solamente convertirse en un problema mayor en vez de una solución para un conflicto global en general y ciertamente en Ucrania.
No es una idea nueva lo de tener un contingente "separatista" de países de la OTAN. Irónicamente fue el mismo Estados Unidos quien demostró al mundo que era capaz de hacerlo en Afganistán donde nunca se informó que Estados Unidos tenía su propio e independiente contingente de soldados No-OTAN cosa que yo descubrí cuando trabajé allí durante el año 2008 y que oficiales norteamericanos siempre se avergonzaban cuando lo mencionaban; ellos estaban ahí solo en caso que la operación dirigida por la OTAN –denominada ISIF—no funcionara exactamente como lo quería Washington. Me lo dijeron generales norteamericanos.
De tal modo que difícilmente los norteamericanos podrían señalar a Alemania y acusarla de ser la mosca en la leche si sigue adelante con sus ambiciones militaristas. En todo caso, esto tensará las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea ya que Estados Unidos no sería la fuerza dominante. También, la operación dirigida por Alemania bien podría tener diferentes objetivos para la OTAN en diferentes puntos neurálgicos del mundo, cosa que extremará las relaciones comerciales tanto multilateralmente como unilateralmente con la Unión Europea. Hasta ahora, la Unión Europea en gran medida ha seguido a Washington en todas las iniciativas de alta política de tal modo que este sería un paso en la obscuridad pero que muchos federalistas duros en Bruselas le darán la bienvenida. Para la misma Alemania la movida está llena de obstáculos ya que hay demasiados escenarios más allá del solo mantenimiento de la paz en África donde la sola idea pudiera reventarle en la cara a aquellos que la promueven, incluyendo a los perros de la guerra en Bruselas quienes sentirán que una nueva ola de estados miembros tipo Brexit que han perdido su identidad dentro de la Unión Europea probablemente comenzando por Hungría. "Mientras más grande eres, más duro caes" no es solo un adagio que se aplica a Putin. Este sería más apto para la cruz alemana en los uniformes y sobre todo aquellos que tienen la banda azul de Bruselas.
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