Locuras de la guerra desde la óptica occidental VI

Asimilando las orientaciones bélico-culturales, que ha impuesto los Estados Unidos y su maquinaria bélica la OTAN, Ucrania, al pie de la letra le sigue en su campaña de Rusofobia a la que nos hemos venido refiriendo en artículos anteriores, que van dirigidas contra el deporte, la música, las artes, el turismo, los escritores rusos, y en general contra la cultura.

Sin importarle que más de un cuarto de millón de ucranianos tengan como lenguaje materno el idioma ruso, la Rada Suprema (El parlamento ucraniano), mediante, leyes, como para que no quede dudas, ha prohibido la música y los libros rusos en el territorio que todavía preside Zelesnky.

Es decir que de ahora en adelante, irán a la hoguera, los libros, y cualquier dispositivo que tenga música rusa, episodio que nos recuerda los más oscuros procederes del Nazismo, que cuando allanaba los apartamentos y casas buscando a quien quemar, los primero que tomaban eran los libros y con ellos hacían una pira, alrededor de la cual se colocaban soldados y fanáticos aplaudiendo y atizando el fuego. Debe recordarse por ejemplo que en 1933, estudiantes nacional-socialistas, fanatizados, recorrieron las universidades Alemania quemando cuanto libro encontraban y que según ellos no formaban parte de la cultura alemana, fueron los antecedentes de las posteriores piras humanas y campos de concentración donde envenenaron o pulverizaron a millones de seres humanos.

Las obras de Carlos Marx, eran la leña preferida por estos fanáticos que al son de alaridos y saludos nazis quemaban considerándolos subversivos. Pero para la vergüenza de quienes piensan y pensaron así, el pensamiento de este revolucionario y las tesis plasmadas en sus libros todavía se discuten y son referencia obligatoria de los debates por un mundo mejor, mientras que los que participaban en la mencionadas piras son como escorias que se las llevó el viento y solo se citan como el peor ejemplo que pueda realizarse contra la cultura y la historia.

Pronto veremos en Ucrania revivir esos nefastos momentos que pensamos ya no se repetirían y quedarían el Baúl de los episodios más desagradables y funestos de la historia.

Entre las leyes aprobadas, algunas van dirigidas también a la música, prohibiendo su reproducción, su interpretación por artistas rusos o ucranianos e incluso se proscribe escucharla, por considerar los miembros de la Rada, que podrían incentivar los sentimientos separatistas del pueblo ucraniano. Con este argumento, están reconociendo los parlamentarios que es tan profundo el sentimiento de los ucranianos hacia la Madre Rusia, que incluso escuchando su música pueden estar tentados a acercarse a Rusia.

De acuerdo a lo previsto en la ley comentada, sólo se permitirá a actuación de artistas, que previamente, ante un tribunal, al estilo inquisitorial, digo yo, juren haber condenado lo que ellos califican como invasión rusa. La censura y selección será llevada a cabo por un pelotón de fusilamiento cultural que ellos llaman: Servicio Secreto (SBU), el cual se encargará de hacer los listados DE LOS CENSURADOS, con las excepciones que así consideren. De igual manera todo producto musical o relacionado con distribución de libros será prohibido, no solamente proveniente desde Rusia, sino, que se hará extensivo a Bielorrusia y cualquier otro país, que tenga simpatías en la actualidad por Rusia.

Está claro, que es una Guerra Cultural, contra Rusia, liderizada desde Occidente por los Estados Unidos, la OTAN y la cumbancha que los secunda. Se trata de sacar del escenario mundial a Rusia, pero que no cuenta, incluso, con el apoyo de intelectuales y artistas ucranianos. Recientemente, por ejemplo, fue expulsado de la Academia de Cine, Sergei Loznitza, Director de Cine ucraniano, por pedir prudencia en los ataques y censuras contra los artistas rusos.

Por supuesto la mediática internacional, no difunde estas excepciones de gran valor, que se manifiestan en la Guerra Cultural contra Rusia, pero si colocan en primera plana y comentan en sus campañas de Rusofobia, la postura de los directivos de Eurovisión, del Festival de Cannes y de la Compañía Walt Disney, que se han plegado a la guerra cultura occidental contra Rusia.

Bien ilusos son estos parlamentarios, pensado que con leyes draconianas, pueden borrar los lazos de amistad e históricos que unen al pueblo ruso y al pueblo ucraniano. Las leyes pasan, pierden vigencia, caducan, pero la amistad de los pueblos continúa, como continua también la cultura uniendo los pueblos y los libros y la música siempre serán un Tesoro, irremplazable que la historia guardará frente a toda adversidad e intento de censura. "Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar hombres". Heinrich Heine

 



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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