El triunfo dos goles a uno de Arabia Saudita sobre la siempre todopoderosa selección Argentina varias veces campeona mundial, más la caída ultra sorpresiva de Alemania cuatro veces campeón y este 2022 derrotada por los japoneses, son demostración del poder individual y de grupos cuando el ser humano no se cae a complejos al enfrentarse con sus iguales así sea muy famoso el oponente, en este caso nada más y nada menos que en el mundial deportivo más relevante del globo terráqueo, el futbol.
El mundo aprecia que las celebraciones entre competidores han sido, son y serán preocupantes, pero no por intimidación personal del adversario y sus logros antes de cada enfrentamiento, así este sea muy famoso en la disciplina que los ponga frente a frente. Los saudíes a la fecha siguiente de la victoria ante Argentina decretaron Día De Júbilo libre de trabajo, en Argentina la desilusión fue mayúscula y para la historia queda la cara de desilusión y tristeza del gran Leonel Messi. Igual la suma alegría de los vencedores japoneses triunfantes ante los todopoderosos e intimidantes alemanes. Los árabes de la Monarquía y los nipones de la democracia tutelada por los estadounidenses desde la segunda guerra mundial, están en el derecho a celebrar por todo lo alto.
La noche del 23 de noviembre 2022 inicie la redacción de esta ácida que nos las replican colaboradores en Venezuela y el exterior, acostumbrados a nuestro estilo que intenta ser distinto a la mera información analítica, reiterando la necesidad de observar no solo el ejemplo del pequeño David frente al gigantesco Goliat, sino que la historia moderna nutre nuevos ejemplos de controversia en el enfrentamiento entre adversarios provenientes de la unión natural hombre-mujer, quienes pueden seguir unidos o separarse por disparidad de caracteres correspondientes en normas perfectamente legales, decisión de cada quien.
Ver las tánganas protagonizadas por fanáticos mexicanos y argentinos en estado de ebriedad irrespetando las leyes del Qatar anfitrión, nos retrotraen a las horrorosas historias de los hooligans ingleses adonde acudían escenificando barrabasadas en los mundiales del balompié. Afortunadamente venezolanos no hay en esos escarceos por aquel territorio, acá andamos en la onda de demostraciones de paz, conducta emocional e ideológica equilibrada, respeto a la libertad de cultos y la auténtica democracia revolucionaria de izquierda.
Que el mundo del análisis crítico se entere cada vez más y mejor como manejamos la democracia bolivariana, antimperialista, protagónica y humanista, continúa permitiéndonos el placer de observar los eventos culturales y políticos que tienen como sede Caracas y otras ciudades importantes del país, o menos importantes cuantitativamente en población, pero igual de entusiastas al momento de mostrar por qué el pensamiento bolivariano y el neo anticolonialista de Chávez y quienes somos y seremos sus preciados hijos e hijas, significamos el fantasma siglo XXI que camina libremente mucho más allá de la América Latina.
Estamos una vez más como ha ocurrido desde el 2 de febrero 1999 al arribo al poder del inconmensurable Hugo Rafael Chávez Frías, observados por la humanidad toda que por algo ve como nos sancionan inmisericordemente bajo medidas sin razón, sanciones totalmente írritas que a la hora de las chiquitas se les devuelven a los sancionadores. La excepcionalidad nos enorgullece en el día a día, reflejada en las maromas verbales de opositores acudiendo a espacios de tv, sin abandonar su recurrencia contrarrevolucionaria con la cual adornan gastados argumentos, plenamente vencidos con nuestra hidalguía patria de izquierda.