Marx dijo: "la religión es el opio del pueblo", pero no la enfrentó por pensar que se derrumbaría junto al capitalismo

1. Marx (1818-83) no combatió a ninguna religión; no las tomó mucho en cuenta porque dedicó su vida a estudiar la economía capitalista. No sé si acertada o erróneamente partió de la idea de que "la religión es el opio del pueblo" y que destruido el capitalismo y elevado el nivel de pensamiento y comprensión de la población, al caerle la venda de los ojos, el catolicismo y sus fetiches se vendrían automáticamente abajo.

2. Por ello su trabajo teórico, su pensamiento, lo centró en investigar el nacimiento y el desarrollo del capitalismo y su gran capacidad de dominación en el mundo poco desarrollado y extendido del siglo XIX. Por mi poco entender no comprendí entonces por qué no se combatía abiertamente al clero y toda su enorme alianza con la clase rica, con los más poderosos que controlaban los gobiernos.

3. Cuando me preguntaban por qué siendo nosotros ateos no combatimos a la iglesia que vivía aliada con los ricos, beneficiándose ambos; siempre respondía que no era un peligro porque no explotaban o esquilman al pueblo; decía además que Cristo fue un revolucionario no un ladrón. Siempre resalté la labor de Cristo, por ser revolucionaria, expulsó a los comerciantes de la iglesia.

4. Luego los seguidores de Marx nos dimos cuenta –sobre todo al escuchar a los "Teólogos de la Liberación", que surgieron en los sesenta con los escritos de Juan XXIII- que el Vaticano y su religión era la más rica del mundo por sus negocios sus alianzas, sus ingresos vía fieles, la hicieron poderosísima. Pero también me fui nutriendo del surgimiento de otras religiones, del protestantismo luterano.

5. Ya en el siglo V, al surgir nuevas religiones, el catolicismo comenzó a debilitarse; pero en México no se conoció esa religión sino hasta que los conquistadores españoles 10 siglos después, la introdujeron con "la espada y la cruz". Mediante amenazas de muerte, obligaron a los indígenas de diversas culturas prehispánicas a destruir sus creencias para que les metan a la fuerza la religión y su dominio criminal.

6. A mediados del siglo XIX la iglesia católica poseía más de la mitad de las tierras de México. El gobierno tuvo que expropiar esas tierras, venderlas para darles vida. Sin embargo, la iglesia se unió a los nuevos terratenientes, al mismo gobierno, para aminorar los choques. ¿Y el pueblo? Otra vez, como si no existiera. Incluso, con Juárez, las tierras comunales indígenas fueron expropiadas y sus líderes asesinados.

7. Los marxistas no sólo, hasta entonces, fracasamos en nuestras luchas anticapitalistas, sino ante la religión nunca logramos nada. Nuestra dialéctica de pensamiento, que no es otra cosa que la permanente búsqueda de la verdad mediante el diálogo, la confrontación de opiniones, la investigación, que no acepta verdades establecidas, se fue por el caño de la basura con los enormes dogmas de la iglesia.

8. Los que hemos buscado, con investigaciones históricas, entender para explicar lo que sucede en el mundo, en nuestras pequeñas sociedades, en nuestro alrededor, parece que hacemos el ridículo porque ahora grandes políticos y empresarios –muy bien estructurados con las distintas iglesias- están logrando controlar todo. Espero el nacimiento de una nueva teología que investigue y denuncie públicamente a las iglesias.

9. No olvidar que la iglesia nunca ha estado separada de la política. Dominan a los pueblos mediante oraciones y rezos, evitando con frases las luchas sociales; pero también por otro lado siguen recibiendo muchos millones de pesos de sus ricos aliados. Ahora sólo he hablado del catolicismo que cuida a los ricos de las protestas de los pobres; pero no hay que olvidar su enorme riqueza material.



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Pedro Echeverría


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