La conjura de los necios escrita por John Kennedy Toole (1937-1969), fue publicada póstumamente en 1980. El autor se suicidó, frustrado porque su libro fue rechazado en editoriales.
I
El héroe principal es Ignatius Reilly, un hombre despistado e inadaptado que vive en su burbuja de ideas extemporáneas. Los otros personajes como su madre (la señora Reilly), “su novia” Myrna Minkoff, el patrullero Mancuso, y todos las demás figuras que aparecen en la obra conforman el elenco de esta corte de ingenuos incorregibles , para la cual la “Máquina de cortar tontos” constituye un verdadero peligro. A propósito de ritmos musicales , es bueno acotar que Ignatius es copia, fiel y exacta, del protagonista de “La flor del trabajo”, la canción de Billo's Caracas Boys.
II
Ignatius vive en la Edad Media . Su área de confort es su cuarto lleno de sus diarios , trazados con “teología y geometría”. Sus diarios contienen sus ideas geniales. Ignatius tiene como punto de referencia para todos sus actos “La consolación de la filosofía” del pensador romano Boecio (480-520), en la cual se le asigna a la Fortuna (diosa) un papel preponderante en el destino de los hombres.
III
Mi profesor Nikolai Alexandrovich Agarzanian (1928-1914) solía hablar de la importancia de los procesos de adaptación, a los cuales definió como un problema hamletiano: “Es el ser o no ser de la fisiología”. Esta definición médica la podemos extrapolar al campo de la vida en comunidad: Si no te adaptas a las imposiciones y reglas de la sociedad, serás excluido; y eso es precisamente lo que sucede con Ignatius al considerar al trabajo como algo indigno. Y en ese sentido, para seguir con las comparaciones en pentagrama, se asemeja al Negrito del Batey.
IV
La conjura de los necios es una tragicomedia con muchos diálogos. La sociedad desde el punto de vista de Ignatius es una locura, una trivialidad carnavalesca que hay que enderezar de acuerdo con sus teorías medievales. La visión de Ignatius sobre el mundo que lo rodea proviene de su entorno familiar completamente disfuncional. Estas familias disfuncionales se encuentran también en otros de los personajes que lo acompañan.
V
Walker Percy publicó la novela póstumamente y escribió : “He aquí a Ignatius Reilly, sin progenitor en ninguna literatura que yo conozca (un tipo raro, una especie de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, fundidos en uno), en violenta rebeldía contra toda la edad moderna, tumbado en la cama con su camisón de franela, en el dormitorio de su hogar de la Calle Constantinopla de Nueva Orleans, llenando cuadernos y cuadernos de vituperios entre gigantescos accesos de flato y eructos”.