La conmemoración, de las comunidades cristianas de América por los 43 años del asesinato del obispo mártir de El Salvador Oscar Arnulfo Romero, se realiza en preparación a la Semana Santa, en este tiempo crucial para la vida de la gente y del planeta. "El corazón de El Salvador marcaba 24 de marzo y de agonía", como lo menciona Pedro Casaldáliga, del Obispo Romero. a su acogida como Santo Latinoamericano, una canonización hecha ecuménicamente, por comunidades populares de todo el continente mestizo. El Pueblo te hizo santo y los pobres te enseñaron a leer el evangelio.
La conversión de Romero lo llevó a convertirse en referencia ética para los movimientos populares de su país, oprimido por una oligarquía terrateniente. Oscar Arnulfo Romero fue nombrado arzobispo de El Salvador, con amplio reconocimiento por sectores conservadores de la Iglesia. Sin embargo, la amplitud de espíritu lo llevó a una profunda conversión al ver el sufrimiento de su pueblo y el martirio de sacerdotes de profundo compromiso con los pobres como Rutilio Grande.
La trascendencia frente a la muerte, se la plantea Romero anticipando su propio vía crucis, en su homilía del 2/09/1979 en la catedral, como siempre en su vida, llena de pueblo: "Si morimos con la conciencia tranquila, con el corazón limpio de haber producido sólo obras de bondad, ¿qué me puede hacer la muerte?" y refiriéndose a testimonios de mártires. Yo, cuando celebro la Eucaristía con ustedes los siento a ellos presentes, … Sé que están aquí, dándonos el estímulo de haber sabido morir sin miedo, porque llevaban su conciencia comprometida con esta ley del Señor: la opción preferencial por los pobres".
La trascendencia del Obispo mártir se hace sentir, inspirando a las diversas iglesias cristianas a hacer su aporte para una misión común, en función de una comunidad de comunidades, que constituya la iglesia de la liberación, que opte por el pobre, contra la pobreza y a favor de la vida. La fuerza espiritual de Romero, también está, en los esfuerzos internos de cada movimiento social transformador, en corregir sus propias fallas internas por distorsiones mezquinas y el llamado a superar los fanatismos y sectarismos, que impiden avanzar en el camino liberador.
Hoy muchas comunidades cristianas y de buena voluntad del continente y del mundo proclaman al igual que Casaldaliga lo siguiente: "Estamos otra vez en pie de testimonio, San Romero de América, pastor y mártir nuestro. Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra. Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el Continente. Romero de la Pascua Latinoamericana". La espiritualidad encarnada y liberadora del mártir resulta un faro iluminador para la conformación de la conciencia planetaria, Romero seguirá presente como fortaleza espiritual muy necesaria en estos tiempos difíciles, para superar las amenazas y manipulaciones del sistema opresor imperial y avanzar hacia la Patria Grande con la alegría del Evangelio.