La oligarquía latinoamericana, entrenada cual perros de Pavlov por los gringos, repite paso a paso, de manera idéntica, lo que les hacen a los gobiernos de izquierda cuando llegan al poder. La oligarquía nuestra como la mejicana nunca había salido a protestar a la calle, y ahora cuando lo hacen muestras sus bellas prendas, no sabíamos que eran tan bellos, realmente, de ojitos verdes o azules, tan bien perfumados y acicalados, todos luciendo trajes de marca. Muchos de ellos, o todos mejor dicho ¡todos!, actores de televisión. Pero salieron a la calle, verracos, arrechos, pero lástima, una arrechera tan íntima y personal que no les convence a ni a ellos mismo.

Esos arrebatos también se los hicieron en su tiempo, a Jacobo Árbenz en Guatemala (propulsados por la United Fruit Company) cuando este presidente intentó hacer una reforma agraria; se los aplicaron a Juan Bosch en República Dominicana poco después de la horrenda dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, y así, sucesivamente, la historia es larga y deprimente, como sabemos. Docenas de gobiernos y sus pueblos fueron destruidos por estas arteras acciones de los yanquis, siendo los casos más emblemáticos los de Cuba, Chile (con Allende en el poder), el de Bolivia contra Evo y el de Venezuela con Chávez y Maduro.

Las últimas acciones gringas contra los movimientos populares se han centrado contra Pedro Castillo en Perú y contra Gustavo Petro en Colombia. El de Chile con Boric no cuenta para nada porque su gobierno viene a ser una continuación de los mismos abotargados sirvientes de la Constitución de Pinochet, muy semejantes a los de Bachelet y Piñera.

El caso de AMLO, es más peculiar, vecino de su mayor esquilmador, y dada las elevadas relaciones comerciales de México con los imperialistas de EE UU y Canadá, con los que ha firmado un viejo tratado desde los tiempos del PRI y el PAN. No obstante, AMLO se ha ido moviendo por el filo de la navaja diciendo y actuando con una maestría política audaz y desafiante, que tiene a los gringos bastante incómodos y desesperados. En este sentido, lo más insolente lo profirió el senador republicano, John Kennedy, quien llegó a decir que sin Estados Unidos, los mexicanos estarían "comiendo comida para gatos de una lata". Cuando es todo lo contrario, ¡CARAJO! ¡Hay que ver lo que los gringos le han robado a México, y que en esencia durante décadas los mejicanos ha sido sus esclavos!

Cautos y melosos, los gringos han estado moviendo en México a sus eternos caballos de Troya (en Venezuela ha sido igual), entre ellos a la USAID a los mafiosos medios de comunicación, a la cúpula de la iglesia católica (muy bien conectada con la CIA), al empresariado, a los negociantes gachupines (hijos dilectos del rey de España), a algunos diputados del PRI y el PAN, que entre nosotros vienen a ser AD y COPEI, y sobre todo al Poder Judicial mejicano.

En Méjico se ha dado un fenómeno aparentemente INSÓLITO, y es que los partidos del estatus que aparentemente actuaban ante la sociedad como irreconciliables y opuestos en sus ideologías, el PRI y el PAN, han terminado en sus enfrentamientos contra AMLO, siendo idénticos, y han decidido convertirse en un solo movimiento opositor. Justamente lo que ocurrió aquí con AD y COPEI. Por eso, tanto en México como en Venezuela nunca tuvimos democracia, sino la alternancia en el poder de dos grupos mafiosos, delincuenciales.

Los que detentan los altos cargos del Poder Judicial en México, reciben sueldos superiores al del presidente de la república, son magistrados que están ligados a los narcos y además durante este período de la 4T, se han dedicado a emitir amparos para proteger a corruptos. Un cuadro realmente tétrico y muy peligroso, muy parecido al de las actuaciones de la Alta Corte de Justicia venezolana cuando Chávez nos comenzó a gobernar.

Lo más característico de estas semejanzas de los ataques al gobierno mejicano, como al de Venezuela, en lo sicológico, producto del terrorismo mediático, es venir con el cuento de que tanto allá como aquí, AMLO como Chávez POLARIZARON a la sociedad. Me vienen a la cabeza tantas locuras y tragedias que hemos vivido en las dos últimas décadas, terribles, que le han dado un sacudón tan radical a Venezuela, y que de manera abismal en lo sicológico, insisto, se está pareciendo a lo que actualmente sucede en México con los cambios de la 4T implementados por AMLO.

Una de las cosas que más le echa en cara la oposición a AMLO es que trajo, pues, una maldita POLARIZACIÓN. Es decir, AMLO ha generado una feroz lucha entre dos bandos que "nunca ha debido darse", tal cual como lo que nos trajo Chávez a partir de 1998, cuando llegó a la presidencia. Entre nosotros, la oposición no se sacaba de la boca el asunto de la POLARIZACIÓN, que en realidad se sostiene sobre una supuesta radicalización de la política que llenó de odio nuestras calles, familias que se dividieron en bandos irreconciliables. Una división de la sociedad entera, pues. Luego esta POLARIZACIÓN habría de provocar las guarimbas y un estado permanente de tensión social, que podemos decir, causó destrozos incalculables en el país, que luego en viendo que el gobierno no caía, hubo de desembocar en una guerra de sanciones y bloqueos por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.

Resulta, que la fulana POLARIZACIÓN ya existía, era como el fulano rey desnudo o el cuento del Diente Roto, solapados en la ceguera o cortedad de la propia gente que todo lo acepta sin chistar, sin analizarlo cuidadosamente. Para que la fulana POLARIZACIÓN (en términos de los oligarcas) dejase de existir verdaderamente, debería acabarse la miseria o los poderosos medios de comunicación que son la esencia de los conflictos populares, y que tantos desquiciados genera.

Pues bien, cuando Chávez llega al poder, surge todo un catálogo de expresiones bellas que alucinan, que enternecen, que seducen, que provocan arrobamientos y conmociones, aturdimientos orgásmicos entre muchos ignorantes e imbéciles, que luego saldrán cual perros rabiosos a la calle a buscar matar o a que los maten. Cada mañana los medios estallan con terminologías avasallantes y terroríficas relativas a la purísima "Sociedad Civil", a la sagrada "Meritocracia", al valor intocable de la "Alternabilidad democrática" (sólo entre AD y COPEI), a la respetabilísima "Gente del Petróleo", a los prístinos e incalculables valores de los Derechos Humanos, de la Libertad de Expresión, de la Transparencia Judicial y de los sublimes tratados sobre la Separación de Poderes planteados por el genial Montesquieu, …